El artículo “Invertir en Solidaridad: Los países anfitriones de refugiados merecen más apoyo” que hace unas semanas publicó la Agencia de Desarrollo de ONU (UNDP) subraya en particular la necesidad urgente de proporcionar un apoyo más firme a los países que acogen a personas refugiadas.
En todo el mundo, numerosas naciones abren sus puertas a aquellas personas que huyen de conflictos, persecuciones y crisis humanitarias. Pero muchos de estos países anfitriones que acogen a las personas refugiadas enfrentan retos significativos en cuanto a garantizar su seguridad y bienestar, en especial de las mujeres y niñas que son una población vulnerable por el elevado riesgo de sufrir violencia de género como abusos y explotación sexual.
Al no tener recursos económicos y sin vivir en sus comunidades originales, las mujeres refugiadas se encuentran viviendo en un entorno desconocido. Como resultado, están más expuestas a situaciones perjudiciales. Para poder proteger a estas mujeres y niñas, es absolutamente necesario darles una atención particular. Todo el mundo reconoce que la violencia de género y la explotación sexual son amenazas omnipresentes.
La falta de acceso a servicios esenciales de salud y apoyo psicosocial es uno de los problemas más difíciles para las mujeres refugiadas. A menudo estas mujeres han sufrido traumas significativos y necesitan cuidados especiales. Los países anfitriones necesitan un respaldo financiero y logístico más fuerte para que los servicios de salud mental y apoyo psicosocial sean accesibles.
Asimismo, UNDP destaca la importancia de poner en práctica programas educativos y de empoderamiento para mujeres y niñas refugiadas. La educación es crucial en la prevención de la violencia de género y la explotación sexual. Asegurarse de que las mujeres y niñas refugiadas tengan acceso a la educación no solo contribuye a su empoderamiento, sino que también reduce su vulnerabilidad.
El artículo también destaca la necesidad de invertir en programas de capacitación y concienciación de la población. Las personas trabajadoras en el ámbito de lo humanitario y el personal local deben recibir la formación adecuada para identificar y abordar los casos de violencia de género y explotación sexual. Además, la sensibilización en la comunidad es necesaria para crear entornos seguros, de protección y ser protagonistas de la transformación de las creencias sociales que puedan estar contribuyendo a reproducir la violencia de género.
Según la Agencia de Desarrollo de ONU, los países donantes y las organizaciones internacionales deben aumentar su apoyo financiero a los países anfitriones de refugiados, reconociendo la carga adicional que enfrentan al garantizar la seguridad y el bienestar de todas las personas refugiadas, también mujeres y niñas. Proteger a las mujeres y niñas refugiadas es fundamental para construir un mundo más justo y seguro para todas las personas.