Sani Ladan, natural de Camerún, se ha asomado a La Ventana junto a la periodista Lucía Mbomío para hablar de migraciones y derechos humano
Siendo menor de edad decidió abandonar Camerún rumbo a Nigeria. Sin comentar nada a sus padres siguió el viaje que terminó en España dos años después. Recorrió Camerún, Nigeria, Níger, Argelia y Marruecos. Al llegar a la frontera del Tarahal, se lanzó al mar para entrar por el espigón hacia Ceuta. Lo encontraron inconsciente en la orilla ceutí, a causa de los golpes que le propinaron los gendarmes marroquíes y las balas de goma de la Guardia Civil. Despertó tiempo después en un hospital.
Una odisea hasta pisar suelo español que se extendió a los primeros años, durante los que vivió en el CETI de Ceuta y el CIE de Tarifa. Una etapa que, dice, no le gusta recordar.
“Se incide constantemente en la narrativa del dolor”
El domingo, la periodista Lucía Mbomío publicó en la revista Contexto la historia de Ibrahim Bah, que escapó de Guinea Conakry por cuestiones políticas con apenas 25 años. Una dura realidad que, como tantas otras, se escurre, se esquiva. “En estos días terribles, me parece importante recordar que ya está bien de jerarquizar porqués, de dividir entre migrantes y refugiados al tuntún, como si solo las guerra europeas importaran o como si únicamente los conflictos bélicos fueran motivo suficiente para abandonar un país”, escribe Mbomío en una publicación en su cuenta de Instagram.
Mbomío, que insiste, como Sali Ladan, en que son muchos los motivos que empujan a abandonar un país, no solo la guerra, sostiene que existe una tendencia a “jerarquizar” y a caer constantemente en la “narrativa del dolor”. “En Europa se habla de la guerra de otra manera, se cuenta todo con más mimo y cuidado”, explica. “En el continente africano el discurso mediático lleva deshumanizando los cuerpos negros mucho tiempo. No dicen la palabra persona, dicen emigrantes”.
La periodista considera que, para revertir la situación actual, en la que todavía queda mucho por hacer, es necesario que nos formemos. “En tema de raza y racismo falta mucho por hacer, hablar de eso todavía es difícil, se esquiva. Considero que no nos preguntamos cómo podríamos hacer las cosas de otra manera”, refleja. “Estamos mirando por encima del hombro en vez de a los ojos y contando de la misma manera”.
Fuente: Cadena Saber