La movilidad migratoria genera impactos significativos en la vida de las mujeres y las niñas. Ellas deben enfrentar situaciones como la xenofobia, el incremento de riesgos a la violencia de género, que incluye entre otros la violencia sexual, la trata y el tráfico de personas. Sin dejar de lado la sobrecarga en las labores domésticas y de cuidado del hogar, la falta de oportunidades para el acceso a rutas de atención, el empleo, la salud, la educación y otros servicios básicos.
No obstante, las mujeres migrantes evidencian una importante capacidad para integrarse y aportar al desarrollo desde su experiencia. De acuerdo con la segunda ronda del Pulso migratorio del Dane, 15% de las mujeres migrantes ocupaban cargos como profesionales, científicas y directoras o gerentas de empresas en su país de origen.
A continuación, ONU Mujeres junto a la Oficina de Población, Refugiados y Migrantes del Departamento de Estado de los Estados Unidos (PRM, por sus siglas en inglés), pone en evidencia las soluciones que se están desarrollando de la mano de las mujeres migrantes y de comunidades de acogida para promover el fortalecimiento de capacidades para la protección contra la violencia de género y la integración socioeconómica de las mujeres venezolanas y colombianas en el contexto migratorio y de COVID-19 en Colombia en Barranquilla, Soledad, Cartagena, Santa Marta, Riohacha, Maicao en la costa caribe; y en Nariño en Pasto e Ipiales.

La iniciativa Más allá de las banderas, somos mujeres de ONU Mujeres junto a la Oficina de Población, Refugiados y Migrantes del Departamento de Estado de los Estados Unidos (PRM, por sus siglas en inglés), ha desarrollado durante los últimos dos años tres estrategias de acción para garantizar la protección: las mujeres venezolanas cuentan con apoyo para acceder al Estatuto de Protección Temporal (ETPV) y a los servicios de protección y justicia en casos de VBG.
Se trata del diseño de una estrategia para regularizar la situación migratoria de las mujeres venezolanas, así como para garantizar rutas de atención frente a la violencia basada en género, logrando que 2.554 mujeres y 988 niños/as accedan al Permiso Protección Temporal (PPT), a servicios de atención psicosocial y prevención de violencia basada en género (VBG) a través de 64 jornadas de pre-registro en donde, se contó con el acompañamiento de lideresas colombianas.
Además, el Diseño e implementación del primer piloto para la inclusión del enfoque de género en la atención a población migrante venezolana, en articulación con la Gerencia de frontera y la Alcaldía del distrito de Barranquilla, llevando posteriormente esta experiencia a otras ciudades.
También la elaboración del índice de precondiciones para el empoderamiento económico de mujeres venezolanas (IPE), creado en alianza con el DANE. Este índice será insumo vital para la política pública y toma de decisiones relacionada con mujeres migrantes venezolanas.
Hay 427 mujeres venezolanas y colombianas en Barranquilla, Santa Marta y Soledad han sido atendidas a través del Chatbot “Somos Mar”, un chat virtual que por WhatsApp responde las consultas que tienen sobre violencia de género, migración, salud sexual y reproductiva, entre otras.
El índice de precondiciones para el empoderamiento de las mujeres migrantes, producido por ONU Mujeres junto al DANE, asegura que el 92,9% de las mujeres migrantes venezolanas no cuentan con condiciones favorables para lograr las condiciones básicas que requiere su empoderamiento como el acceso a servicios públicos, condiciones mínimas de vivienda, acceso a salud y educación, apoyo en acciones de cuidado y vinculación a actividades económicas a través de la empleabilidad o el emprendimiento. Además, el Índice evidencia el bajo nivel en la participación pública (2%), siendo clave alentar a las mujeres a ser parte de organizaciones, asociaciones y espacios esenciales de toma de decisiones, elemento protector y transformador de su realidad.
Yocksy es una mujer migrante proveniente de Maracaibo, Venezuela, luego de recorrer más de 3000 kilómetros llega hasta Perú buscando una nueva oportunidad de vida, sufrió discriminación y xenofobia por lo que decide regresar a la frontera entre Colombia y Ecuador, específicamente al municipio de Ipiales. En este lugar, las puertas se abren para Yocksy y en el marco del proyecto “Más allá de las Banderas somos mujeres”, encontrando una red de apoyo y de aprendizaje gracias a los Diálogos comunitarios, espacios de intercambio de saberes entre mujeres venezolanas y colombianas. El proceso también le ha permitido potenciar su emprendimiento de comidas rápidas utilizando la gastronomía como una herramienta de integración entre Colombia y Venezuela, además de recibir insumos para la sostenibilidad.

