Desde el 2015 Latinoamérica se ha enfrentado al éxodo de más de 5,4 millones de venezolanos que huyen de la crisis económica, la inseguridad y la violencia de su país. Con la esperanza de encontrar una mejor vida en otro lugar, los venezolanos migran principalmente hacia a Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Estados Unidos.
Sin embargo, un estudio de Plan Internacional titulado ‘Niñas Venezolanas: Voces de la Migración’, reveló que desde que salen de su país, las niñas venezolanas migrantes se enfrentan a violaciones, abuso, acoso y explotación sexual comercial infantil. Sus experiencias demuestran la desgarradora realidad de que ser niña y migrante aumenta potencialmente los riesgos de sufrir no solo violencia de género, sino también xenofobia.
ACOSO E INSEGURIDAD
“Yo fui a asear el baño porque mi cuarto no tenía el baño adentro, sino afuera y era compartido con otros dos apartamentos. Cuando fui, empezaron a hablar y decían ‘uy mira la hija de la limpia todo’ (…) Y alguien dijo ‘no pues, si se ve muy buena en la cama, pero ¿qué será que le hacemos a la niña?’ Yo ya sabía que estaban hablando de mí. Me paralicé, yo no me quería mover en ningún momento porque temía que me fueran a secuestrar, a violar o lo que sea”.
Ese es el testimonio de una adolescente refugiada y migrante de Venezuela, que por el momento reside en Ecuador. En este país, el número de migrantes alcanza los 430 mil, según las cifras oficiales. De ellos casi la mitad ha obtenido la visa, pero la otra mitad sigue en la irregularidad.
Dos de cada diez niñas y jóvenes que viven en Colombia, Ecuador y Perú aseguran haber visto cómo compañeras suyas experimentan violencia, abuso sexual o agresiones verbales en calles o albergues. De acuerdo a un estudio de la Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de la mitad de las mujeres refugiadas en el Ecuador (56%) reportó ser víctima de acoso sexual. Esta cifra es superior a la de otros países.
Una venezolana que reside en Quito comentó haber recibido 8 comentarios lascivos mientras caminaba cuatro manzanas hasta el comité más cercano. “Me siento segura al estar en mi casa con mi familia, con mi abuela y mi tía. Estar en la calle no es seguro”, dijo.
Su caso se da en un país donde incluso 7 de cada 10 ecuatorianas reportan ser víctimas de acoso sexual en los espacios públicos y privados.
El estudio de Plan Internacional recoge que las niñas y jóvenes migrantes venezolanas creen que los prejuicios y estereotipos que se les asignan, como promiscuidad, sexualmente dispuestas a lo que sea, o que migran para prostituirse, hacen que las personas vean sus cuerpos como un objeto a disposición.
En Perú, una chica de 16 años señaló uno de los trabajadores de un vecino le ofreció dinero a su madre para salir con ella, siendo todavía menor de edad. “Pensaron que yo era una, no sé, como una prepago, algo así, entonces mi mamá le dijo que le iba a denunciar y él suplicó que no porque el señor ya estaba denunciado por violación”, advirtió la joven.
Fuente: vistazo