Azad Majumder
Con unos 35.000 nacimientos al año, según afirmó a principios de mes el ministro del Interior de Bangladesh, Asaduzzaman Khan Kamal, la tasa bruta de natalidad de la perseguida minoría prácticamente duplica la de la población bangladesí.
CAMPAÑA DE PLANIFICACIÓN FAMILIAR
A la vista de la elevada tasa de natalidad, las autoridades bangladesíes han comenzado a involucrar a líderes de la comunidad rohinyá para difundir los métodos anticonceptivos y de planificación familiar.
“Estamos hablando de esto a la comunidad, se están dando cuenta poco a poco de la necesidad de controlar los nacimientos”, dijo a Efe Mohammad Hasim, un líder rohinyá residente en uno de los campamentos de Ukhiya, en el distrito suroriental de Cox’s Bazar.
En muchos casos, el desconocimiento sobre anticonceptivos entre esta población mayoritariamente musulmana es prácticamente total.
“A veces vienen trabajadores sanitarios a nuestro campamento, pero nadie me había hablado de planificación familiar. No tenía ni idea”, dijo a Efe Amir Ahmed.
Padre de cinco hijos a sus 29 años, Ahmed explicó que no utilizan anticonceptivos aunque colaborará con la campaña de planificación familiar, de la que fue informado recientemente.
“No planeamos tener más hijos, ya tenemos bastantes”, dijo este líder comunitario.
Las autoridades han intentado además involucrar a religiosos en los programas de planificación familiar, formándoles a través de la gubernamental Fundación Islámica, dijo recientemente durante una reunión el comisionado de Ayuda y Repatriación de Refugiados de Bangladesh, Shah Rezwan Hayat.
Los esfuerzos de Bangladesh por reducir la tasa de natalidad de los rohinyás se basan en el trabajo de varios equipos sobre el terreno y en su colaboración con organizaciones no gubernamentales.
“Inicialmente, no estaban al corriente de nada sobre la planificación familiar. Ahora les estamos motivando aconsejándoles, tenemos seis equipos en funcionamiento”, dijo a Efe el subdirector del Departamento de Planificación Familiar de Cox’s Bazar, Pintu Bhattacharya.
Aunque el funcionario explicó que todavía queda mucho trabajo que hacer, los cientos de miles de refugiados rohinyás se muestran receptivos.
“Trabajamos con la comunidad bangladesí desde hace muchos años, y solo el 80,69 % de las familias elegibles utilizan la planificación. Por otra parte, empezando desde cero hace cuatro años, hemos convencido al 60 % de los rohinyás”, dijo.
Miles de preservativos y anticonceptivos orales han sido distribuidos en los campamentos desde que comenzaron los programas de planificación, meses después de que comenzase el éxodo rohinyá en agosto de 2017.
En su afán por reducir el número de nacimientos en los campos, el Ministerio del Interior bangladesí indicó a los medios el pasado 10 de abril que pedirá a Naciones Unidas que distribuya raciones alimenticias en base a la edad.
Según Bhattacharya, todos los rohinyás reciben la misma cantidad de alimentos, lo que en su opinión puede alentar a los refugiados a tener más hijos.
Según datos de Unicef, unos 150.000 niños menores de cinco años viven en los campamentos de refugiados rohinyás del sur del país, cerca del 16,5 % de la población total.
Unos 738.000 rohinyás llegaron a los campamentos del sureste de Bangladesh tras el estallido en agosto de 2017 de una campaña de persecución y violencia por parte del ejército de la vecina Birmania, que la ONU calificó de ejemplo de limpieza étnica y un posible genocidio, algo que investigan las cortes internacionales.
No obstante, Bangladesh alberga a casi un millón de refugiados de esta minoría musulmana.
Ambos estados han intentado hasta en dos ocasiones comenzar la repatriación de los miembros de esta minoría principalmente musulmana, pero los intentos fracasaron ya que los refugiados se han negado a regresar hasta que las autoridades birmanas garanticen la ciudadanía y la seguridad en su tierra natal. EFE
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Fuente: Swissinfo