Las migraciones más recientes fueron de haitianos, colombianos y venezolanos
José León Toro Mejías encabeza la organización de apoyo Arepa Viva. Es oriundo de Venezuela y reside actualmente en Misiones. Habla del panorama migratorio actual
Por Tatiana Tangredi
Toda persona que dejó su tierra natal para habitar en otro, ha vivido en carne propia el hecho de ser diferente. Migrar es un derecho humano que está protegido por la Constitución Nacional y por tratados internacionales. En Argentina, los migrantes tienen derecho a ser tratados con igual consideración y respeto que todas las demás personas nativas.
Los inmigrantes que llegaron tras la ola de colonización oficial argentina debieron enfrentarse a condiciones extremas que les eran ajenas. Polacos, ucranianos, rusos y otros que llegaron a Misiones tuvieron que labrar la tierra, ambientarse al calor de la selva, la falta de agua, de energía y la explotación laboral. Hoy, son reivindicados como fundadores junto a los migrantes de los países más cercanos como Brasil y comunidades guaraníes. Siendo hacedores de una identidad argentina, misionera, con una lucha inmensa y llena de historias detrás.
Ferber y Toro Mejías apuntan a brindar un espacio de encuentro intercultural.
En este sentido, la migración no es una cuestión plenamente histórica que terminó en el siglo XIX, XX o que sólo preocupa a la Europa actual y su cruce con Medio Oriente, sino que de manera cotidiana, los embarcos y desembarcos de personas tocan todas las latitudes y Misiones no es la excepción, donde además se suman nuevas colectividades que llegaron en los últimos años y van arraigando sus raíces.
Vivir la interculturalidad
“Estas 30 colectividades se cristalizan en una puesta en escena gastronómica, cultural y artística de los migrantes que nos acompañan. El proceso en Misiones tiene más de 120 años por lo que estamos hablando de personas que tienen la herencia de migrantes como los japoneses, alemanes, ucranianos, españoles, italianos, portugueses e israelitas que llevan mucho de haber migrado, y los grupos -personas de origen migrante- que quedan buscan preservar la identidad cultural de sus lugares de origen”.
Luego, agregó que se trata de argentinos con rasgos japoneses por ejemplo, que hablan perfectamente la lengua nativa y la lengua del país de sus antecesores. “Salvo las migraciones más recientes que llegan en otros contextos con particularidades diferentes”, acotó.
Mejías detalló que en los últimos 70 años estuvieron los laosianos, en los últimos 25 los colombianos, los últimos 15 años haitianos, y los últimos 10 venezolanos. “En estos casos no se sabe si hay una vocación de radicación o si están de tránsito, como los senegaleses o haitianos, que en su mayoría se fueron”, planteó.
Además, apuntó que no es lo mismo una migración que lleva entre 10 y 15 años que una de hace más de 100, “porque todavía no forjaron sus raíces a comparación de los que están desde hace muchos más tiempo que ya tuvieron hijos, nietos y los que quedan son su descendencia”.
Caída en las migraciones
Al ser consultado por el declinaje que surge del informe del Censo 2022 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), manifestó que Arepa Viva fue parte de este escrito y lo que “menciona el informe desde la pandemia en adelante está relacionado a la descripción de un proceso migratorio más lento en Argentina que tiene que ver con el contexto social y político actual del país y el estado de percepción que está buscando el migrante a la hora de irse a otro país”.
El especialista manifestó que son varios los fenómenos que hacen a la construcción de elegir el país hacia donde migrar: “Uno se plantea qué país es más conveniente. Mayormente se tiene en cuenta a Europa o a Estados Unidos, pero por qué no Brasil que tiene una economía muy fuerte o Chile que se pensaba fuerte, y luego se desinfló. Todo esto hace de un perfil social-económico que genera un requerimiento del migrante de dejarlo o elegir ese lugar”.
La arepa, conocida como reina pepiada, la más popular de Venezuela.Fotos: M. Rodríguez
Sostuvo que Argentina entró desde hace años en un retroceso económico que hace que “sea poco tentador para el migrante que busca rehacer su vida y obtener un estado de bienestar personal y para su familia”.
Relató que los primeros que migran son los sujetos activos de la familia, porque son quienes abren las puertas para los demás. “Eso significa llegar, producir, trabajar, generar ingresos. Se destaca la reunificación familiar para los que ya estamos establecidos como los venezolanos, los colombianos”.
En Argentina, la reunificación familiar se regula en el artículo 23 de la ley N° 25.871 y está reglamentada por el decreto N° 616/2010. Este proceso permite que personas extranjeras que tengan vínculo familiar directo con un migrante que reside temporalmente en el país pueda obtener una residencia temporaria. Los vínculos familiares pueden ser de cónyuges, progenitores o hijos solteros menores de dieciocho años no emancipados o mayores con discapacidad.
