El subfinaciamiento para paliar la crisis migratoria de los venezolanos es «alarmante». Aumentar la financiación en países receptores de la región ayudaría a evitar, por ejemplo, que el 19% de las niñas y niños migrantes venezolanos no asistan a la escuela, por apoyar a sus familias con trabajos informales y mal pagados para llegar a fin de mes
Foto de portada: Rey R Jauregui.
6 de cada 10 desplazados venezolanos en las Américas están en riesgo de ser víctimas de trata de persona o de ser sometidos a trabajo forzoso, debido a su situación de vulnerabilidad, que los mantiene con dificultades para acceder a medios de vida. Así lo afirmó Eduardo Stein, Representante Especial Conjunto para los refugiados y migrantes venezolanos en Latinoamérica, —nombrado por las Naciones Unidas— durante la presentación del informe «Análisis de Necesidades de Refugiados y Migrantes», realizado por la Plataforma de Coordinación Interagencial para Migrantes Venezolanos (R4V).
En su intervención telemática en el evento, realizado este 12 de septiembre desde la Ciudad de Panamá, señaló que el 50% de este grupo, el cual en la región ya llegó a los 6.5 millones de personas en agosto de este año, no puede permitirse tres comidas al día y se enfrenta a barreras para conseguir empleo formal. Consideró que el aumento vertiginoso del costo de vida, el impacto de la pandemia por coronavirus en la economía latinoamericana, las altas tasas de desempleo y la caída del salario siguen manteniendo en precariedad a los connacionales.
Y sí, los gobiernos receptores han implementado diferentes planes de regularización para que los nacionales puedan tener acceso a los servicios de salud, al sistema de educación y vivienda, pero los esfuerzos, aunque valiosos, son insuficientes ante la magnitud del fenómeno migratorio. Además, el subfinaciamiento para paliar la crisis migratoria de los venezolanos es «alarmante» y podría frenar programas de ayuda para quienes están en tránsito, señaló Stein.
De acuerdo con el R4V, plataforma coliderada por la y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), en nueve meses, apenas se ha recogido el 12% de los 1.72 billones de dólares que deberían recaudarse para cumplir con el Plan Regional de Respuesta para Refugiados y Migrantes 2023 (RMRP por sus siglas en inglés). Eso ha llevado a que las organizaciones civiles que asisten al migrante cesen sus operaciones y empiecen a priorizar zonas de atención para mover sus oficinas o puntos de atención, por la falta de dinero. «No hay fondos para la respuesta, pero siempre hay necesidades».
«A pesar de los distintos esfuerzos, más de un tercio de las personas refugiadas y migrantes venezolanas aún están en situación irregular en toda la región. El acceso al asilo y regularización son una necesidad de protección trasversal para que las personas venezolanas puedan tener una vida digna y un acceso adecuado a los derechos básicos».
Los poblados de acogida están con su capacidad al límite y requieren apoyo sostenido de la comunidad extranjera, incluyendo instituciones financieras internacionales y el sector privado. Por ello, Stein insiste en la urgente necesidad de apoyo internacional, para que tengan oportunidades para ser autosuficientes, integrarse efectivamente en sus comunidades de acogida, y contribuir al desarrollo de las 17 naciones de América Latina y el Caribe que los han recibido.
«Hay que asistir a personas en destino, en tránsito y en situación de movimiento pendular. Pero no solamente a las venezolanas sino también a las comunidades receptoras, adaptando mecanismos de respuestas a contextos tan dinámicos y trabajando para mejorar la vida de millones de personas», dijo el también asesor de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Cifras del R4V demuestran, una vez más, que el financiamiento debe incrementarse. Serviría, por ejemplo, para ayudar a los 8 de cada 10 venezolanos en Perú que están propensos a ser explotados laboralmente o a la mitad de los hogares venezolanos en Brasil en los que sobreviven con un salario mínimo.
También ayudaría a desarrollar programas de asistencia para el 70% de viviendas de connacionales en Colombia que carecen de electricidad o alcantarillado; ayudaría a reducir la cantidad de venezolanos que cruzan la selva del Darién: el 50% de los que han tomado esa ruta este año han declarado ver cadáveres en el camino; y a evitar que el 19% de las niñas y los niños refugiados y migrantes no asistan a la escuela, por apoyar a sus familias con trabajos informales y mal pagados para llegar a fin de mes.
«Los países de la región necesitan urgentemente una mayor financiación. Nuevos aportes pueden salvar vidas y ofrecer oportunidades duraderas de estabilización e integración a millones de personas refugiadas y migrantes, incluidas aquellas personas de otras nacionalidades que se encuentran en tránsito, y evitar así que emprendan viajes peligrosos», refirió también la propia OIM en un boletín publicado en su página web en el marco del lanzamiento del informe sobre necesidades de la migración venezolana.
Fuente: talcualdigital