Soldados chilenos llegan a custodiar la frontera con Bolivia, 27 de febrero de 2023.
Ministerio de Defensa de Chile
Por Carmen Esquivel Sarriá
Chile decidió militarizar la frontera con Perú y Bolivia para frenar la migración irregular, una polémica medida que, a juicio de expertos, no detendrá el flujo de personas y sus efectos podrían ser contraproducentes.
Cientos de efectivos se apostaron en diferentes puntos de las zonas fronterizas de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta como parte de un operativo que tendrá una vigencia de 90 días prorrogables con la aprobación del Congreso Nacional.
De acuerdo con el decreto supremo adoptado en el marco de la Ley de Infraestructura Crítica, las unidades militares tendrán la facultad de realizar controles de identidad, inspeccionar equipajes y detener a quienes ingresen por puntos no autorizados, y en algunos casos realizar disparos de advertencia.
Para Byron Duhalde, investigador del Centro de Estudios Migratorios de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile, trasladar a las Fuerzas Armadas a la frontera puede tener un efecto disuasorio, pero no es la solución al problema.
“Los militares están para defender el territorio de los conflictos y amenazas externas, pero una familia que cruza el altiplano con niños, muchas veces descalzos, no es una amenaza para la seguridad nacional”, dijo Duhalde en diálogo con Prensa Latina.
RIESGOS FRONTERIZOS
La frontera de Chile con Perú consta de dos tramos, uno por mar y otro por tierra, de 169 kilómetros, mientras que la de Bolivia tiene más de 800.
Para llegar al territorio nacional hay que caminar durante varios días por el altiplano, una extensa meseta ubicada a una altitud promedio de 3.800 metros, con temperaturas extremas: calor intenso durante el día y temperaturas muy bajas por la noche.
Por la norteña comuna de Colchane, uno de los cruces más utilizados, entre 200 y 400 inmigrantes indocumentados de muchos países, como Venezuela, Bolivia, Perú, El Salvador, Colombia y Haití, llegan diariamente a territorio chileno por cruces no autorizados. según el alcalde Javier García.
Históricamente ha habido un alto tránsito de personas y mercancías en esa localidad porque la zona franca de Iquique está en la misma región de Tarapacá y hay un comercio muy importante, entonces es una frontera muy permeable, explicó nuestro entrevistado.
La migración es un proceso imparable, las personas van de un país a otro en busca de mejores condiciones de vida y, si se detiene, seguirán transitando por lugares más difíciles, dijo.
Para la maestría en estudios internacionales hay dos figuras negras muy importantes que, sin embargo, rara vez se mencionan.
—
La primera es que se desconoce el número de personas en situación irregular en el país. Aunque algunos fueron atrapados in fraganti o denunciados a la Policía de Investigaciones, otros no son controlados, y dentro de ese grupo puede haber niños y mujeres víctimas de trata o violencia.
Por otro lado, hay un informe publicado hace un par de meses por Infomigra (sistema gratuito de información para inmigrantes vulnerables) según el cual no hay cifras sobre los fallecidos durante el ingreso por pasos no autorizados.
“En el altiplano hace frío, es desierto y en otros lugares hay ciénagas, entonces hay mucha gente que ha perdido la vida, están ahí y nadie sabe cuántos son”, dijo.
REACCIÓN DE LAS ORGANIZACIONES HUMANITARIAS
El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) expresó su preocupación por el hecho de que los militares asuman tareas de control del orden público que corresponden a la policía.
Constanza Valdés, del INDH, indicó que se envió una carta a los Ministerios del Interior y de la Defensa para conocer los protocolos que utilizan las Fuerzas Armadas en los controles de identidad.
También quieren información sobre las armas específicas que utilizarán las tropas en la zona fronteriza y si recibieron capacitación en derechos humanos, perspectiva de género y pertinencia cultural.
En opinión de la Red Nacional de Organizaciones Migrantes y Promesas, es necesario aplicar políticas que garanticen el respeto a los derechos de los indocumentados y que no los criminalicen.
Para Byron Duhalde, quien se ha dedicado por varios años al estudio de la movilidad humana y es autor de varios libros sobre el tema, la realidad es que las estrategias aplicadas hasta el momento no han logrado detener el flujo de inmigrantes indocumentados.
Este, dijo, “no es un problema que cada país vaya a resolver por sí solo, sino que debe ser enfrentado de manera conjunta y coordinada en la región”.
Fuente: news.eseuro.
