Milán (AsiaNews) – Durante el año 2022, Turquía expulsó a 68.290 afganos y más de 12.511 pakistaníes, junto con migrantes de otros países cuya presencia en territorio turco se considera ilegal, un total de 120.000 deportados. Así lo indican los datos de la Dirección General de Migración de Turquía para el año pasado, después de que la enésima tragedia en el Mediterráneo (con más de 60 migrantes muertos, entre ellos al menos 12 niños, cuyos cadáveres fueron recuperados cerca de Crotone, en el sur de Italia) haya vuelto a poner la atención en lo que comúnmente se conoce como la ruta oriental. Esta se bifurca desde Turquía en la ruta de los Balcanes (que se recorre a pie a través de Europa del Este) y la ruta del Mediterráneo Oriental, que en cambio se hace por mar.
Después de que una veintena de ciudadanos paquistaníes murieran también en el último naufragio, el gobierno de Islamabad ordenó una investigación contra las redes de traficantes que operan en el país. El ministro para los paquistaníes de ultramar, Sajid Hussain Turi, declaró que “es necesario tomar medidas enérgicas contra las redes criminales de trata de personas en todo el mundo”, después de que “más de 600.000 personas” fueran “enviadas a trabajar al extranjero desde abril de 2022. Se pide a la gente que no caiga víctima de los traficantes”, añadió el ministro.
Turquía acoge a 3,9 millones de refugiados, la cifra más alta del mundo y de los cuales la mayoría (3,7 millones) son sirios que escaparon de la guerra que comenzó en 2011. Otros 322.000 refugiados que registraron las organizaciones internacionales proceden de Afganistán, Irak, Irán y Somalia.
Según un acuerdo de 2016 con algunos líderes europeos, Turquía se comprometió a hacerse cargo de los refugiados en el país con fondos de la UE. Entre 2016 y 2019, la UE le asignó a Ankara, a través de dos mecanismos diferentes, más de 8.000 millones de euros en ayuda humanitaria con el fin de evitar que los refugiados crucen las fronteras hacia Europa. Además, se suman los casi 960 millones de euros depositados entre 2020 y 2023.
Sin embargo, las condiciones de los refugiados en Turquía después de todos estos años siguen siendo dramáticas: a principios de enero, la Dirección General de Migración anunció que deportaría a otros 5.000 migrantes afganos, conforme a las expulsiones realizadas en 2022. Según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, más del 98% de los refugiados en Turquía viven fuera de los campos de refugiados, en circunstancias difíciles y a menudo precarias, y muchas familias han agotado sus recursos económicos. Muchas sienten que no tienen más remedio que recurrir a mecanismos de supervivencia como el trabajo infantil, mendigar en la calle o casar a sus hijas menores de edad. Los afganos también son víctimas de secuestros para pedir rescate y una fuente de AsiaNews informó de que “muchas personas” a lo largo de la frontera entre Afganistán, Irán y Turquía murieron en un “intento desesperado” de comenzar una nueva vida lejos de los talibanes.
Diversas organizaciones humanitarias denunciaron también las condiciones de los refugiados afganos en Turquía: según un informe de Human Rights Watch del año pasado, Ankara expulsa y rechaza sistemáticamente a los refugiados afganos con poca o ninguna consideración hacia sus solicitudes de protección internacional. La situación empeoró desde la reconquista talibana del país en agosto de 2021: como es bien sabido, además de las prohibiciones y restricciones que se imponen a las mujeres, la situación humanitaria es trágica, con más del 90% de la población por debajo del umbral de pobreza. También aumentaron los ataques de la rama local del Estado Islámico (Is-K), las desapariciones forzadas de exfuncionarios del gobierno y los asesinatos por venganza de los talibanes.
En octubre del año pasado, la Presidencia de Gestión de la Migración del Ministerio del Interior turco afirmó haberle impedido la entrada al país a 238.448 “migrantes irregulares” en 2022.
Fuente: .asianews.it
