Esta semana entra en vigor un cambio que impacta gravemente a las personas latinoamericanas más afectadas por un desplazamiento forzoso internacional: las que salen de Venezuela, ya para 2019, se calculaban en más de cuatro millones.
Como lo ha reconocido ACNUR, la agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, desde 2018, las personas que dejaron de Venezuela en los años recientes por diversas razones necesitan protección internacional. ¿Qué quiere decir esto? Necesitan que no se les devuelva a su país porque corre peligro su vida, su salud o su integridad. Requieren de una estancia regular en el país, del reconocimiento de sus derechos humanos y de una oportunidad para tener una vida digna.
Es reconocida por el Gobierno de México la situación generalizada de violaciones a los derechos humanos que se materializan de distintas maneras en Venezuela, al no poder acceder a un tratamiento médico, por persecuciones gubernamentales desatadas aún sólo por poner tuits, por no poder pagar los impuestos, ni comprar productos básicos. Por ello, en México las personas venezolanas tienen la mayor tasa de reconocimiento como refugiadas que oscila entre el 97 por ciento y 100por ciento.
Si bien no somos vecinos, en México en 2019 fueron siete mil 621 personas venezolanas quienes solicitaron asilo, mientras que en 2020 fueron tres mil 248 y en 2021 la cifra se duplicó a seis mil 223, según la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados.
Con las nuevas medidas adoptadas por México se verán afectados seres humanos como como María Alejandra, que tuvo que tomar a sus hijos y “meter su vida en una maleta” por la imposibilidad de conseguir medicinas para sus hijos, alimentos y sin posibilidades laborales para ella y su esposo; o como Rudy que llegó en 2018 con apenas 18 años y un diagnóstico de osteogenesis imperfecta. Su padre fue apresado por el ser trabajador del estado crítico del Gobierno y su mamá había fallecido años atrás por cáncer. Su hermano fue de los primeros venezolanos en salir del país y él se vió obligado a hacerlo también. Hoy está controlada su enfermedad, tiene un negocio de diseño y venta de playeras y está tramitando su nacionalidad mexicana, porque este país le dio una oportunidad de vida.
Fuente: msn