Agencias de Naciones Unidas han alertado este viernes que durante los últimos tres años se ha registrado un aumento del número de migrantes que intentan completar la travesía a través de África para llegar a las costas del mar Mediterráneo, un recorrido en el que se ven expuestos a “horrores inimaginables” y que ha dejado el doble de muertos en las rutas terrestres que en el mar.
El informe publicado por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Centro para la Migración Mixta (MMC), titulado ‘En este viaje a nadie le importa si vives o mueres’, recoge los peligros a los que se exponen estas personas en rutas terrestres, menos documentados que aquellos en el mar Mediterráneo, y recalca que el aumento de los flujos migratorios incrementa también los riesgos a los que se exponen estas personas. Así, explica que esta situación se debe en parte al deterioro de la situación en algunos países de origen y de acogida, incluido el estallido de nuevos conflictos en Sudán y otros países del Sahel, así como al impacto del cambio climático en situaciones de emergencia nuevas y prolongadas en África oriental y el Cuerno de África y a los incidentes de racismo y xenofobia contra personas refugiadas y migrantes.
En este sentido, destaca que cada vez es más frecuente que estas personas atraviesen zonas en las que operan insurgentes, milicias y bandas criminales, áreas en las que son comunes la trata de personas, los secuestros, los trabajos forzosos y la explotación sexual, mientras que estos grupos han modificado además algunas de sus rutas para el tráfico de personas en un intento de alejarse de zonas de conflicto y controles fronterizos, pasando por zonas de difícil acceso que entrañan más riesgos. Estas tres agencias de la ONU han señalado que entre los abusos que sufren los migrantes y refugiados figuran torturas, violencia física, detenciones arbitrarias, secuestros, explotación y violencia sexual, esclavitud, trata de personas, trabajos forzosos, extracción de órganos para tráfico, robos, expulsiones colectivas y muerte, siendo las bandas criminales y los grupos armados los principales responsables de estos abusos. Sin embargo, también lo son diversos cuerpos de seguridad, el Ejército y los funcionarios de migraciones.
Por ello, el informe subraya que, a pesar de los compromisos asumidos por la comunidad internacional, estas acciones son insuficientes para salvar vidas y ayudar a estas personas a estar menos expuestas en las rutas migratorias, incluidos vacíos en protección y asistencia en la ruta del Mediterráneo central, lo que fuera a refugiados y migrantes a embarcarse en peligrosas travesías. A ello se suma que los supervivientes reciben apoyo específico o acceso a la justicia en limitadas ocasiones, además de que existe una falta de financiación y una restricción al acceso de los trabajadores humanitarios, también a centros clandestinos de detención, que obstaculizan la entrega de apoyo a estas personas.
Debido a esto, estas agencias han pedido respuestas concretas para aumentar la protección a los migrantes y refugiados en estas rutas. Las agencias han reclamado además que se aborden las principales causas del desplazamiento, así como los factores que provocan los movimientos irregulares mediante acciones positivas para consolidar la paz, respetar los Derechos Humanos, impulsar la gobernanza, acabar con las desigualdades, hacer frente al cambio climático y promover la cohesión social y la creación de vías regulares para personas refugiadas y migrantes. “UNA MANCHA EN LA CONCIENCIA COLECTIVA” De esta forma, el enviado especial de ACNUR para la situación en el Mediterráneo central y occidental, Vincent Cochetel; el director de la oficina de la OIM para el Mediterráneo, Laurence Hart; y el director del MM, Bram Frows, han indicado en el informe que el desplazamiento de refugiados y migrantes en África “se reduce a menudo a su aspecto más mediatizado: los peligrosos cruces en el mar Mediterráneo hacia Europa”.
“Si bien algunos de los movimientos tienen sus raíces en el norte de África, muchos incluyen múltiples tramos a través de varios países en un intento para alcanzar seguridad o mejores oportunidades”, han manifestado, antes de lamentar que los riesgos de protección y las “formas extremas de violencia y explotación” a los que se ven expuestas estas personas “están mucho menos documentadas en tierra”. En este sentido, han abundado en que “tal y como sugieren los datos, los riesgos y la lista de horrores inimaginables a los que hace frente la gente en algunos países en la ruta no han desaparecido”. “Al contrario”, han lamentado, antes de recordar que los conflictos en el Sahel han dejado cerca de cinco millones de desplazados. “El deterioro de la situación en muchos países de origen y de acogida está provocando un aumento número de personas que se embarcan en viajes peligrosos hacia las costas meridionales del mar Mediterráneo”, han argumentado, antes de indicar que “muchas de ellas acaban en situaciones de extrema vulnerabilidad”.
“Si bien no hay estadísticas completas sobre las llegadas por tierra en los numerosos países de tránsito y destino inicial, las pruebas apuntan a un mayor número de refugiados y migrantes que desplazan hacia el norte de África”, han señalado, con un aumento de más del 200 por ciento del número de refugiados y solicitantes de asilo en Túnez en 2023 que en 2020, como ejemplo palpable.
En esta línea, han lamentado que “en el periodo posterior a la pandemia de coronavirus, la presencia de refugiados y migrantes en varios países fue instrumentalizada políticamente, lo que llevó a unas expresiones más visibles de racismo, lo que provocó incidentes de protección y miedo entre refugiados y migrantes y, por lo tanto, más movimientos peligrosos hacia adelante, también a través del mar Mediterráneo”.
“El aumento de los riesgos seguirá siendo minimizado por contrabandistas y traficantes y la gente recurrirá a lo que considere que será la estrategia de mitigación de riesgos más efectiva”, han alertado, al tiempo que han señalado que “una peligrosa sensación de resignación ha paralizado la respuesta estatal en estas rutas”. “No deberíamos aceptar ni acostumbrarnos a los horrores que sufren refugiados y migrantes ni dejar sin abordar la importancia de los enormemente negativos indicadores sobre Derechos Humanos que emanan de los países donde tienen lugar las violaciones y los abusos”, han dicho, antes de recalcar que estos hechos “seguirán representando una mancha en la conciencia colectiva que no puede ser ignorada”.
Fuente: Infobae