Abusos contra migrantes y solicitantes de asilo en el Tapón del Darién
Resumen
En el último año, más de medio millón de personas han cruzado el Tapón del Darién, una selva pantanosa en la frontera entre Colombia y Panamá, dirigiéndose hacia el norte, generalmente a Estados Unidos. Venezolanos, haitianos y ecuatorianos, pero también personas de otros continentes como Asia y África arriesgan sus vidas en esta selva donde están expuestos a abusos por parte de grupos criminales, incluyendo violencia sexual, y reciben poca protección o ayuda humanitaria.
Human Rights Watch visitó el Tapón del Darién cuatro veces entre abril de 2022 y junio de 2023 y entrevistó a casi 300 personas para documentar las causas y respuestas a esta crisis. Analizamos por qué los migrantes y solicitantes de asilo huyen de sus países de origen y son renuentes a quedarse en otros países de Sudamérica; cómo grupos criminales abusan de ellos y los explotan durante el trayecto; y las falencias en las respuestas de Colombia y Panamá para asistirlos, protegerlos e investigar los abusos cometidos en su contra.
Este informe, el primero de una serie de informes de Human Rights Watch sobre migración a través del Tapón del Darién, documenta cómo la falta de vías seguras y legales para migrantes y solicitantes de asilo que huyen de las crisis de derechos humanos en América Latina los ha llevado a arriesgar sus vidas cruzando la selva. El informe sugiere que las restricciones de movimiento desde países sudamericanos hacia México y Centroamérica, a menudo promovidas por el gobierno de Estados Unidos, han contribuido—junto con un aumento de la migración desde América del Sur hacia Estados Unidos—a un fuerte incremento en el número de personas que cruzan el Tapón del Darién. Ello expone a migrantes y solicitantes de asilo a abusos, incluyendo violencia sexual, y fortalece al crimen organizado en la zona.
Entre 2005 y 2020, el número de migrantes en América Latina y el Caribe aumentó en más del doble, pasando de aproximadamente 7 millones a 15 millones, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), lo que la convirtió en la región con el mayor crecimiento de migrantes internacionales a nivel global durante ese periodo.
Más de 440.000 venezolanos han cruzado el Tapón del Darién desde enero de 2022, la cifra más alta entre todas las nacionalidades. Huyen de una grave emergencia humanitaria, que ha limitado el acceso a alimento y medicinas, y de los abusos y la persecución por parte de las fuerzas de seguridad, grupos armados y pandillas.
Haití enfrenta una prolongada crisis política, de seguridad y humanitaria que ha dejado inoperantes a todos los poderes del Estado, lo que ha permitido una impunidad abrumadora para los crímenes cometidos por las 300 pandillas que controlan brutalmente varias zonas del país. Más de 63.000 haitianos han cruzado el Tapón del Darién desde enero de 2022.
Del lado colombiano del Darién, el Clan del Golfo, un grupo armado involucrado en narcotráfico, regula las rutas que pueden utilizar los migrantes y solicitantes de asilo, decide quién puede asistirlos en el camino, extorsiona a quienes se benefician del flujo migratorio y establece normas de conducta para la población local y los migrantes, que a veces hace cumplir mediante la violencia. El ejército colombiano calcula que el Clan obtiene en promedio 125 dólares por cada persona que cruza el Darién. Si la estimación es correcta, el grupo armado pudo haber obtenido un total de 57 millones de dólares entre enero y octubre de 2023 debido su control sobre la ruta migratoria, en parte por las políticas migratorias restrictivas que llevan a migrantes y solicitantes de asilo a cruzar el Tapón del Darién.
Criminales y delincuentes abusan de los migrantes y solicitantes de asilo cuando cruzan las numerosas rutas que atraviesan la selva, especialmente en el lado panameño. Cometen de forma rutinaria robos, abusos y violaciones sexuales. La organización humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) ha asistido a 950 personas, la mayoría mujeres, que reportaron violencia sexual al cruzar el Tapón del Darién desde abril de 2021.
La situación en el Tapón del Darién es el resultado de una serie de políticas migratorias fallidas en el hemisferio y subraya la necesidad urgente de establecer una respuesta respetuosa de derechos para proteger a quienes huyen de las crisis de derechos humanos en la región.
Sobre la base de la Declaración sobre la Migración y Protección de Los Ángeles, firmada por 21 países de la región en 2022, los gobiernos de América deberían adoptar medidas para garantizar políticas migratorias respetuosas de los derechos humanos. También deberían aprovechar el Foro Mundial sobre los Refugiados de diciembre de 2023 y el próximo 40° aniversario de la Declaración de Cartagena de 1984—un histórico instrumento internacional sobre derechos de los refugiados en América Latina—para responder a los crecientes retos migratorios de la región.
Estos gobiernos deberían poner en marcha un régimen de protección temporal para toda la región que conceda a todos los venezolanos y haitianos un estatus legal por un plazo razonable y renovable. Asimismo, México y los gobiernos centroamericanos debería garantizar que la imposición de visados no impida en la práctica el acceso al refugio y no lleve a las personas a recurrir a caminos peligrosos, incluyendo el Tapón del Darién.
Cientos de miles de migrantes y solicitantes de asilo huyen de las crisis de derechos humanos en América y otras regiones. Muchos otros tantos escapan de la pobreza. Ya sea en busca de protección internacional o de oportunidades económicas, los migrantes y solicitantes de asilo merecen vías seguras, ordenadas y dignas para presentar sus solicitudes de refugio u ofrecer sus habilidades laborales. Todos tienen derecho a condiciones mínimas de seguridad y al pleno respeto de sus derechos humanos durante el viaje.
Fuente: hrw.org