A todos los migrantes muertos en búsqueda de un sueño y de una vida mejor
México es país de origen de migrantes, pero también un país de tránsito.
Las características de los migrantes en tránsito han variado en los últimos años, tanto en composición, como en origen.
Hasta 2021, la mayoría de ellos provenían de Guatemala, Honduras y El Salvador. En 2022 los cubanos, venezolanos y nicaragüenses los rebasaron. En el año fiscal 2022 se detuvieron en EU a más de 570 mil personas de esas nacionalidades. Entre los migrantes se cuentan niños o jóvenes no acompañados, así como familias. Las causas que los llevan a abandonar su país son múltiples: inseguridad, pobreza, represión, falta de empleo y de expectativas.
A partir de 2018, la migración centroamericana se organizó en caravanas que cruzaron el territorio nacional hasta llegar a la frontera norte. No es concebible hacerlo, sin la connivencia de algunas autoridades mexicanas. Sucede algo similar con el creciente número de migrantes venezolanos. La mayoría solicitan asilo en EU apenas cruzan la frontera.
La administración Trump quiso parar la migración. Disminuyó el número anual de asilados aceptados por EU. Instrumentó políticas de disuasión como la cruel separación de familias. Presionó a México a adoptar una política de contención, primero mediante la aceptación de “Quédate en México” negociado por Marcelo Ebrard antes de la toma de posesión del presidente López Obrador y recientemente terminado por el gobierno de EU por inhumano.
Después, con la amenaza trumpiana de imponer aranceles si México no controlaba la migración, se amplió el “Quédate en México” y se desplegaron la Guardia Nacional y al Ejército en ambas fronteras para realizar labores migratorias. La migración disminuyó un poco, pero los migrantes fueron más vulnerables y víctimas de los traficantes de personas. Se enviaron a México más de 70 mil centroamericanos a esperar sus juicios de asilo. Los retornados saturaron las capacidades de las ciudades fronterizas.
Ante un fenómeno político, económico y social, se optó por la “contención” y disuasión de la migración. Se apostó por la exportación de los programas “Sembrando Vida” y “Jóvenes Construyendo el Futuro” a los países centroamericanos.
Los datos de 2022 no alientan el optimismo. De acuerdo con el INM, se “rescataron” (otro eufemismo para los detenidos), cerca de 106 mil centroamericanos en México, entre ellos más de 11 mil niños. EU, a su vez, detuvo a 541,618 centroamericanos.
El número de migrantes centroamericanos transitando por México crece y ahora se suman cubanos, nicaragüenses y venezolanos. Las ciudades fronterizas enfrentan presiones y gastos, sin recursos. México acordó un programa tan o más oneroso para recibir venezolanos expulsados por EU. En tanto, el gobierno apoya a los gobiernos violadores de derechos humanos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, mientras sus ciudadanos huyen. Otro aspecto de la tragedia.
Fuente: heraldodemexico