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Hacia una hambruna sin precedentes: “Ocho millones de niños pueden morir si no reciben tratamiento”

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  • Blanca Carazo, UNICEF España: “Los próximos dos meses serán críticos. Si no se hace nada, a finales del verano podemos estar hablando de una situación tremenda”
  • El bloqueo de las exportaciones de grano por la guerra de Ucrania ha dado la puntilla a una situación ya muy deteriorada por la sequía y las malas cosechas
  • Las ONG advierten de la inestabilidad y migraciones masivas que puede provocar una hambruna de grandes dimensiones en África.


Despreocupado lector, cómo puedo llamar tu atención para que leas la siguiente historia: viene una hambruna de dimensiones bíblicas; “sin precedentes”, nos advierten las ONG que trabajan sobre el terreno. “Millones de niños morirán este verano si no se hace nada”. ¿Otra hambruna más? Si eres de mi generación, tal vez te hablaron de los niños de Biafra cuando no terminabas la comida del plato; si naciste después, recordarás el concierto Live Aid del 85 en Wembley para paliar la hambruna de Etiopía y Somalia. Y ahora, ¿otra más? Sí, y las cifras son tan vastas, tan increíbles, que no sé si servirán para sacudir tu cansancio o tu indiferencia: “181 millones de personas están en riesgo de inseguridad alimentaria. 49 millones están ya al borde de la hambruna. Ocho millones de niños sufren o van a sufrir desnutrición aguda y pueden morir si no reciben tratamiento de manera urgente”, nos explica Blanca Carazo, responsable de Cooperación y Emergencias de UNICEF España.

Pregunta: ¿Otra hambruna más?

Respuesta: Cuando hablamos de hambrunas, hay gente que tiende a pensar: ‘otra vez’. Y estamos todos cansados de oír noticias negativas y difíciles. Pero esto está pasando y lo que no podemos es no hacer nada. Tenemos la capacidad de cambiar las cosas, pero, a veces, sí que hay ese derrotismo: bueno, esas cosas pasan en esos países que son pobres…

…Y están lejos, pero una hambruna como la que describís en el Sahel y el Cuerno de África puede desestabilizar aún más toda la zona. Asaltos con final trágico como el de los migrantes sudaneses que hemos visto estos días en la frontera entre Nador y Melilla pueden convertirse en una rutina diaria.  

A estas alturas no podemos pensar que lo que pasa en otros lugares del mundo no nos concierne. Esa también es una de las lecciones de la pandemia. Esto que hemos visto en Melilla, esta huida y búsqueda de una vida mejor es algo que está ocurriendo en muchas partes del mundo, aunque no lo veamos. La gente huye de Etiopía y de Sudán por la violencia y el hambre. Cuando una familia no tiene qué dar de comer a sus hijos, la situación es de tal desesperación que no hay vuelta atrás.

¿En qué se diferencia de las anteriores?

Son cifras más altas y a escala más global. Estamos poniendo el foco en el Cuerno de África y el Sahel, pero es una situación que se está dando también en Afganistán, Yemen, incluso en países más estables como Madagascar. Nos preocupa la dimensión, pero también la rapidez del deterioro. En sólo tres meses, los niños con desnutrición aguda severa han pasado de 1,7 millones a 2 millones en el Cuerno de África.

Y esas cifras sólo incluyen a los menores de cinco años, ¿no?

Son los que más sufren, si no reciben alimentos. Están en crecimiento  fuerte y la falta de nutrientes es terrible para ellos. Son los más vulnerables, la población en la que hay más muertes cuando se dan este tipo de situaciones. Hay 8 millones de niños menores de cinco años en riesgo en 15 países.

¿Por qué no se ha declarado aún la hambruna?

‘Hambruna’ es un término técnico que requiere una serie de indicadores: dos de cada 10.000 habitantes muriendo al día o cuatro niños, etc. Ahora mismo está a punto de declararse en algunas regiones de Somalia. En Somalia, nos llegó a un centro una mamá que había recorrido 120 kilómetros con sus dos gemelos de un año y embarazada. Y se pudieron salvar porque consiguió llegar y recibieron el tratamiento. Pero otros niños y otras mamás no lo consiguen.

¿Aún quedan reservas y se están agotando?

