Según la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP), que recopila todos los arrestos y muertos a manos de la junta, 2.940 personas han muerto a manos de las fuerzas del orden y 13.763 están detenidas por motivos políticos en condiciones que Amnistía Internacional describe como inhumanas.
Entre los arrestados figuran 2.771 mujeres y 377 menores de edad, mientras que el número total de detenidos desde el golpe (algunos fueron liberados después) es de 17.572 y “todos sufrieron torturas físicas y mentales”, según la AAPP.
La AAPP aclara que estas cifras son las que ha podido comprobar, pero es probable que el número real sea mayor.
El año pasado la represión dio un paso más con las primeras cuatro ejecuciones a condenados a muerte que el país vivía en décadas, mientras que al menos 101 personas han sido condenadas a la pena capital dentro del país y otras 42 in absentia.
72 PERIODISTAS EN PRISIÓN
Desde que se produjo el golpe, 130 periodistas y trabajadores de medios de comunicación han sido arrestados, de los cuales 72 siguen en prisión, según un informe de Reporteros sin Fronteras (RSF), que sitúa a Birmania en el puesto 176 sobre 180 en su índice de libertad de prensa.
RSF también indica que cuatro periodistas birmanos han muerto por la represión de la junta desde el golpe, dos de ellos después de ser “violentamente interrogados, golpeados e incluso mutilados” y denuncia que se han registrado “decenas de casos de torturas.
Esta organización sitúa a Birmania como el segundo mayor carcelero de periodistas por detrás de China y el mayor del mundo en relación a su población.
1,5 MILLONES DE DESPLAZADOS INTERNOS
La brutalidad de los militares ha tenido como respuesta la creación de las llamadas Fuerzas de Defensa del Pueblo (PDFs), milicias armadas bajo el paraguas del gobierno de Unidad Nacional (NUG), un gobierno paralelo clandestino que se autodenomina como el Ejecutivo legítimo de Birmania.
Las PDF, formadas en gran parte por miles de jóvenes (el número es incierto) se suman a los miles de rebeldes de distintas minorías étnicas que combaten a la junta para reclamar una mayor autonomía.
Estos conflictos armados han causado que más de 1,5 millones de personas hayan sido desplazadas forzosamente dentro del país, según datos de ACNUR, la oficina de Naciones Unidas para los Refugiados, que estima que más de 1,2 millones de esos desplazamientos se realizaron desde el golpe.
El Instituto para la Estrategia Política de Birmania (ISP) por su parte sostiene que más de un millón de birmanos están en campos de refugiados fronterizos con países vecinos como India, Bangladés y Tailandia.
A ellos se suman los miles que han entrado como inmigrantes ilegales en esos países, sobre todo India (al menos 50.000 según ACNUR) y Tailandia.
Estos desplazamientos son también la principal causa de que 7,8 millones de niños no estén escolarizados, según datos de Amnistía Internacional.
Los enfrentamientos han provocado la destrucción de al menos 34.000 estructuras civiles, según cifras de Naciones Unidas.
CRISIS ECONÓMICA
Otra de las consecuencias de la inestabilidad provocada por el golpe de Estado ha sido una crisis económica que en el primer año fue agravada por la pandemia de covid-19, con 15,2 millones de birmanos que padecen inseguridad alimentaria, según la ONU.
La economía pareció tocar fondo en 2021, cuando se desplomó un 18 por ciento, mientras que el pasado año remontó un poco con el fin de la pandemia y creció un 3 por ciento, según el Banco Mundial, que vaticina el mismo crecimiento para este año.
A pesar del leve repunte, el PIB per cápita birmano continúa alrededor del 13 por ciento por debajo de sus niveles previos a la pandemia de covid-19 y a la asonada, mientras que el empleo también se ha resentido, con 1,1 millones de desempleados más que hace dos años. EFE
Fuente: Swissinfo