Se busca también promover la integración: mujeres venezolanas y colombianas cuentan con capacidades para la incidencia local.
El desarrollo de una estrategia de integración llamada Diálogos comunitarios, que le ha permitido a las mujeres venezolanas y colombianas de las comunidades de acogida encontrarse en sus diferencias y crear estrategias para su integración cultural, social y económica. A partir de esto 1014 mujeres colombianas y venezolanas participan en los Diálogos comunitarios, consolidando redes para la protección frente a las violencias basadas en género, la integración social y la incidencia comunitaria.
Asimismo, más de 2,400 personas han interactuado en las acciones de incidencia en las comunidades creadas por las participantes del proyecto. Algunas de estas fueron: murales artísticos, juegos tradicionales, obras teatrales, entre otras.
De igual manera, se garantiza el fortalecimiento a organizaciones de mujeres colombianas que apoyan a organizaciones de mujeres venezolanas en Barranquilla, Cartagena, Ipiales y La Guajira.
Mariaelena es una mujer profesional que cuenta con licenciatura en informática, se encuentra capacitada para liderar espacios de fortalecimiento con otras mujeres y con la institucionalidad, debido a su compromiso y dedicación ha logrado posicionarse ante el mecanismo de género y la Secretaría de Desarrollo Económico local convirtiéndose en la lideresa que representa a sus compañeras en estos espacios.
Ha logrado posicionarse ante el mecanismo de género local siendo referente de las mujeres migrantes en las actividades que se gestan en el marco del plan de acción de la Secretaría de la Mujer y Equidad de Género, también, se ha fortalecido la visibilidad de su emprendimiento “De lo Integral al Paladar” gracias a procesos de articulación con instituciones locales, quienes han promovido su participación en ferias empresariales y comunitarias en el territorio.
Ana Lucía es comunera del Resguardo Indígena de Ipiales del Pueblo de los Pastos, ubicado en zona fronteriza con el Ecuador, ha liderado procesos juveniles y es Representante legal de la Asociación Guanga dedicada al rescate de los valores ancestrales mediante las artesanías. Como lideresa indígena enfrenta varios retos diariamente en el ejercicio de su labor como defensora de los derechos humanos, sin embargo, a través el tejido y las artesanías ha logrado transferir sus conocimientos a muchas mujeres posicionando sus voces en espacios de toma de decisiones. Gracias al proyecto “Más allá de las banderas somos mujeres” ha podido potenciar su emprendimiento Killari; desde el saber milenario y la cultura indígena confecciona prendas de vestir y accesorios, mientras vincula a mujeres migrantes y fortalece su trabajo comunitario en el territorio indígena de los Pastos.

Otra de las estrategias es fortalecer el empoderamiento: mujeres venezolanas y de las comunidades de acogida han hecho parte de estrategias de empleabilidad y emprendimiento local.
Como parte de una respuesta integral que protege e integra a las mujeres colombianas y venezolanas, se desarrollaron estrategias de empleabilidad y apoyo a emprendimientos, logrando que 5242 mujeres se inscribieran en la Certificatón, una iniciativa conjunta con el SENA, OIT y la Unidad del Servicio Público de Empleo, que promueve el acceso y permanencia en el mercado laboral de las mujeres colombianas y migrantes de Venezuela a través de la formalización de sus habilidades en artesanías, mercadeo, gestión y talento digital, vigilancia, transporte, producción de bebidas, música, entre otras.
También, 955 mujeres han participado en procesos de formación en empleabilidad y emprendimiento en los que se ha fortalecido sus habilidades para conseguir empleo o iniciar sus emprendimientos.
Y 45 emprendimientos apoyados en sectores como textil, artesanía, belleza, procesamiento de alimentos, educación, cría y comercialización de especies menores permitiendo su integración a las dinámicas económicas locales. En Nariño se realizaron ruedas de negocios por cerca de mil millones de pesos.
Saray Castillo estuvo a punto de ser una cifra más de las y los migrantes que cruzan la espesa selva del Darién hacia el Norte. No obstante, gracias al proyecto Más allá de las banderas somos mujeres desistió, ya que logró integrarse socioeconómicamente a través del fortalecimiento de su emprendimiento.
Alicia Mogollón es una médica de 29 años proveniente de Venezuela. Debió abandonar su país en búsqueda de nuevas oportunidades para ella y su familia. Cuando llegó a Colombia, enfrentó varios retos: la discriminación por ser venezolana y la falta de oportunidades laborales, por lo que asumió como reto empezar a integrarse en este contexto. Gracias a los Diálogos comunitarios encontró la manera de generar lazos con mujeres colombianas en la comunidad que la había recibido, Barranquilla. Así mismo, empezó con su emprendimiento “Crunchy fit”, que vende chicharrones veganos y gracias al apoyo del proyecto “Más allá de las banderas somos mujeres” este ha incrementado sus posibilidades de venta y comercialización.

Al comenzar, Malena vivía con su hijo en un cuarto, en donde también tenían su taller de confección y diseño, trabajo que realiza desde que estaba en Venezuela. Tras un proceso de fortalecimiento de su emprendimiento, gracias al proyecto “Más allá de las banderas somos mujeres” Malena cuenta con un pequeño taller con tres puestos de trabajo con sus respectivas máquinas de coser. Malena espera con esto dar empleo a otras mujeres de Riohacha, así como impulsar talleres educativos para que otras mujeres puedan emprender el arte de la confección como una forma de acceder a medios de vida.
Para el desarrollo de este proyecto ha sido fundamental el trabajo articulado con los socios en territorio: ACTED, Fundación Universidad del Norte, Pastoral social de Ipiales y Fenalco Nariño (Federación nacional de comerciantes). Además de la interlocución permanente con cada una de las administraciones locales y construcción de alianzas con empresarios locales.
Hay 7746 mujeres colombianas y venezolanas que han logrado beneficiarse de las iniciativas que ONU Mujeres avanza en clave migratoria con el apoyo de PRM . Sus historias de vida son la prueba de la resilencia y el aporte que las mujeres migrantes al desarrollo socioeconómico de Colombia.
Fuente: vanguardia