Por José León Toro
Ecuador es un país que ha acogido históricamente a miles de personas que han huido de sus países de origen por diversas razones, como la violencia, la persecución, la pobreza o la crisis política. Según datos de la ACNUR, Ecuador es hogar de más de 76.000 personas refugiadas, provenientes de más de 89 nacionalidades diferentes. Dentro de este colectivo, los ciudadanos de nacionalidad colombiana y venezolana son los más numerosos, representando el 38% y el 58% de las solicitudes de refugio entre 2019 y 2023, respectivamente.
Sin embargo, el hecho de que Ecuador sea un país de asilo no implica que los migrantes y refugiados tengan garantizada una integración plena y efectiva en la sociedad ecuatoriana. La integración es un proceso complejo y multidimensional, que implica aspectos legales, socioeconómicos, culturales y psicosociales. La integración requiere de la voluntad y el compromiso tanto de las personas en movilidad humana como de las comunidades de acogida, así como de políticas públicas adecuadas y de la cooperación de los actores locales, nacionales e internacionales.
Un estudio reciente, en la escuela de negocios de la Universidad de las Américas, por por Patricio Benavides Larrea, en el 2023, titulado Análisis del nivel de integración de migrantes y refugiados en ecuador mediante un modelo de clasificación y otros documentos de prensa y la Organización Internacional para las Migraciones, han analizado el nivel de integración de los migrantes y refugiados en Ecuador mediante un método de aprendizaje no supervisado, es decir, una técnica de clasificación que no requiere etiquetas previas de los datos. El estudio se basó en los datos de la Encuesta de alta frecuencia – 2021, producida por la ACNUR, que recoge información sobre el perfil demográfico, las necesidades de protección, el acceso a la documentación, la salud, la alimentación, el bienestar y la integración local de las poblaciones de interés.
El resultado del estudio fue la obtención de cuatro grupos de migrantes y refugiados, que fueron clasificados en tres niveles de integración: bueno, básico e inferior. El nivel de integración bueno se caracteriza por tener una situación legal regularizada, un empleo formal, un ingreso suficiente, una vivienda adecuada, un acceso a la salud y a la educación, una participación social y una satisfacción con la vida. El nivel de integración básico se caracteriza por tener una situación legal en trámite, un empleo informal, un ingreso insuficiente, una vivienda precaria, un acceso limitado a la salud y a la educación, una participación social baja y una satisfacción con la vida moderada. El nivel de integración inferior se caracteriza por tener una situación legal irregular, un desempleo o subempleo, un ingreso muy bajo, una vivienda inadecuada, un acceso nulo o muy restringido a la salud y a la educación, una participación social nula y una insatisfacción con la vida.
El hallazgo principal del estudio es que alrededor del 60% de los migrantes y refugiados se encuentran en un nivel de integración bueno, el 20% en un nivel de integración básico y el 20% en un nivel de integración inferior. Esto implica que hay un margen de mejora para aumentar la integración de este grupo vulnerable y proponer acciones que beneficien a la sociedad en general.
Para mejorar la situación de los migrantes Ecuador tiene el desafío de facilitar el acceso a la documentación y a la regularización legal, mediante la simplificación de los trámites, la reducción de los costos, la ampliación de los plazos y la flexibilización de los requisitos; promover el acceso al empleo y a los medios de vida, mediante la capacitación, la orientación, la intermediación, el reconocimiento de las competencias, la eliminación de las barreras administrativas y la generación de oportunidades laborales. Garantizar el acceso a la salud y a la educación, mediante la ampliación de la cobertura, la calidad y la gratuidad de los servicios, la sensibilización y capacitación del personal, la eliminación de las barreras lingüísticas y culturales y la inclusión de contenidos sobre movilidad humana en los currículos; fomentar el acceso a la vivienda y al hábitat, mediante la provisión de albergues temporales, la oferta de viviendas sociales, la regulación del mercado inmobiliario, la prevención de los desalojos forzosos y la mejora de las condiciones de habitabilidad y estimular la participación social y el sentido de pertenencia, mediante la creación de espacios de encuentro, diálogo e intercambio, la promoción de la cultura y el deporte, el fortalecimiento de las organizaciones de la sociedad civil, la protección de los derechos humanos y la prevención de la xenofobia y la discriminación.
Estas medidas, entre otras, podrían contribuir a que los migrantes y refugiados en Ecuador puedan integrarse plenamente y aportar al desarrollo del país, así como a que las comunidades de acogida puedan reconocer y valorar la diversidad y la riqueza que aportan las personas en movilidad humana. La integración es un desafío pendiente, pero también una oportunidad para construir una sociedad más justa, solidaria e inclusiva.