Tras entrevistar a noventa y cuatro periodistas especializados en temas de migración en España, Italia y Grecia, el trabajo publicado recientemente en la prestigiosa revista Journalism Practice llega a la conclusión de que los profesionales de la información están de acuerdo en que existen tres grandes problemas sobre la cobertura informativa de este complejo fenómeno.
El primero de ellos radica en la vinculación de la migración con temas negativos como la violencia, la marginación, la inseguridad o la pérdida de identidad; el segundo aduce al enfoque mediático puesto en los procesos de llegada de personas con mayor nivel de vulnerabilidad, como los naufragios, los conflictos en el cruce de fronteras, el cierre de puertos, las vallas o los barcos cargados de gente; y, el tercero, apunta a la generación de un marco informativo simplista y limitado, encuadrado en determinadas partes de la información, como lo son el origen, el trabajo, las fugas o la identidad étnica. Todos estos puntos tienen en común un “encuadre negativo de la inmigración”.
Además, el trabajo señala que el incremento de la precariedad hasta puntos desmedidos en el periodo de crisis sanitaria provocada por la Covid-19 ha limitado también en gran medida el rango de acción de los periodistas. Los factores vinculados a las instituciones públicas y las consideraciones sociales, culturales, ideológicas e históricas han terminado de conformar el caldo de cultivo ideal para que, en un ambiente definido por el incremento de la polarización política, de fenómenos de desinformación, fake news y movimientos de odio -discursos y crímenes-, se genere un falso sentimiento de “pertenencia nacionalista”, indican.
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