Migración venezolana
Según expresó Mejías, la migración venezolana “viene del futuro”. “Esto significa que nosotros transitamos todas las fragilidades que tiene el Estado argentino mientras Venezuela iba en picada. Acá hubo una ruptura y hay esperanzas de que haya una reconstrucción del país que genera una expectativa diferente. En la actualidad, hay personas que están consultando qué es lo necesario para migrar a Argentina”.
Detalló que tras la ruptura de la política tradicional con un nuevo escenario político: “Este panorama transmite una sensación de país nuevo y diferente que en términos económicos podría generar una Nación con más industrias y más oportunidades de crecimiento”.
Seguidamente, aseveró que Argentina, Venezuela y Costa Rica son los países que más migrantes recibieron en proporción a los demás países de América Latina. Y que menos extranjeros han sido expulsados de su lugar.
“Venezuela en el 2000 tuvo un quiebre institucional y un desmoronamiento del estado que implicó la salida de 7,8 millones de personas. Es decir casi 8 millones de personas salieron de Venezuela y son números que no están actualizados porque es una migración en cadena que no se detiene en el fluir. Hay distintos tipos de migrantes: los que salen caminando hacia Argentina o Brasil, los que salen y no encuentran un lugar para quedarse entonces van rotando”.
Por otro lado, Argentina tiene 4,2 millones de extranjeros que llegaron a su territorio y solamente 1,8 millones se fueron según el informe del último censo.
“La Ley de Migraciones de Argentina es referencia a nivel regional en cuanto a derechos humanos y la protección de personas vulnerables en términos migratorios. Es un Estado de derecho, y Argentina es atractiva en cuanto a este tipo de políticas migratorias”, apuntó.
En la misma línea, sostuvo que Argentina no tardará en recuperar su caudal de movilidad humana como lo ha tenido todo este tiempo.
Trámite migratorio
Toro Mejías detalló que Argentina tiene un proceso de radicación para las personas asociadas al Mercosur. “Estamos hablando de Brasil, Paraguay, Chile, Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú y Venezuela, aunque este último no formalizó y quedó por fuera de los países del Mercosur pero Argentina lo asumió como asociado. En este sentido, hay niveles de dificultad en el trámite dependiendo del lugar de donde vengas”. Explicó que si los países del Mercosur ejercen un tipo de “ciudadanía ampliada” con el documento de identidad con el cual se puede pedir la radicación en el país sin pasaporte y con antecedentes penales del país de origen y en Argentina. Manifestó que para los migrantes europeos y de otros continentes la burocracia es más compleja.
Economía
Por otro lado, Toro Mejías hizo hincapié que la llegada de migrantes mejora el producto bruto interno del país con el esfuerzo laboral de los migrantes. “El 80% de la población migrante está en las grandes ciudades porque produce. Los migrantes vienen en busca de trabajos y si no consiguen de la profesión que estudiaron o saben, hacen los que les toque a fin de vivir mejor”.
Luego, agregó que el venezolano ya vivió contextos de crisis muy difíciles y sabe reinventarse y vivirlo con mayor serenidad. “Argentina vive una situación de alerta pero no está ni cerca de la ruptura venezolana. En estos casos, hay que invertir los ahorros en algo que genere más dinero, comprar cosas más baratas y cortar gastos innecesarios”.
Espacios de encuentro
Por otro lado, Toro Mejías es responsable de un reconocido café en Posadas ubicado en Santa Catalina y Centenario. Es un lugar de encuentro donde se ofrece además de café -una infusión muy demandada por los venezolanos- arepas y otras comidas típicas de la cultura venezolana. Este lugar se reinauguró ayer con el fin de seguir posicionándose como un lugar de encuentro intercultural y promete platos más “argentinescos”, así lo anticipó el presidente de Arepa Viva, quién además junto a su nuevo socio Germán Ferber, posadeño que forma parte del equipo de apoyo al migrante trabajarán en el café para combinar la gastronomía y deleitar a los comensales.
Arepa Viva también trabaja en la organización del Festival Intercultural de Migrantes que el año pasado realizó su tercera edición, y este 2024 anticipa otra fiesta con las 30 colectividades a fines de noviembre. “Queremos que la gente se involucre, que pueda participar y disfrutar. Que desde su identidad cultural: gastronómica, artística musical, de la danza, pueda enriquecer aún más a esta provincia”, cerró Toro Mejías.
Fuente: elterritorio.ar