Entre el 22 y el 28 de mayo, un total de seis embarcaciones precarias partieron desde la capital, Trípoli, y la ciudad de Zawiya (este) en las que al menos cinco personas perdieron la vida y otras tres continúan desaparecidas, según este organismo.
En lo que va de año 7.067 personas -268 de ellos menores- han sido devueltas a Libia, 138 han fallecido y 462 han desaparecido en la ruta migratoria del Mediterráneo Central, una de las más letales del mundo, en embarcaciones precarias fletadas por mafias que se lucran en Túnez y el oeste de Libia.
La encargada de las operaciones de rescate es la Guardia Costera libia, un cuerpo formado y financiado por la Unión Europea (UE) pese a estar bajo sospecha por organizaciones humanitarias internacionales, como Amnistía Internacional (AI), por sus supuestos vínculos con las mafias que se dedican al lucrativo negocio del contrabando por lo que reclaman suspender la cooperación en materia de migración y control de fronteras.
AI denunció las violaciones de derechos humanos cometidas en los llamados “centros de reagrupación y retorno”; escenario de torturas, violencia sexual, trabajos forzados y otras formas de explotación “con total impunidad”.
En la costa oeste, fronteriza con Túnez, actúan decenas de milicias y grupos de traficantes dedicados a todo tipo de contrabando, desde personas a armas, drogas, combustible e incluso alimentos básicos, que tienen estrechos vínculos con organizaciones similares transnacionales. EFE
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Fuente: Swissinfo