Los expertos distinguen entre cuatro estrategias de adaptación: asimilación, separación, integración y marginación
Cuando los inmigrantes llegan a un país de destino pueden desarrollar distintas estrategias de adaptación en función de la retención o rechazo de su cultura nativa y/o de la cultura de acogida. El proceso de recepción de otra cultura y de adaptación a ella, que puede suponer la pérdida de la cultura propia, recibe el nombre de “aculturación”. Repasamos la terminología que se utiliza para referirse a la situación de los migrantes tras su llegada a un nuevo territorio.
¿Cuáles pueden ser las estrategias de adaptación de los inmigrantes en las sociedades de acogida?
Los modelos de aculturación propuestos por los expertos suelen distinguir entre las siguientes estrategias de adaptación: con la asimilación, los inmigrantes aceptan las normas culturales de la cultura de acogida sobre su cultura original; con la separación, los inmigrantes rechazan la cultura de acogida a favor de preservar su cultura de origen; con la integración, los inmigrantes son capaces de adoptar las normas culturales de la cultura de acogida mientras mantienen su cultura de origen; y con la marginación, los inmigrantes rechazan tanto su cultura de origen como la cultura de acogida.
Además, desde el país de destino en el que llevan a cabo su proceso de adaptación, muchos inmigrantes realizan transferencias monetarias de carácter privado a personas de su país de origen con las que mantienen un vínculo, o incluso a parientes que se encuentran en otros países de destino, lo cual recibe el nombre de remesas. Pero los inmigrantes no solo realizan transferencias económicas a sus comunidades de origen, sino también de ideas, comportamientos, identidades y capital social, lo que ha recibido el nombre de remesas sociales.
¿Qué son la deportación y las devoluciones en caliente?
En ocasiones, los Estados no permiten que un inmigrante se quede en su territorio. La deportación (también llamada devolución o expulsión) es este acto por el cual, en virtud de una orden de deportación, devolución o expulsión, un Estado obliga a un extranjero a salir de su territorio y lo devuelve a su país de origen o a un país tercero tras la denegación de entrada o la expiración de su permiso de permanencia en el país, aunque estos inmigrantes hayan llevado a cabo un proceso de adaptación.
Concretamente, las llamadas “devoluciones en caliente” hacen referencia a la expulsión de migrantes o refugiados por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado sin la debida protección ni garantías, es decir, sin darles acceso a los procedimientos debidos -no tienen la oportunidad de explicar sus circunstancias ni de solicitar asilo- y sin que puedan impugnar la expulsión a través de un recurso judicial efectivo.
¿En qué consiste el proceso de naturalización, fundamental para la adaptación de los inmigrantes?
Cualquier forma de adquisición -después del nacimiento- de una nacionalidad que no se poseía antes se denomina naturalización. La nacionalidad da a los inmigrantes igualdad de derechos y deberes, y asegura su reconocimiento como iguales, por eso, supone un paso fundamental para su adaptación al país de destino y, para muchos, es el paso final en su proceso de integración.
Este proceso requiere la presentación de una solicitud por la persona interesada o su representante legal y un acto de concesión de la nacionalidad por parte de una autoridad pública. El acceso a la naturalización no debe tener un carácter discriminatorio y, en virtud de algunos instrumentos internacionales, los Estados tienen la obligación de facilitar este proceso a apátridas y refugiados, en particular acelerando los trámites y reduciendo sus costes.
¿Cuál es la diferencia entre un apátrida y un expatriado? ¿Qué es un refugiado?
A la adaptación de los inmigrantes influye también su situación legal. Un apátrida, por ejemplo, es una persona a la que ningún Estado considera como nacional suyo, conforme a su legislación. Esto quiere decir que una persona apátrida carece de nacionalidad legal, algo que puede ocurrir por vacíos en las leyes de nacionalidad; por discriminación contra determinados grupos étnicos o religiosos, o por motivos de género; o por la aparición de nuevos Estados y las transferencias de territorio entre los Estados existentes. La apatridia suele considerarse a la vez como causa y como consecuencia de la migración, aunque hay apátridas que pueden haber permanecido durante toda su vida en un país, y esta condición puede dificultar el acceso a derechos básicos como la educación, la atención médica, el empleo o la libertad de movimiento. A diferencia de un apátrida, un expatriado es una persona que renuncia de forma voluntaria a su nacionalidad.
Por su parte, un refugiado, es una persona que se encuentra fuera de su país de origen por temor a ser perseguida por motivos de raza, religión, opiniones políticas, nacionalidad o pertenencia a un determinado grupo social y que requiere de protección internacional por no poder o no querer -a causa de dichos temores- acogerse a la protección de su país.
La facilitación del proceso de naturalización tanto a inmigrantes como a refugiados puede, por tanto, facilitar su proceso de adaptación en las comunidades de acogida.
Fuentes
Organización de las Naciones Unidas (ONU)
Organización Internacional para las Migraciones (OIM)
Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR)
Amnistía Internacional
Unión Europea (UE)
Berry, J. (1992). Acculturation and Adaptation in a New Society. International Migration, 30(1), P. 69-85
Pinyol-Jiménez, G. & Sánchez-Montijano, E. (2015). El proceso de naturalización por residencia en España: ¿diferencias que discriminan? Documents CIDOB, 5
Fuente: newtral.es