En el Cuerno de África llevamos cuatro temporadas fallidas de lluvias. Dos años sin llover. La próxima temporada de lluvias debería ser entre octubre y noviembre y las previsiones dicen que tampoco va a llover. En los próximos dos meses estaremos en un momento muy crítico. Si no se hace nada, a finales del verano podemos estar hablando de una situación tremenda.

Decís que todo esto se puede paliar con algo tan sencillo y barato como unas bolsitas con el llamado ‘alimento terapéutico listo para tomar’, RUTF por sus siglas en inglés (ready-to-use-therapeutic-food). ¿En qué consiste?

Es una pasta elaborada a base de cacahuete, tiene vitaminas, calcio y todos los nutrientes que necesita un niño para recuperarse de la desnutrición aguda. Es un tratamiento que se aplica a los niños con desnutrición grave, aunque no tanto como para ingresarles en un hospital. Los resultados son impresionantes. Dos o tres meses después de recibir este tratamiento, el 95% de los niños se recupera. Es relativamente barato, fácil de usar y lo pueden utilizar en sus casas. La bolsita cuesta céntimos, hacen falta unas tres al día. El tratamiento completo son unos 40 euros al mes para un niño. Pero también se está encareciendo, por las materias primas y el transporte. El precio ya ha aumentado un 16%.

Más allá de la supervivencia, el hambre infantil no es sólo una cuestión de supervivencia.

El hambre para niños y niñas tiene muchas más consecuencias que la salud y la supervivencia. Estamos viendo que dejan la escuela, porque si antes recorrían tres kilómetros ahora recorren 30 para ir a buscar agua, estamos viendo cómo aumentan el matrimonio infantil porque hay familias que dan a sus niñas de 12 años en matrimonio a cambio de dos cabras y de que la niña viva mejor en la otra familia y vemos cómo los chicos jóvenes se ven arrastrados a grupos armados.

¿Por qué esta hambruna ahora? En Europa tenemos la sensación de que todo esto ha empezado con la guerra de Ucrania, pero viene de atrás.

El número de personas con hambre había ido bajando hasta que llegó la pandemia. Ahí volvió a subir. La situación alimentaria y nutricional está empeorando desde hace dos años. La guerra de Ucrania ha agudizado el problema. ¿Las causas? Nosotros hablamos de las tres ‘c’: covid, cambio climático y conflictos.

La situación alimentaria y nutricional está empeorando desde hace dos años. La guerra de Ucrania ha agudizado el problema. ¿Las causas? Nosotros hablamos de las tres ‘c’: covid, cambio climático y conflictos. 

El cambio climático exacerba las sequías y acaba con el modo de vida de muchas poblaciones que se dedican a la agricultura y la ganadería. Mueren los animales, no hay cosechas, no hay agua… El covid ha empobrecido aún más a los pobres de los países más pobres. Y los conflictos: la desnutrición es más grave en muchos países donde hay conflictos. Arrasan con las cosechas, la gente tiene que huir de sus casas y se queda sin ingresos, destruyen los sistemas de agua y salud.

Y a todo esto se le suma ahora el conflicto de Ucrania que ha bloqueado la exportación de grano de dos de los mayores productores del mundo.

Sí, todo se ha deteriorado aún más. los precios han aumentado a nivel global y muchos países de África eran muy dependientes del cereal de Rusia y Ucrania. Somalia solía importar el 92% de su trigo de Rusia y Ucrania, Yemen el 50%, Eritrea todas las importaciones de trigo; 14 países de renta baja o renta media-baja importaban más del 50% de su trigo de estos países.

Además, la guerra de Ucrania compite por la ayuda humanitaria de emergencia que antes se dirigía a los países más castigados por el hambre.

Exacto. Ahora lo que necesitamos es una respuesta humanitaria y muchos fondos de ayuda humanitaria se han destinado a paliar las consecuencias de la guerra de Ucrania, a atender a la población afectada que, obviamente, hay que atenderla, pero eso tiene como consecuencia que sea más difícil conseguir recursos para contener estas otras crisis tan graves que tenemos en Somalia o en Níger o en Afganistán.

¿Y eso no desanima?

Al final trabajamos para los niños y con los niños y niñas. Vemos que tienen tal capacidad para sobreponerse a las situaciones más difíciles que también eso nos impulsa: si ellos no se rinden, cómo vamos a rendirnos nosotros.

Fuente: niusdiario.es


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