Tienen visado humanitario, pero no un lugar donde vivir
Decenas de afganos siguen llegando diariamente al Aeropuerto Internacional de Guarulhos, en la región metropolitana de São Paulo. Aunque portando sus visados humanitarios, muchos entran en Brasil sin ayuda para el alojamiento o el trabajo, por lo que acaban acampando en el aeropuerto.
Esta semana, un centenar de ellos seguían viviendo en la Terminal 2. De acuerdo con el ayuntamiento de Guarulhos, 116 afganos se encontraban en el aeropuerto el martes (25) a la espera de acogida.
Algunos llevan casi 20 días en el salón, y el movimiento allí es siempre constante. Unos se quedan durante semanas, otros acaban de llegar hace unos días. Este es el caso de una mujer afgana* de 27 años que trabajaba en un organismo público y vino con su marido a Brasil. Dice que salió del país porque, desde que los talibanes tomaron el poder en Afganistán, ya no puede ejercer una profesión. Por ser mujer, tampoco se le permite estudiar. “Espero encontrar un buen lugar para vivir en Brasil. Este aeropuerto no es un hogar, no hay camas, es problemático estar aquí”, dijo.
También hay quienes logran encontrar un lugar para vivir. Tal es el caso de una mujer afgana* de 26 años que llegó al país con sus dos hermanas. Estuvieron viviendo en el aeropuerto durante 14 días hasta que, con la ayuda de los voluntarios que actúan allá desde agosto, consiguió una casa en la que alojarse. “Estoy en una casa y feliz”, dijo. Ahora, espera que el país pueda abrirle otras oportunidades. “Espero que Brasil me ofrezca oportunidades para intentar realizar mis sueños: hacer un máster y conseguir un puesto de trabajo”, dijo.
Razones humanitarias
La emisión de visados para ciudadanos afganos comenzó en septiembre de 2021, a través de una Ordenanza Interministerial que autorizó visados temporales y permisos de residencia por razones humanitarias para nacionales afganos, apátridas y personas afectadas por la situación de violencia en Afganistán, explicó el defensor público federal Guillermo Rojas de Cerqueira César.
“Según los datos del ACNUR [Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados], entre principios de septiembre del año pasado y principios del mismo mes de este año, se autorizaron 5.846 visados humanitarios mediante esta ordenanza. Según la Policía Federal, se permitieron 2.240 entradas de afganos en Brasil”, añadió el defensor.
Al llegar a Brasil, los afganos reciben alimentos, agua, ropa y vacunas que son distribuidos por el ayuntamiento de Guarulhos o por voluntarios. Sin embargo, la ley brasileña de migración también garantiza a estos afganos el derecho a la vivienda, al trabajo, a la asistencia jurídica, a la educación y al acceso a programas y beneficios sociales.
“Este es el gran cuello de botella. Parece que el gobierno ha subestimado la llegada de estos inmigrantes y no ha ofrecido un plan de internalización adecuado, dejando a estos ciudadanos sin ningún apoyo asistencial. En la actualidad, hay una acogida de emergencia, pero sin una política pública adecuada para recibir a estas personas”, explicó el defensor.
Voluntarios
“Sabemos de personas que tienen formación en varios cursos y niveles superiores. Quieren trabajar, pero no encuentran aquí esa oportunidad que se dijo que se les daría al llegar a Brasil. Viven refugiados en el aeropuerto, un lugar de paso y no de acogida. Esto es muy inhumano”, dijo Otília Christiane Silva Afonso, del Colectivo Frente Afgano.
La investigadora y socióloga Mariana Gerbassi, de 25 años, también forma parte del colectivo y ha estado trabajando voluntariamente para acoger a los afganos. “Necesitan un trabajo para poder mantenerse. Pero sin vivienda, no pueden conseguir un trabajo. Sin trabajo, dependen de las viviendas públicas. Y las viviendas públicas tienen el problema de no corresponder a la realidad de las familias afganas”, dijo.
Desde agosto, los voluntarios van al aeropuerto todos los días. Son ellos los que han estado presionando a las autoridades, recogiendo donaciones y ofreciendo comida, ropa, baños, refugio e incluso atención médica, psicólogos y clases de portugués para los afganos que llegan al país.
“El ayuntamiento de Guarulhos viene ayudando con el almuerzo, pero el desayuno y las frutas solo los tienen gracias a la sociedad civil”, añadió Mariana.
Una creciente demanda
Desde enero, el Puesto Avanzado de Asistencia Humanizada a Migrantes, instalado en el aeropuerto, ya había atendido a 1.138 afganos, una media de 126 al mes. Solo en octubre, 237 han pasado por el puesto en busca de ayuda.
Debido a este aumento de la demanda, el ayuntamiento de Guarulhos abrió una residencia de transición para inmigrantes y refugiados, con capacidad para albergar a 27 personas. Sin embargo, el lugar está lleno. El 7 de octubre se abrieron 20 nuevas plazas para proporcionar alojamiento de emergencia a familias afganas con ancianos, discapacitados y mujeres embarazadas, pero esto sigue siendo insuficiente para satisfacer la demanda que crece cada día.
Consultada, la Secretaría de Estado de Desarrollo Social dijo que está invirtiendo R$ 2,8 millones en 100 vacantes para acogida y que la mitad de esta cifra se está utilizando para abrir 50 vacantes hasta diciembre en una casa en Guarulhos. El resto financia a los 50 afganos que viven actualmente en la Casa de Passagem Terra Nova, en la ciudad de São Paulo.
La Secretaría de Estado de Justicia y Ciudadanía también informa que asistió a unos 70 afganos con la emisión de documentos, regularizaciones, solicitudes de vacunas y distribución de ropa. Para estos servicios se realizaron dos campañas: una en septiembre y otra en octubre.
En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE) dijo que ha estado coordinando con las agencias especializadas de las Naciones Unidas “con miras a buscar soluciones a los casos de mayor vulnerabilidad”.
“En la mayoría de los casos, la llegada de afganos a Brasil fue mediada por organizaciones de la sociedad civil, que los reciben y promueven su integración local. Una minoría de afganos no cuenta con este apoyo previo de la sociedad civil organizada y llega al país en situación de vulnerabilidad. La asistencia social a esta población debe ser prestada por entidades públicas con competencia legal para ello. El Ministerio de Relaciones Exteriores, aunque no tenga esa competencia legal específica, ha estado actuando en la articulación y ofreciendo sugerencias de medidas a otras entidades gubernamentales involucradas en el asunto, a nivel federal, de estados y municipios”, dice el organismo en un comunicado.
El Ministerio también informó haber promovido una reunión con las embajadas con sede en Brasilia para movilizar el apoyo financiero para las acciones de acogida.
Fuente: agenciabrasil.ebc