DORIS ORTEGA GALINDO
Desde mediados del año pasado se pueden observar interminables filas, en la madrugada, afuera del edificio de la Gobernación de Bolívar, en donde todas las semanas ciudadanos con sus familias tratan de sacar a la mayor brevedad su pasaporte. No se veía en la ciudad desde aquellos violentos años noventa, tanta cantidad de cartageneros y cartageneras con unas ansias desaforadas de marcharse del país a como dé lugar.
La migración internacional de colombianos es un fenómeno creciente y heterogéneo cuyas causas y consecuencias están muy ligadas a la situación local, nacional e internacional. Los colombianos que emigran lo hacen por diversas razones y hacia diferentes lugares del mundo. Entre los principales motivos están la búsqueda de oportunidades laborales, teniendo en cuenta la demanda de fuerza de trabajo poco calificada en los países desarrollados y el efecto de la globalización sobre el aumento de fuerza de trabajo que busca una mayor remuneración en los países desarrollados. Así mismo, se encuentran causas como la reunificación familiar, la mejora de los niveles de calidad de vida y la oferta de estudios en educación superior de otros estados. Pero aunado a todas estas causas tan comunes en Latinoamérica, notamos que el efecto de los grandes cambios políticos generados con las elecciones del año pasado, han suscitado, sobre todo en los sectores no simpatizantes con el presidente actual, una estela oscura de temor y pesimismo sobre todo en lo económico y en la seguridad pública. Esto lo pude comprobar, cuando desde octubre del 2022, he despedido a amigos y familiares, que han viajado a Australia, Europa, Canadá, USA, y con tristeza manifiesto que, la mayoría de los que se han marchado son jóvenes entre los 20 y 35 años.
La manera de afrontar el proceso migratorio varía según cada individuo y la causa que lo originó. En algunos casos, pueden experimentar tristeza por lo que dejaron atrás, incertidumbre y miedo ante lo desconocido. En casos más severos, los migrantes pueden presentar ansiedad, depresión o síndrome de estrés postraumático, especialmente en casos de migración causada por conflictos bélicos, situaciones de violencia o incertidumbre política. Quiero terminar mi columna con un fragmento del poema «Los emigrantes, ahora» de Eduardo Galeano, que retrata de manera fidedigna el panorama de los que parten de la patria: “En inmensas caravanas, marchan los fugitivos de la vida imposible. Viajan desde el sur hacia el norte y desde el sol naciente hacia el poniente. Les han robado su lugar en el mundo. Han sido despojados de sus trabajos y sus tierras. Muchos huyen de las guerras, pero muchos más huyen de los salarios exterminados y de los suelos arrasados”.
Fuente: eluniversal.co