Una migrante venezolana y sus hijos ingresan ilegalmente a Colombia, en Cúcuta, Colombia, en el 2019.FERNANDO VERGARA (AP)
Las complicadas dinámicas que ha traído la crisis migratoria del país petrolero, como la trata de mujeres y niñas, debería ser un tema crucial en el deshielo entre Bogotá y Caracas
Hace unos días, la organización Mulier presentó su informe Libres y Seguras, en el que hace el monitoreo de la trata de venezolanas, un delito de oportunidad que prospera a medida que se levantan muros a la migración en la región. 415 mujeres, de las cuales 138 son niñas y adolescentes, fueron rescatadas de alguna red de trata de personas durante 2021, reveló la investigación basada en los reportes publicados en medios latinoamericanos.
El número es menor en relación con 2019 (672) y 2020 (517), pero existe la preocupación de que esto sea por una baja efectividad de las autoridades en la lucha contra la trata y no una disminución real de las mujeres secuestradas por estas redes. La explotación sexual es la principal modalidad de trata, pero otras formas de este delito despuntan como la mendicidad ajena, usando bebés, niñas y adolescentes, y la explotación laboral con énfasis en el trabajo doméstico.
“Venezuela era un país de tránsito de mujeres que se llevaban a otros países, también tenía fuertes dinámicas de turismo sexual, pero nunca hubo una presencia tan fuerte de captación en el país y de las venezolanas migrantes que están en una peor condición de vulnerabilidad”, advierte Estefanía Mendoza, abogada y coordinadora de Mulier. Es un asunto, agrega, propio de situaciones de conflicto, de crisis, desastres naturales, de territorios que se convierten en tierra de nadie. También empieza a verse ahora en las fronteras de Ucrania. “Parte de las responsabilidades que necesitamos visibilizar es que haber abandonado las relaciones bilaterales aumentó la exposición de las migrantes”.
El Gobierno de Venezuela ha sido evasivo con el tema y ha asegurado en varias oportunidades que el que los ciudadanos de este país huyan en busca de mejores condiciones de vida, en medio de una emergencia humanitaria, es parte de una conspiración internacional o de una campaña de los medios para afectar su imagen. “Hay que abrir la frontera, pero también hacer el trabajo de gobernar en ese espacio con tanto movimiento y problemática, crear políticas concertadas para la trata y la migración como la protección y el aseguramiento de los medios de vida”.
La coordinación de los esfuerzos es fundamental, pero también atender las causas que han expulsado a más de seis millones de venezolanos en los últimos ocho años. “Hay que cerrar ese flujo de mujeres migrantes desinformadas”, dice Mendoza. En 2021, Mulier y otro grupo de ONG latinoamericanas que defienden los derechos de las mujeres crearon la plataforma La mejor ruta para sensibilizar sobre la necesidad de una movilidad segura e informada como estrategia para minimizar los riesgos que enfrentan mujeres y niñas en sus rutas migratorias. Parte de esta iniciativa es este podcast.
Fuente: elpais