Adís Abeba, 5 ene (EFE).- Etiopía arrestó ilegalmente y maltrató a miles de personas de etnia tigrina retornadas desde Arabia Saudí, después de haber sido retenidas en condiciones inhumanas en centros de detención ilegales en el país árabe, denunció hoy la organización Human Rights Watch (HRW).
“Migrantes tigrinos que han sufrido terribles abusos bajo captura saudí están siendo encerrados en centros de detención tras regresar a Etiopía”, dijo este miércoles Nadia Hardman, investigadora sobre derechos de los migrantes en HRW.
Organizaciones de derechos humanos han denunciado durante los últimos años la detención en condiciones atroces de cientos de miles de migrantes africanos -la mayoría etíopes- en situación irregular en Arabia Saudí, tras emprender la peligrosa ruta marítima entre el Cuerno de África y Yemen.
Según la Organización Mundial de las Migraciones (OIM), cerca de 420.000 etíopes han regresado a su país natal procedentes de Arabia Saudí desde abril de 2017.
Asimismo, en enero de 2021, Etiopía se comprometió a través de un acuerdo con el reino saudí a facilitar el retorno de 40.0000 etíopes hasta entonces atrapados en ese país.
Según HRW, el 40 % de los retornados entre noviembre de 2020 y junio de 2021 eran tigrinos originarios de la norteña región de Tigré, donde los rebeldes del Frente Popular de Liberación Tigré (FPLT) y el Gobierno central etíope libran una guerra desde noviembre de 2020.
Esta organización pro derechos humanos entrevistó a 23 tigrinos que fueron deportados de Arabia Saudí entre diciembre de 2020 y septiembre de 2021, siendo después arrestados arbitrariamente en centros de detención repartidos por todo el territorio.
Según algunos de los entrevistados, tras aterrizar en Adís Abeba, fueron llevados a centros gestionados por el Gobierno que, en muchas ocasiones, no les era permitido abandonar.
Otros fueron retenidos cuando trataban de regresar a Tigré o enviados a campos de detención ilegales lejos de la capital.
Este fue el caso de Berhe (nombre falso), de 34 años y deportado de Arabia Saudí el pasado mes de julio, que fue detenido por la policía en una localidad de la región de Afar (noreste) -a donde se expandió el conflicto en julio- cuando trataba de regresar a Tigré.
“Nos quedamos en el puesto de control tres días y tres noches (…) No teníamos comida ni agua. Al cuarto día nos llevaron a Awash (también en Afar). No sabíamos a dónde íbamos y no podíamos comunicarnos con nuestras familias”, explicó el joven a HRW.
Tras permanecer una noche en esa localidad, Berhe fue trasladado a un campo de detención en Shone (en la Región de las Naciones y Nacionalidades de los Pueblos del Sur), donde aún permanecía cinco meses después.
Además, algunos entrevistados aseguraron que, en esos centros, las Fuerzas de Seguridad de Afar y federales los maltrataron, golpeándolos con palos de goma o de madera.
Las detenciones relatadas por los entrevistados -que HRW identificó como desapariciones forzadas, una violación del derecho internacional- coincidieron con una ola de arrestos arbitrarios contra tigrinos en Adís Abeba, según confirmaron a Efe fuentes anónimas de la Comisión Etíope de Derechos Humanos (CEDH), un organismo autónomo pero designado por el Parlamento etíope.
Según HRW, Arabia Saudí debería detener la deportación de tigrinos a Etiopía, ya que el derecho internacional prohíbe enviar personas a países donde se enfrentan a riesgo de persecución o tortura.
La guerra de Tigré estalló el 4 de noviembre de 2020, cuando el Gobierno federal ordenó una ofensiva contra el FPLT -partido político que gobernó esa región hasta entonces- en represalia por un ataque contra una base militar federal y después de una escalada de tensiones políticas.
Miles de personas han muerto y unos dos millones han tenido que abandonar sus hogares en Tigré debido al conflicto, según la ONU. EFE
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Fuente: Swissinfo