Jóvenes, adultos y niños emprenden todos los meses un viaje lleno de promesas de una nueva vida en Estados Unidos, a probar el Sueño Americano, panacea cada vez más difícil de alcanzar. El camino está lleno de obstáculos en los que se cuentan travesías de cientos de millas por ciudades y pueblos hostiles, las cuales desembocan, la mayoría de las veces, en el Río Bravo (llamado Río Grande, en Estados Unidos), la frontera natural de México con EEUU.
Pero este no es el último paso.
Debido a la falta de personal y recursos del sistema inmigratorio que no puede procesar a los miles y miles de migrantes que buscan solicitar asilo, éstos se ven en la desesperación de buscar a los «coyotes», a los traficantes de personas para que los ayuden a cruzar la frontera a cambio de miles de dólares de manera clandestina, muchas veces en condiciones funestas a través del desierto de Texas, Arizona u otras áreas fronterizas.
Migrantes muertos en camión en San Antonio
Esta situación se repite constantemente con resultados trágicos. El último y más letal ocurrió el lunes 27 de junio, cuando autoridades estadounidenses encontraron un tráiler con 46 migrantes muertos; 16 fueron trasladados a hospitales, pero de éstos murieron ocho. El total de muertes hasta este miércoles es de 53 fallecidos. El tráiler fue encontrado en las afueras de San Antonio y ya había pasado dos puestos de revisión, según los últimos informes. Aún no se sabe porque fueron abandonados con el camión cerrado.
Hasta el momento, los 67 migrantes hallados en el camión no han sido identificados. Sólo hay 37 identificaciones potenciales hasta este miércoles.
Muertes de migrantes en Estados Unidos
Las muertes de migrantes en suelo estadounidenses ocurren de manera frecuente, aunque no en el número extraordinario de la tragedia de esta semana.
Según cifras citadas por NNiRR (National Network for Immigrant and Refugee Rights – Red Nacional para los Derechos de los Inmigrantes y Refugiados), la Patrulla Fronteriza ha registrado más de 7,000 muertes de migrantes a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México entre los años fiscales de 1998 y 2020. Además, el 2020 fue el año más letal en registro con 227 muertes de migrantes que intentaron cruzar la frontera a través del desierto. Este mismo año fue cuando el expresidente Donald Trump impuso la norma sanitaria Título 42, con la cual se rechazaba de manera expedita cualquier solicitud de asilo de migrantes.
Pero la tragedia para las familias no termina en la muerte del migrante en busca del Sueño Americano.
Desaparición y muertes
Si bien el Derecho Internacional Humanitario dicta que los estados deben recuperar los cuerpos de los muertos, el Gobierno de Estados Unidos ha fracasado, y continúa fracasando sistemáticamente, en recuperar los cuerpos sin vida, según informa NNiRR. Por lo cual, las familias de personas migrantes desaparecidas no logran acabar con su duelo.
Dado el fracaso del Gobierno federal y estatal de recuperar e identificar los cuerpos de los migrantes fallecidos en el lado de la frontera estadounidense, grupos activistas y organizaciones no gubernamentales — como el South Texas Human Rights Center (Centro de Derechos Humanos del Sur de Texas), Coalición de Derechos Humanos, No More Deaths (No más muertes), Humane Borders | Fronteras Compasivas — se han encargado tanto de la prevención de muertes de migrantes que cruzan en el desierto como de la búsqueda de migrantes fallecidos y que aún se encuentran como desaparecidos para sus familias.
Falta de identificación de muertos
La Operation Identification (OpID), un proyecto que trabaja con organizaciones gubernamentales y no gubernamentales para identificar cuerpos de migrantes cerca de la frontera de Texas con México, dijo en un comunicado que hay “números alarmantes de personas fallecidas que han sido enterradas como ‘desconocidas’ sin un análisis adecuado o recolección de ADN, lo cual no deja una esperanza para la identificación o la repatriación”.
De los al menos 7,500 migrantes fallecidos en la frontera sur desde el 1999, el Center for Public Integrity (Centro para la Integridad Pública) estima que más de 2,000 de los fallecidos continúan sin ser identificados. Mientras tanto, las muertes continúan, como lo ha demostrado el trágico caso del pasado 27 de junio.
Fuente: aztecaamerica.