De acuerdo con datos de la OIT, para el 2020, 169 millones de personas en el mundo eran trabajadoras migrantes internacionales, representando así el 4,9 por ciento de la fuerza de trabajo a nivel mundial. Esto significa un crecimiento del 3% entre el 2017 y el 2020.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) informó este miércoles que 5,9 millones de personas en América Latina y el Caribe son trabajadoras migrantes; es decir, han salido de sus países de origen en búsqueda de oportunidades laborales.
“En Centroamérica y República Dominicana, en la última década el fenómeno migratorio se ha ido expandiendo en volumen, dinamismo y complejidad y esto está estrechamente ligado al mundo del trabajo y la búsqueda de oportunidades laborales en condiciones decentes”, detalló la directora del Departamento de Condiciones de Trabajo e Igualdad de la Sede Central de la OIT, Manuela Tomei, en un conversatorio sobre abordajes de la migración laboral y movilidad el pasado 6 de octubre en el que participaron el Consejo de Ministras y Ministros de Trabajo de Centroamérica y República Dominicana, con apoyo técnico de la OIT.
Tomei agregó que el volumen de migrantes ha crecido gracias a los flujos mixtos, solicitantes de asilo y refugiados por crisis de diversa índole -como la provocada por el COVID-19-y la vulnerabilidad al riesgo de eventos naturales como inundaciones, huracanes o sequías.
De acuerdo con datos de la OIT, para el 2020, 169 millones de personas en el mundo eran trabajadoras migrantes internacionales, representando así el 4,9 por ciento de la fuerza de trabajo a nivel mundial. Esto significa un crecimiento del 3% entre el 2017 y el 2020.
Las tres regiones que albergan la mayor cantidad de migrantes son Europa, los Estados Árabes y América del Norte, este último absorbe un 22,1%.
Matei agregó que en el mundo, los hombres continúan siendo la mayoría de trabajadores migrantes con un 58,5%, frente a un 41,5% en el caso de las mujeres; sin embargo, son estas últimas quienes enfrentan mayores obstáculos, tanto económicos como de otra índole: pueden sufrir discriminación por razones de género, o etnia en el mercado de trabajo, además, carecen de conexiones sociales que les facilite conciliar la vida laboral y familiar en un país extranjero.
Indicó también que la gran mayoría de trabajadores migrantes, un 86,5% está compuesto por personas entre los 25 y 64 años de edad; sin embargo, desde el 2013 se ha presentado un aumento de la población entre los 15 y 24 años debido a las altas tasas de desempleo juvenil.
La mayoría de trabajadores migrantes se desempeñan en sectores considerados como esenciales, tales como la agricultura, industria y servicios, contribuyendo al crecimiento de los países de destino.
“En muchas regiones, las personas trabajadoras migrantes internacionales representan un porcentaje importante de la fuerza de trabajo, y efectúan una contribución crucial a la sociedad y a la economía de los países de destino, pues entre otras actividades realizan un trabajo esencial en sectores cruciales como la atención de la salud, el transporte, los servicios, la agricultura y la elaboración de alimentos; pero es frecuente que ocupen puestos temporales, informales o sin protección social”, añadió Tomei.
En el conversatorio participaron los jerarcas de los ministerios de Trabajo de la región, quienes mostraron el avance que han tenido con una serie de iniciativas dirigidas a atender la migración laboral para lograr que esta sea segura, ordenada y regular.
La viceministra de Trabajo de Costa Rica, Natalia Álvarez, expuso sobre los acuerdos bilaterales entre Costa Rica y Panamá y entre Costa Rica y Nicaragua, en el establecimiento de un protocolo de intervención intrainstitucional de atención del ingreso de personas trabajadoras migrantes en las cosechas agrícolas.
En el caso de las cosechas agrícolas, un alto porcentaje de los trabajadores son personas migrantes, sobre todo provenientes de la comarca indígena Ngäbe-Buglé. Es por esto que ante la situación sanitaria generada por el COVID-19 se establecieron medidas coordinadas para su ingreso, permanencia y retorno; que, con el establecimiento de una plataforma digital, permite documentar a quienes ingresan y hacer un monitoreo de su estado de salud.
Los otros jerarcas expusieron también algunas acciones que se han desarrollado en sus naciones con el objetivo de reducir la migración irregular y crear condiciones propicias para que sus habitantes puedan quedarse en su territorio, de tal forma que migrar no sea una obligación, sino una opción.
Fuente: semanariouniversidad