Cada año, y como consecuencia de los conflictos políticos y armados o el cambio climático, entre otros motivos, millones de personas se ven obligadas a dejar su país de origen para buscar oportunidades laborales y dar una vida mejor a sus familias. Personas como Jennifer, José David, Mark y Cruz del Carmen que logran salir adelante, a veces reinventándose e iniciando una nueva actividad que, a pesar de su inexperiencia, acaba siendo un éxito.
Todos son emprendedores atendidos por las entidades de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA), presente en países que han registrado un gran aumento de flujos migratorios en los últimos años: Colombia, Perú, Chile, República Dominicana y Panamá.
La mayoría de los migrantes y refugiados se ven en situaciones difíciles y forzados a trabajar en sectores informales. Muchos de ellos ponen en marcha pequeños negocios para salir adelante pero, al igual que los emprendedores atendidos por la Fundación, están excluidos financieramente y no pueden acceder a créditos para hacerlos crecer.
Ante esta situación y comprobando que se enfrentan a obstáculos similares a los de los emprendedores locales, la FMBBVA y sus entidades han apostado por apoyar a este segmento, adaptando sus sistemas, productos y servicios a sus necesidades.
Según la Organización Internacional de Migración (OIM) en el Informe sobre las migraciones en el mundo 2022, el número estimado de migrantes internacionales ha aumentado en las últimas cinco décadas. El 2020, el total de personas que vivían en un país distinto al que les vio nacer era de de 281 millones; más del doble que en 1990 (128 millones) y triplicando con creces la cifra de 1970.
Por eso el Día Internacional del Migrante, que se celebra cada año el 20 de diciembre, resalta el esfuerzo de muchas personas que decidieron dejar atrás su país para empezar a escribir otro capítulo de su vida.
Las historias de Jennifer, José David, Mark y Cruz del Carmen son un ejemplo de cómo se han reinventado muchos de estos migrantes:
Jennifer Acevedo
Jennifer Acevedo llegó a Colombia en 2017, cuando la situación política y económica en Venezuela se complicó.
Tras unos meses en Bogotá, se trasladó a Cali, la capital del Valle del Cauca, y en un par de años, junto a su pareja, puso en marcha su propio negocio en administración de ventas, profesión que le ha ayudado a impulsar su “Salsamentaría querer es poder”, un comercio de venta de embutidos, en la que comercializa productos de Colombia y también de su país de origen.
Esta emprendedora de Bancamía, entidad colombiana de la FMBBVA, forma parte del programa Emprendimientos productivos para la paz – Empropaz, que da capacidades emprendedoras y fortalecimiento empresarial a través de acompañamiento, formación y facilidades para el acceso a productos y servicios financieros.
“Gracias a la formación con Empropaz tuvimos las herramientas para estructurar el negocio. Algo clave para nuestro crecimiento fue aprender sobre todo el manejo de proveedores, tener diferentes alternativas y gestionar la cartera. Porque en el negocio siempre hay que tener productos para no decir a los clientes que no hay; eso genera mala reputación”, asegura Jennifer.
En las zonas donde opera, Empropaz atiende con formación especializada y acceso a productos y servicios financieros a 3.383 migrantes venezolanos.
José David Romero
La entidad peruana de la FMBBVA, Financiera Confianza, tiene un piloto donde se ofrece una oportunidad laboral a personas migrantes como asesores de negocio. José David Romero es uno de ellos. Llegó de Venezuela con su esposa, su hijo y su madre, y con 200 dólares en el bolsillo. Desde su llegada a Lima, en 2019, ha tenido diferentes trabajos, oficios que nunca pensó que iba a tener que realizar. Hasta que se le presentó la oportunidad de entrar en Financiera Confianza.
“Quiero demostrar que yo puedo, quiero que tengan una buena impresión de mí, que estoy aprendiendo de cada uno de ellos. A veces, conversando con los clientes, me preguntan de dónde soy; y cuando les digo que venezolano se quedan sorprendidos. Me he tenido que adaptar”, dice José.
Mark Pierre Markenson
La banca comunal de Fondo Esperanza, entidad chilena de la FMBBVA, abrió las puertas a Mark Pierre Markenson, un haitiano que llegó a Santiago en 2010 y que pudo montar su emprendimiento gracias al apoyo que le brindó la entidad.
“Desde que llegué me han tendido la mano; en un principio quería ser sacerdote, estuve unos días en el seminario pero me di cuenta de que no era lo mío. Al salir entré a trabajar en un local comercial y me dije que eso era lo que quería hacer y así inicié con un local de abarrotes, llamado el Pierre de Fátima”.
Mark ya ha construído su vida en Chile, tiene pareja y muchos sueños por cumplir, entre ellos abrir una sucursal en otra ciudad, tener camiones, una casa en el campo y animales. Dice que en Chile hay oportunidades para quienes se esfuerzan y quieren realmente trabajar.
Cruz del Carmen Rosario,
Cruz del Carmen Rosario, emprendedora de Microserfin, entidad panameña de la FMBBVA
Rosario es educadora, especializada en preescolar, tuvo que salir de su país por la situación económica, pero al no tener regularizada su situación, cuando llegó a Panamá, no pudo optar a un empleo formal. Tuvo que buscar otras opciones y decidió montar en su casa un salón de belleza, oficio que había aprendido en su país de origen, República Dominicana. Tuvo un gran éxito y logró trasladar el negocio a un local, donde dió empleo a 20 personas de su localidad. Con el tiempo ha abierto un segundo salón.
Dice sentirse fenomenal consigo misma: “Con todo esto logré comprar mi vivienda y viajar a hacer todos los seminarios de belleza. Si tenía que ir a Alemania, a París, a Colombia… ¡Lo logré! Me siento realizada porque sobre todo pude educar a mis hijos, a ellos no les faltó de nada.”
Fuente: bbva