Por José León Toro Mejías
Los refugiados son personas que huyen de la persecución y la violencia en sus países de origen, buscando protección y seguridad en otros lugares. Así lo reconoce la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de la ONU, de la que China es parte desde hace más de cuatro décadas. Sin embargo, cuando se trata de los refugiados norcoreanos, China ignora este compromiso y los trata como migrantes económicos ilegales, devolviéndolos a un destino de horror y sufrimiento.
Los norcoreanos que escapan de su país lo hacen por motivos de raza, religión, nacionalidad, opinión política o pertenencia a un grupo social, tal como lo establece la definición de refugiado. No lo hacen por capricho o por ambición, sino por necesidad y por miedo. Miedo a morir de hambre, a ser discriminados, a ser torturados, a ser ejecutados. Miedo a vivir bajo un régimen totalitario que les niega las libertades más elementales y que los somete a una represión brutal.
Lo que termino de describir, son hechos documentados y denunciados por organizaciones internacionales de derechos humanos, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, que han recopilado numerosos testimonios y evidencias de las atrocidades que se cometen en Corea del Norte. Atrocidades que se agravan cuando los norcoreanos son repatriados a la fuerza por China, violando el principio de no devolución, que prohíbe expulsar o devolver a una persona a un territorio donde su vida o libertad estarían amenazadas.
China es cómplice de las atrocidades que se cometen en Corea del Norte al devolver a los refugiados norcoreanos que huyen de la persecución y la violencia. El tratarlo como delincuentes y devolverlos bajo el pretexto de que solo quieren aprovecharse de su economía es cruel e injusto además de una actitud malévola contra personas que necesitan protección y seguridad.
Negarles el derecho a pedir asilo y a recibir la asistencia de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que está dispuesta a ayudarlos y protegerlos, no es solamente una actitud que raya en lo criminal según algunas organizaciones, China los somete a la tortura y otros malos tratos mientras los detiene, y les niega el acceso a la justicia y a la salud.
China tiene la responsabilidad de cumplir con los tratados internacionales que ha firmado y que le obligan a respetar los derechos de los refugiados norcoreanos. Tiene la responsabilidad de mostrar al mundo que es un país que respeta los derechos humanos y que coopera con la comunidad internacional para promover la paz y la seguridad. Tiene la responsabilidad de evitar más muertes y sufrimientos.
Las organizaciones internacionales y los gobiernos responsables del mundo tienen la responsabilidad de demandarle a China que cumpla con su responsabilidad frente a los derechos humanos de las personas refugiadas que salen de Corea del Norte.