Martes, 16 Marzo, 2021 – 17:34
Por: Lizeth García
Yulia Torres descubrió que a través de las redes sociales podía ayudarse y ayudar a muchos venezolanos que, como ella, buscan nuevos caminos y oportunidades en Colombia, a donde llegaron huyendo de la crisis. Esta es su historia, el rostro de la migración, en el que -afirma- que “los buenos somos más”.
“Yo en Venezuela trabajaba en una fábrica de sandalias. Pero por la situación llegué hace cinco años a Colombia. Luego decidí crear una página en Instagram para que todos los venezolanos que se encontraran aquí tuvieran la oportunidad de encontrar y ofrecer las cosas que nos identifican”, contó Yulia.
Venezolanos en Bogotá, una página en Instagram con más de 80 mil seguidores y administrada por Yulia, ayuda a todos los venezolanos que se encuentran en Bogotá a promocionar sus emprendimientos, desde las típicas hallacas venezolanas hasta el pandebono o la hamburguesa con más pisos de carne.
“También ofrecemos información migratoria como los beneficios del Estatuto Temporal de Protección, el Permiso Especial de Permanencia y ofertas laborales”, añadió.
Además, dice que al hacer este tipo de trabajo, pese a no contar con experiencia en el mundo digital, hace que se sienta feliz y orgullosa, no solo porque ayuda a sus paisanos a mostrar sus emprendimientos o productos, sino porque es la muestra de que en Colombia son más los venezolanos que vienen a emprender y buscar oportunidades que los que llegan a hacer cosas malas.
“Generalizar es algo que daña mucho, En todo el mundo hay gente buena y gente mala. A esa gente mala sin importar su nacionalidad se les debe aplicar la ley”, sostuvo. A pesar de todas las adversidades, Yulia agradece la oportunidad que le ha brindado Colombia. “En Venezuela siempre todo el mundo tenía un amigo colombiano, ahora todo colombiano tiene un amigo venezolano”, expresó.
Las cifras no mienten, según Migración Colombia, hoy en el país se encuentran más de un millón ochocientos mil venezolanos. Todos ellos con la ilusión de tener un nuevo estilo de vida, cumplir sueños y reencontrarse con familiares colombianos, porque como Yulia, quien es hija de una barranquillera que en los años 90 migró al vecino país y se casó con un venezolano, hoy vuelve a su país con hijos colombo-venezolanos.
Definitivamente los lazos de hermandad existen, si recordamos que a finales de los 80’s y a principios de los 90’s fueron muchos los colombianos que también emigraron a Venezuela en búsqueda de nuevas oportunidades y a pesar de que hoy el fenómeno es al revés, la Venezuela de ese entonces los recibió con fraternidad.
Ese también es el caso de Ricardo Bello, venezolano de 25 años, hijo de padres y socios colombianos de en un pequeño taller de motos ubicado en el sector Ferias de Bogotá. “Aquí hay un grupo de personas buenas que venimos a trabajar. Somos un equipo de colombianos y venezolanos, aquí no hay nacionalidad para brindar un servicio”, dijo.
Para Ricardo, veneco es aquella persona con dos nacionalidades y no es un término despectivo como se usa en el lenguaje popular. “Veneco es esa persona venezolana nacida de padres colombianos y venezolanos porque evidentemente nació en Colombia. Realmente es un término mal utilizado y tristemente lo tratan de mostrar como un término despectivo, el cual para mí desde muy pequeño fue un término de los más normal, tanto para decir colombiano o venezolano”.
No hay duda de que los venezolanos que llegan a nuestro país nos aportan, enseñan y ayudan, además impulsan nuestra economía. “A mí no me da ni cinco de asco llenarme las manos de grasa con los muchachos que están trabajando destapando motores y haciendo lo que nos gusta: manejar, rodar y compartir con estas motos que para mí son una verdadera bendición”, indicó Ricardo.
Fuente:radionacional.Colombia
