El país se halla devastado por la oleada de combates y conflictos que se han sucedido desde hace décadas hasta la actualidad.
Desde marzo de 2022, el recrudecimiento de los enfrentamientos armados en la provincia de Kivu del Norte, vinculado al resurgimiento del movimiento M23, obligaron a más de un millón de personas a abandonar sus hogares, provocando un desastre humanitario sin precedentes.
Hoy, la situación continúa igual.
República Democrática del Congo: últimas noticias
A principios de febrero de este año, las estructuras médicas apoyadas por nuestra organización recibieron un gran flujo de pacientes heridos de guerra a causa de las últimas olas de enfrentamientos armados en Kivu del Norte.
En las semanas posteriores al 22 de enero, tras una escalada de los enfrentamientos entre diversos grupos armados en la zona, unas 10.000 personas huyeron de sus hogares en Mweso y sus alrededores, en el territorio de Masisi, y buscaron refugio en el hospital general de Mweso.
En enero, y especialmente en las últimas dos semanas, nuestros equipos, en el hospital gestionado por el Ministerio de Salud, trataron a 67 heridos de guerra, la mayoría por heridas de bala y lesiones causadas por explosiones.
Más de 50 de estos pacientes eran civiles, incluidos 21 niños menores de 15 años y 32 mujeres. Además, estamos proporcionado apoyo psicológico a los desplazados y distribuyendo tiendas, filtros de agua y jabón.
Con la intensificación de los combates en Mweso en los últimos días, el número de personas refugiadas en el hospital se ha reducido y muchas de ellas han huido hacia Kitshanga, Katsiru, Nyanzale Kalembe y Kashuga. Sin embargo, al menos 2.500 personas, incluidos niños cuyos padres han sido asesinados, continúan en el hospital de Mweso.
“La situación es extremadamente preocupante”, afirma nuestro coordinador del proyecto en la región, Çaglar Tahiroglu.
“El hospital está desbordado, con miles de personas hacinadas en su interior, tratando de encontrar cómo protegerse de los combates. Junto al Ministerio de Salud, estamos haciendo todo lo posible para brindar atención, pero no tenemos material suficiente, por ejemplo, nos faltan alimentos”.
¿Cómo atendemos a las personas heridas y desplazadas?
Al otro lado de la frontera, en la provincia de Kivu del Sur, a donde han llegado 155.000 personas desplazadas desde diciembre de 2022, según la ONU, los recientes enfrentamientos han provocado una nueva ola de llegadas, y varios miles de personas, presas del pánico, se han desplazado en los últimos días hacia la localidad fronteriza de Bweremana y desde allí a Minova, más al sur.
En el hospital general de Minova, apoyado por nuestra organización, el personal médico atendió a unas 30 personas heridas entre el 2 y el 6 de febrero, incluidos cuatro niños, 10 mujeres y 12 personas que requerían cirugía.
Dado que la carretera entre Goma, capital de Kivu del Norte, y la población de Shasha, 27 kilómetros al oeste, está actualmente intransitable debido a los combates, muchas personas están siendo derivadas desde los centros de salud de la parte sur de Kivu del Norte al hospital general de Minova y a otras instalaciones sanitarias en Kivu del Sur, sobrecargándolas con pacientes, incluido un número cada vez mayor de sobrevivientes de violencia sexual.
“Hoy en día, las estructuras de salud en Minova están saturadas y sufren una escasez de medicamentos esenciales para tratar enfermedades comunes como la malaria, las enfermedades diarreicas, la desnutrición y las infecciones respiratorias», afirma Rabia Ben Alí, nuestra coordinadora de emergencias en Kivu del Sur.
“Durante las últimas cuatro semanas hemos visto duplicarse el número de casos semanales de violencia sexual que se tratan en el hospital de Minova”.
A medida que los combates se intensifican y se acercan a las ciudades de Mweso y Minova, la seguridad de los civiles, el personal médico y los pacientes corre cada vez más peligro.
En el centro de la ciudad de Mweso, varias casas han sido afectadas por explosivos, matando a civiles. Sólo en la semana del 22 de enero, se estima que 20 civiles murieron, entre ellos un niño, y otros 41 resultaron heridos.
En la última semana de enero, balas de fuego cruzado afectaron nuestra base y el hospital de Mweso, hiriendo a un cuidador, mientras que el 2 de febrero, la zona entre el hospital de Mweso y la base de MSF fue alcanzada por un explosivo.
Preocupados por la seguridad de nuestros equipos, decidimos reubicar temporalmente a parte del personal de Mweso y Minova.
“Seguimos brindando apoyo, principalmente de manera remota, al hospital de Mweso, así como a nueve centros de salud de la zona”, asegura Tahiroglu.
“Nuestro personal regresará tan pronto como la situación de seguridad lo permita. Sin embargo, no podemos brindar atención médica bajo estas condiciones, las instalaciones sanitarias no están protegidas y el personal médico queda atrapado en el fuego cruzado”.
Fuente: msf.org