A finales de 2023 en el mundo había 37,6 millones de refugiados, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y su misión especial en Palestina (UNRWA), un récord histórico que triplica los datos de hace una década. Dos terceras partes provienen de apenas cuatro países: Afganistán, Siria, Palestina y Ucrania. Pero ¿qué hay de sus destinos?
Al contrario de lo que muchas tesis xenófobas sostienen, los refugiados buscan establecerse en países cercanos y con costumbres similares a las suyas. Así, el 69% de las personas que huyen de conflictos y persecuciones son acogidas por las naciones vecinas, por lo que no es de extrañar que los cinco países con más refugiados sean, por orden, Irán, Turquía, Jordania, Alemania y Palestina, según datos de ACNUR y UNRWA.
Entre los quince primeros países receptores de refugiados solo encontramos cuatro europeos: Alemania —que en 2015 abrió sus fronteras a cientos de miles de sirios—, Polonia, Rusia y Francia, entre los que suman 5,45 millones de refugiados acogidos. En comparación, Irán ha recibido por sí sola a 3,76 millones de personas, la mayoría de ellas de origen afgano.
El número de refugiados ha aumentado considerablemente a raíz de la guerra en Ucrania, que en dos años de conflicto ha expulsado a casi seis millones de personas del país. De ellas, 1,2 millones se encuentran en territorio ruso, un millón en Alemania y 955.000 en Polonia.
Turquía es el segundo país del mundo con un mayor número de refugiados acogidos, la mayoría de ellos de origen sirio. Desde el inicio de la guerra civil en 2011, más de tres millones de refugiados de Siria se han instalado en el país vecino. Algo parecido ha ocurrido en Jordania con Palestina: desde la primera guerra árabe-israelí de 2948, el país árabe ha recibido a más de dos millones de refugiados palestinos.
A pesar de que 147 países han firmado la Convención Internacional sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967, la falta de ratificación por parte de algunos de los países que más refugiados acogen, como Líbano, Jordania, Bangladés o Pakistán, crea importantes obstáculos a la hora de garantizar una protección adecuada a las personas que buscan refugio.
Asimismo, Turquía, aunque signataria, solo ofrece asilo a refugiados europeos. Esta cláusula deja desamparados a los millones de sirios residentes en el país, y ha sido fuertemente criticada por la comunidad internacional.
Pese a ello, la Unión Europea suscribió en 2016 un acuerdo migratorio con Turquía a través del cual todas las personas que llegan de forma irregular a las islas del Egeo, incluidos solicitantes de asilo, son devueltas al país de Oriente Próximo a cambio de grandes sumas de dinero.
Fuente: elordenmundial