La idea de la alcaldesa de Bogotá saca a la luz la falta de políticas reales para luchar contra la inseguridad. Su nuevo comando recibe críticas de expertos y de la propia CIDH
En días recientes la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, anunció la creación de un «comando» contra criminales provenientes de poblaciones migrantes. En pocas palabras, le dio forma a la xenofobia que promovió desde hace meses. Puntualmente cuando responsabilizó a venezolanos por la delincuencia en la capital colombiana. A su juicio, «las estructuras criminales» de población migrante «están operando con un altísimo nivel de violencia».
Más allá de que los números demuestran lo contrario, también está el hecho de que poner nacionalidad a los crímenes podría jugar en contra y desviar la atención del verdadero problema, según la opinión de expertos. Sin embargo, Claudia López insiste contra los migrantes. Estimó que es necesario precisar a toda la población de extranjeros que vive en la ciudad, de la cual ya llevan sondeado el 70 %. Posteriormente en septiembre comenzará el pre-registro virtual y la identificación biométrica y luego se procederá «con la expedición del registro migratorio», replicó EFE.
Las críticas fueron inmediatas. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) argumentó que políticas y mensajes que califican a migrantes como «delincuentes» promueven la estigmatización y animadversión. Esto, producto de «culparlos por el aumento de índices de violencia y criminalidad en los Estados». No solo la CIDH objetó el anuncio de la alcaldesa. Medios colombianos como El Espectador, ponen sobre la mesa una verdad ineludible. Los extranjeros no son el problema.
«Las estadísticas ratifican que el problema, más que por los migrantes, es promovido por bandas criminales que vienen disputándose el territorio a sangre y fuego, y reclutando a los más vulnerables, como jóvenes sin oportunidades y ahora venezolanos».
Los números que desmontan el discurso de López
Para Jairo Libreros, profesor de la Universidad Externado de Colombia y experto en seguridad, en efecto se está desviando la atención del problema real. El experto está en lo cierto. Cifras oficiales demuestran la poca incidencia de venezolanos en los crímenes ocurridos en Bogotá.
Es necesario repasar las declaraciones de Juan Francisco Espinosa, director de Migración Colombia, en octubre del año pasado, cuando rechazó las acusaciones de Claudia López contra los migrantes. “De las 21812 capturas en flagrancia en Bogotá, 1874 son de ciudadanos venezolanos”, argumentó el funcionario. Es decir, los venezolanos representaron el 8,6% de los arrestos.
Si nos trasladamos a marzo de este año, los migrantes venezolanos solo cometen el 2 % de los hurtos en Bogotá, según cifras de la Secretaría Distrital de Seguridad replicadas por El Tiempo. En este sentido, el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) reportó que de la población carcelaria en Colombia (cercana a las 97.600 personas) solo 1600 son de nacionalidad venezolana. Es porcentaje se traduce en 1,78 %.
Por lo tanto, que estas estructuras criminales —como las llama López— estén operando «con un altísimo nivel de violencia», es un argumento que puede ser puesto en duda. Néstor Rosanía, director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, descartó además que migrantes promuevan estructuras de tal magnitud. Explicó a El Espectador que los pocos migrantes que hacen parte del hampa se dedican a la delincuencia común y los que están en el crimen organizado son instrumentalizados por bandas establecidas. La siguiente frase de César Restrepo, director de Seguridad Urbana de Probogotá, explica el cómo:
“Los criminales locales son lo suficientemente malos como para dejarse quitar el mercado. Los delincuentes venezolanos trabajan para colombianos”.
Tras el anuncio, se disparó la xenofobia
El «comando» anunciado por López disparó las publicaciones xenófobas en redes sociales. Las palabras “delincuentes”, “matan” y “roban” estuvieron dentro de las más utilizadas para referirse a la población migrante durante el día del anuncio, destacó Barómetro de Xenofobia. También aumentó la cantidad de mensajes de xenofobia en un 171 % respecto al promedio de los últimos siete días.
No se descarta que venezolanos estén relacionados. De hecho el pasado 11 de agosto falleció Humberto Sabogal, un patrullero en Bogotá. Junto a su compañero, el patrullero Jesús David Pineda, estaba haciendo labores de inspección y control en el sur de la ciudad. Uno de los atacantes fue identificado como ciudadano venezolano. “Claramente hay migrantes venezolanos que participan en crímenes y se debe promover la penalización, pero lo que nos preocupa es la percepción que hay alrededor de la población”, explicó Julio Daly, subdirector de la plataforma.
Resulta interesante el resto de argumentos ofrecidos por especialistas, quienes recomiendan atacar el problema de manera estructural, no judicializando registros o apuntando a la nacionalidad. “Se debe trabajar para mejorar la seguridad, pero no señalando a una población. Deben ser políticas integrales. Hay que atacar la criminalidad venga de donde venga”, añade el gerente de Fronteras de la Presidencia de la República, Lucas Gómez.
Fuente: panampost
