Archivo – Una calle en la ciudad sudanesa de Al Fasher durante los combates entre el Ejército de Sudán y las paramilitares Fuerzas de Apoyo. Rápído (RSF) Stringer/Imageslive Vía Zuma Pre/Dpa Archive
La ONG afirma que “cada día llega más gente” huyendo de los combates que estallaron en abril entre el Ejército y las RSF
MADRID, 27 Jul. (EUROPA PRESS)-La organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) han afirmado este jueves que cerca de 390.000 personas se encuentran hacinadas en campamentos de desplazados en el estado de Nilo Blanco, situado en el sur de Sudán, incluidas más de 140.000 que han huido de la capital, Jartum, tras el estallido en abril del conflicto entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).
La ONG ha señalado que estas personas hacen frente a una enorme escasez de alimentos, refugio, atención médica, agua y saneamiento en estos diez campamentos, antes de agregar que sus equipos atienden diariamente nuevos casos sospechosos de sarampión y a niños desnutridos.
“Cada día llega más gente, lo que conlleva una necesidad cada vez mayor de incrementar y mejorar los servicios médicos. También se incrementan las necesidades en cuanto alimentos y refugio”, ha señalado Ali Mohammed Dawoud, responsable de actividades médicas de MSF.
Los equipos de la ONG empezaron en junio a apoyar los trabajos de tres clínicas del Ministerio de Sanidad sudanés para dar atención médica primaria en los campos de refugiados de Um Sangur -destinado a albergar a unas 30.000 personas y que acoge a más de 70.000-y Al Alagaya, así como en Jor Ajwal, que alberga a sudaneses desplazados del estado del Nilo Azul.
Asimismo, MSF ha empezado a dar apoyo al centro de alimentación terapéutica en el hospital del campo de refugiados de Al Kashafa, donde están ingresados unos 50 niños con desnutrición aguda severa, algunos de los cuales han sido derivados de otros campos de refugiados.
Dawoud ha especificado que las enfermedades más comunes que afectan a la comunidad en el campamento de Um Sangur, “especialmente a los niños menores de cinco años”, son el sarampión, la neumonía y la desnutrición..
“El número de muertos ya era alto cuando llegamos. Durante los primeros días, recibíamos un promedio de 15 a 20 casos sospechosos de sarampión por jornada, con seis muertes registradas en la primera semana. Trágicamente, la mayoría de los fallecidos eran niños menores de cinco años”, ha detallado.
En este sentido, ha desvelado que los equipos de MSF “realizan una media de 300 a 350 consultas diarias, incluidos de 30 a 40 casos sospechosos de sarampión”. “Junto al Ministerio de Sanidad, hemos establecido un centro de aislamiento para brindar la atención médica necesaria a estos casos sospechosos”, ha resaltado.
También tenemos una sala de parto para mujeres embarazadas en la que asistimos un promedio de uno o dos partos cada día y hacemos entre 20 y 30 consultas de atención prenatal para mujeres embarazadas. Nuestros servicios de vacunación rutinaria alcanzan a entre 30 y 40 niños por día”, ha detallado.
Ante esta situación, la organización ha reclamado a las autoridades la movilización de las vacunas contra el sarampión disponibles, que ya se encuentran en el país, y poder así llevar a cabo una vacunación masiva de niños en el estado del Nilo Blanco.
MSF ha argumentado que, además, para ampliar las actividades médico-humanitarias, es necesario llevar a cabo un aumento significativo de personal, incluidos más especialistas internacionales, dado que los equipos que trabajan ‘in situ’ están sobrecargados y agotados.
La guerra entre el Ejército y las RSF -ahora declaradas como un grupo rebelde-ha dejado a Sudán sin laboratorios para la identificación de brotes, si bien al otro lado de la frontera con Sudán del Sur, en las localidades de Renk y Malakal, se ha confirmado un brote de sarampión entre las personas que huyeron del conflicto.
Entre los pacientes de sarampión que MSF trata y examina en Malakal, el 90 por ciento no está vacunado, lo que muestra que ha habido una interrupción en los programas de vacunación de rutina en Sudán.
“Mi sobrina tiene fiebre y diarrea, y también vomita”, relata un joven que espera con su hermana y su hija en una de las clínicas del estado del Nilo Blanco. “Aunque le recetaron medicamentos, no pudimos encontrarlos en la farmacia. Desafortunadamente, hay una gran escasez y el sarampión se está cobrando vidas rápidamente. La fiebre está resultando letal.
Si alguien se enferma por la mañana, a menudo no sobrevive hasta la noche, afirma.
La situación podría verse empeorada por el inicio de la estación de lluvias, que podría causar un aumento de las enfermedades como el cólera y la malaria-endémica en la zona-, y por el hacinamiento en estos campamentos, donde la población tiene además pocas opciones para mantenerse a sí mismas o a sus familias y dependen completamente de la ayuda humanitaria.
Por ello, MSF ha hecho hincapié en que es necesario aumentar de forma urgente el volumen de asistencia, incluido el apoyo nutricional y la provisión de refugio, alimentos, agua potable, saneamiento y vacunas contra el sarampión para evitar que se produzca una epidemia.
La guerra ha dejado hasta el momento más de 1.100 muertos, según el Ministerio de Salud sudanés, pero las cifras reales podrían ser mucho más elevadas teniendo en cuenta la violencia intercomunitaria desencadenada en las regiones de Kordofán y Darfur. Además, más de tres millones de personas se han visto desplazadas, incluidas cerca de 800.000 que han huido a países vecinos.
Fuente: notimerica