Cada anochecer, sombras avanzan en hilera por el borde del asfalto que conduce a la terminal internacional del aeropuerto de Quito. Son familias, llegan desde comunidades indígenas de la serranía de Ecuador, para despedir a viajeros, en una ruta que incluye pasaje de avión sin retorno hasta una escala en Latinoamérica y travesía por tierra hasta la frontera de EE.UU.
La migración no ha cesado desde Ecuador. Migrar es un “derecho” reconocido en la Constitución de Ecuador. La Declaración Universal de DD.HH. consagra que “toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado”, y que sus derechos se ejercerán “sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión, origen nacional o social”.
Este es un país de origen, de paso y de destino de migraciones humanas ¿Destino? Sí, 365 mil ciudadanos de Venezuela que registraron su ingreso entre 2012 y 2020 continúan en Ecuador. De hecho, hay más de 450 mil ¿Origen? Sí. 1 231 718 ecuatorianos salieron del país entre 1997 y 2019 sin retornar.
Se esperaba que la campaña electoral no los dejara fuera. El plan de gobierno del candidato presidencial Andrés Arauz (Unes) esboza en pocas líneas, sin mentar a Venezuela, que “la integración regional y la relación estratégica con nuestros vecinos es clave” en la defensa de la “libre movilidad”. El plan de gobierno de Guillermo Lasso (Creo-PSC) dedica al tema nueve párrafos y plantea la regularización de migrantes “garantizando” la “seguridad interna para nuestros ciudadanos”.
Con ese abordaje del efecto de la crisis humanitaria venezolana en Ecuador no llama la atención que el final de la campaña electoral atice el estigma. Las imágenes de familias al borde del asfalto con cartones y el mensaje “vota bien” en tinta negra -en medio del hambre, abandono-, solo desvelan aporofobia, el ‘ingrediente secreto’ de la discriminación. ¿Aporofobia? Sí, ese rechazo no por migrantes, sino por pobres; ‘miedo’ que pulveriza cualquier oportunidad de empatía con seres humanos (hablamos también de 130 mil niños) refugiados y migrantes.
¿Discriminación? Fiscalía ha abierto 66 casos por odio y discriminación contra venezolanos; 690 por intimidación; 59 por muertes de migrantes. Dato: 3 922 noticias de delitos con víctimas venezolanas y solo el 3% tuvo sentencia. Impunidad pura. ¿Xenofobia? ¿Y los delitos con extranjeros? Sí, maximizados.
Los datos de la propia Policía revelan que apenas 0,4% de ciudadanos venezolanos en Ecuador tuvo conflictos con la Ley durante el 2020. De ese universo, uno de cada cuatro fue detenido por drogas; 16% por robo; 11% por contravenciones; 1% por crímenes. ¿Delitos? Sí, como los casos de drogas, robos y asesinatos perpetrados por ecuatorianos en España o EE.UU., a donde siguen viajando. Y no por ello se puede criminalizar a una nacionalidad.
¿País de migrantes? Señores, xenófobo no puede ser sinónimo de ecuatoriano. Del próximo Presidente se espera una política pública -que incluya educación, salud, inclusión-, para garantizar el derecho de todos a migrar, con empatía y sin más apología de la exclusión.
Fuente: Diario el Comercio, Perú