Las mejores prácticas demuestran que cuando los migrantes participan en el diseño e implementación de las políticas que los afectan directamente, las soluciones son más eficaces y sostenibles
Los flujos migratorios se encuentran en niveles históricos en Latinoamérica y el Caribe. La demografía, las rutas y los países de destino de las personas refugiadas, solicitantes de asilo y migrantes, han cambiado radicalmente en los últimos años. La crisis en Venezuela ha expulsado a casi 7 millones de personas, ubicándola entre las más graves junto a la de Siria y Ucrania, mientras que más de medio millón de haitianos se encuentran dispersos en Suramérica. En 2021, México registró la tercera cifra más alta del mundo en solicitudes de asilo, y los cruces en el Tapón del Darién –una peligrosa ruta que une América del Sur y América Central– han aumentado significativamente. Esto son solo algunos ejemplos.
Si bien coexisten en la región diversos foros, conferencias y mecanismos de integración para atender los desafíos migratorios, la participación significativa e inclusiva de refugiados y migrantes en estos espacios es todavía limitada.
Tanto el Pacto Mundial sobre los Refugiados, el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, la Declaración de Nueva York, y muy recientemente la Declaración de Los Ángeles, reconocen la importancia de la participación de refugiados y migrantes en los procesos de toma de decisiones. Además, las mejores prácticas demuestran que, cuando estos participan en el diseño e implementación de las políticas que los afectan directamente, las soluciones son más eficaces y sostenibles.
Por ello, en primer lugar, es fundamental establecer mecanismos formales y permanentes que habiliten nuestra participación en los foros regionales –tradicionalmente intergubernamentales– y así lograr que más voces sean escuchadas.
Recientemente, la Coalición por Venezuela participó en la VIII reunión plenaria del Proceso de Quito, el foro técnico intergubernamental que coordina la respuesta a la crisis de refugiados y migrantes de Venezuela. En Brasilia destacamos la importancia de trabajar articuladamente para garantizar que la sociedad civil sea incorporada a este foro, concepto que fue plasmado en la declaración conjunta adoptada por los trece países miembros.
Sin dudas, este es un avance muy importante para nuestro objetivo de establecer un Consejo Asesor integrado por refugiados y migrantes de la región. Desde la Coalición por Venezuela, y con el apoyo de la Plataforma R4V, organismos multilaterales y ONGs como Independent Diplomat estamos trabajando en esa dirección. Los refugiados y migrantes deseamos contribuir a los procesos de formulación e implementación de políticas que afectan nuestro acceso a derechos. Nosotros hemos vivido la experiencia del desplazamiento y, por lo tanto, podemos ayudar a los Estados a identificar las mejores prácticas y las lagunas en las respuestas regionales.
En segundo lugar, es necesario aumentar la financiación directa a las organizaciones lideradas por refugiados y migrantes, quienes actualmente representan menos del 1% de los receptores de fondos entre los más de 190 socios que conforman la Plataforma de Coordinación Interagencial para la Respuesta a Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V). Estas organizaciones se encuentran en una posición única para apoyar a las comunidades en el terreno, contribuyendo a su autosuficiencia y promoviendo la agenda local. Por ello, tal como sucedió en los últimos años, es importante que se organice la Conferencia Internacional de Donantes antes de finalizar 2022, y así complementar con apoyo financiero los esfuerzos políticos y técnicos que se han realizado en la región.
El trabajo conjunto entre todos los actores involucrados –gobiernos, organismos internacionales, sector privado y sociedad civil– es la única vía para que la respuesta a la crisis de refugiados y migrantes sea eficaz y se convierta en una oportunidad para las comunidades de acogida.
En un momento en el que el centro de la atención está puesto en la guerra entre Rusia y Ucrania, debemos ser conscientes de que no hay crisis más importantes que otras.
La Asamblea General de Naciones Unidas en septiembre, la Asamblea General de la OEA, la Conferencia Sudamericana de Migraciones y la Asamblea General de la Coalición por Venezuela en octubre, son algunos de los foros regionales previstos que brindarán una nueva oportunidad para movilizar a los Estados a trabajar por la inclusión de más voces en la respuesta regional. Hacerlo será un gran paso en beneficio de todos.
Fuente: Infobae