Debido a la crisis de Myanmar, un refugiado cruza la frontera y se ve obligado a convertirse en trabajador sexual para ganarse la vida
Un refugiado adopta una nueva identidad como trabajador sexual en Tailandia y se involucra con un cliente en un plan que podría mejorar su vida. (Netflix)
Doi Boy, la primera ficción del cineasta tailandés Nontawat Numbenchapol, no solo es el resultado de cinco años de producción. También es un reflejo de sus experiencias acumuladas como documentalista en temas de conflictos fronterizos, migración, prostitución y derechos humanos. Es así que, con una impactante premisa, este nuevo estreno en Netflix se sumerge en los sueños rotos de Sorn, un joven de la etnia Shan que huye del conflicto político en Myanmar. Con su identidad cambiada, se gana la vida como trabajador sexual en Chiang Mai, Tailandia. Sin embargo, se ve involucrado con un cliente y un peligroso complot criminal.
“Me sorprendió encontrar tantos hombres inmigrantes [de la región Shan de Myanmar] como trabajadores del sexo en Chiang Mai. No es porque quieran este tipo de trabajo, sino porque están indocumentados y se ven obligados a realizar oficios mal pagados. Pensé en hacer un documental, pero el tema es demasiado peligroso para producirlo así”, explicó el realizador en una entrevista con Variety. La ficción aparecía como un escenario prometedor para la crítica política que anhelaba presentar. “Pero creo que el tema más importante de mi película es cómo todo el mundo empieza con un sueño, pero ese sueño no es seguro debido al contexto social”.
Un hombre en la cuerda floja
Sorn (Awat Ratanapintha) se ve obligado a dejar atrás su tierra natal, la etnia Shan en Myanmar, que está sumida en un prolongado conflicto civil. A pesar de ser heterosexual, Sorn se involucra en la prostitución gay para sobrevivir en un entorno marcado por la inmigración ilegal, la opresión política y la búsqueda de justicia. La trama se desarrolla en torno a su relación con un cliente (Arak Amornsupasiri), quien le ofrece cambiar su situación migratoria si lo ayuda a capturar a un activista pro-derechos humanos (Bhumibhat Thavornsiri). Un juego perverso de manipulaciones y crimen envuelve al protagonista, que comienza a luchar con su identidad.
El contexto de corrupción, problemas ambientales y la brutalidad policial forman un panorama desolador en Doi Boy. A pesar de tratar temas sensibles y tabúes, Numbenchapol asegura que no enfrentó censura durante la producción, lo que le permitió explorar libremente estas problemáticas.
Las reseñas destacan lo audaz de la propuesta y la investigación realizada para construir la historia; sin embargo, la ejecución no llega a convencer completamente. El guion y el montaje le resta puntos a la obra, que —a pesar de ello— constituye una ventana necesaria hacia la dura realidad que viven los refugiados de Shan y otros grupos marginados en Tailandia.
Doi Boy debutó en octubre en el prestigioso Festival Internacional de Cine de Busan. Está disponible en Netflix desde el 24 de noviembre, y se suma a la lista de títulos tailandeses en la plataforma, como Hambre y Larga vida al amor.
Fuente: Infobae