La migración, principalmente encarnada en población joven de 20 a 35 años, es una realidad silente, que no se manifiesta en caravanas como las acontecidas en el Triángulo del Norte de Centroamérica, pero sí, desgrana a las familias pobres del Corredor Seco que atraviesa Nicaragua, y que en los últimos años han padecido los embates del cambio climático que merma la productividad agrícola y cierra las fuentes de ingresos de las familias que viven del campo.
“Está como hirviendo ahorita el tema de migrar, no podemos negar que está saliendo mucha gente de los municipios del norte que atraviesan el Corredor Seco de Nicaragua, donde la actividad productiva se ha visto disminuida por la falta del invierno, siendo esta una de las agravantes para que muchos productores tenga que migrar hacia Costa Rica, hacia España, pero sobre todo de manera ilegal hacia Estados Unidos; pero también ocurre en zonas urbanas como Chinandega o Managua, donde viven familias con mejores condiciones económicas”, declaró a la Agencia Sputnik, Alondra Flores, técnica en desarrollo de cooperativas agrícolas que labora en el municipio de Ciudad Darío, departamento de Matagalpa.
El corredor seco
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Corredor Seco es una franja de territorio altamente vulnerable a la variabilidad climática extrema que atraviesa los cinco países centroamericanos, y por su particularidad, las comunidades que lo habitan padecen largos períodos de sequía o lluvias extremas.
En el corredor viven 10 millones de personas, el 80% se dedica a actividades agrícolas que, cuando se ven disminuidas, afectan sus medios de vida y padecen inseguridad alimentaria, lo que les obliga a migrar, de acuerdo a la FAO.
En Nicaragua el Corredor Seco se ubica en departamentos del Pacífico y Norte: León, Chinandega, Carazo, Estelí, Madriz, Matagalpa y Nueva Segovia, donde el Gobierno garantiza bonos productivos, capacitación tecnológica, asistencia alimentaria, merienda escolar, entre otros programas paliativos en la región, no obstante la condiciones del clima no dan tregua a las poblaciones de esta franja.
“La gente está saliendo de comunidades (municipios) de Terrabona, Sébaco, San Isidro, Ciudad Darío, Esquipulas, y son llevados por redes de coyotes que te atraviesan hasta Guatemala o México. Sé de gente que sale en excursiones y te pasan levantando en la carretera Panamericana Norte, y en Ciudad Darío el punto de salida es el kilómetro 90. Son excursiones ya amarradas (planificadas), donde la gente conoce al coyote. En mi experiencia de viaje por la carretera he visto hombres jóvenes, de aspectos muy sencillos, muy humilde sólo con su ‘mochilita’ esperando el bus”, expresó la socióloga Flores.
Afirma que la migración de mujeres suele dar más hacia el sur: Costa Rica y Panamá, donde las nicaragüenses realizan, en su mayoría, labores domésticas, pero cuando toca viajar “mojada” hacia EEUU deben de inyectarse anticonceptivos de 3 a 6 meses, “porque sabe que seguro van a ser violadas”.
Incremento
La encuesta presentada en enero recién pasado por la firma M&R Consultores, evidencia una línea del tiempo sobre la disposición de los nicaragüense de migrar desde junio de 2003 hasta diciembre de 2021, la que se acentúa con el pico más alto de 69%, entre mayo de 2003 y junio de 2004, cuando el país era administrado por mandatario Enrique Bolaños (2002-2007), defensor del neoliberalismo.
En 2018, cuando Nicaragua atravesó una jornada violenta prolongada por varios meses que desembocó en un intento de golpe de Estado, la disposición de migrar incrementó de 33 a 45.2%.
“La gente se va definitivamente por asuntos económicos. Es obvio que el principal problema de las familias nicaragüenses es el problema económico y la gente quiere resolverlo. Esta consulta la realizamos desde el año 2000 y en los primeros años de esa década era de 7 de cada 10 decía que se quería ir (del país), ahora es al revés, 3 de cada 10 dice que se va”, comentó a la Agencia Sputnik Raúl Obregón, representante de M&R Consultores.
Afirmó que las poblaciones donde más se registra el fenómeno son las que habitan en Rivas (sur) que limita con Costa Rica, en el centro de Nicaragua: Chontales y Río San Juan.
Ilusiones a cuestas
De la comunidad de Puertas Viejas, un caserío de 200 familias ubicado en el municipio de Ciudad Darío, es originaria Digna Vásquez, técnica en enfermería de 44 años, que se dedica a la venta de medicamentos y labores de limpieza. Ella y su esposo de oficio albañil, son padres de cuatro hijos, el mayor Julio Manzanares de 22 años, quiso ser boxeador y chef.
Con esa ilusión, Julio, migró a Managua (capital), donde lo entrenó Luis Alberto González, papá del tetracampeón mundial de boxeo Román “Chocolatito” González. Sin embargo, las necesidades económicas lo obligaron a abandonar su afición y dedicarse a la cocina en Ciudada Darío, aunque la pandemia del COVID-19 llevó al cierre de los negocios locales y lo conminó al desempleo.
La migración de otros jóvenes de Puertas Viejas lo motivó a buscar empleo en EEUU. Para el viaje (el 11 de agosto de 2020), la familia se endeudó con un préstamos de 17 mil dólares que le fueron entregados al coyote que lo llevó ilegal a México y después a El Paso, Texas, donde ingresó el 2 de noviembre del mismo año.
La travesía duró casi tres meses, que significaron la agonía de su madre. Ella sólo supo en noviembre de 2021 que su hijo fue secuestrado por la mafia de coyotes que opera en México.
“Lo tuvieron capturado tres días, lo golpearon, lo mantuvieron con la cabeza amarrada (vendada), lo metieron a una casa que quedaba lejos (en Ciudad Juárez) y lo soltaron porque él mencionó a “Toño”, el coyote que lo llevó y que parece que era conocido de los secuestradores.
Julio ahora trabaja en labores de construcción en California, donde le pagan 12 dólares la hora tres días a la semana, porque la jornada es reducida durante el invierno. Debe pagar 700 dólares en renta y comida y enviar a Nicaragua “lo que puede” a su familia para el pago de la deuda adquirida para financiar su viaje.
Su mamá dice que lo prefiere en Nicaragua que ilegal padeciendo en otro país, “pero igual aquí nunca encontraba trabajo fijo, cerraban el local y quedaba desempleado, de aquí de mi pueblo se han ido varios, todos jóvenes.
Conflictos
La migración es un fenómeno presente en la historia de Nicaragua, tanto como los desastres provocados por terremotos, huracanes, sequía y conflictos sociales que acontecen desde los tiempos de la colonia española y se extienden la historia reciente de mediados del siglo pasado, con la prolongación de dictaduras, revoluciones y guerras financiadas por EEUU.
Los conflictos políticos desencadenados en abril de 2018, obligó a opositores del gobierno del presidente Daniel Ortega (izquierda), a migrar a EEUU, Canadá, España, Costa Rica y Panamá; muchos participaron en asesinatos de policías, civiles, saqueo de centros comerciales, supermercados, quema de viviendas e instituciones públicas y en el levantamiento de tranques (bloqueos de carreteras), otros se declararon perseguidos por el gobierno por haber participado en las protestas.
En agosto de 2021, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) en Costa Rica declaró que más de 108.000 nicaragüenses abandonaron el país, de los cuales tres cuartas partes se encuentran aún buscando protección en la vecina del sur.
El golpe fallido provocó la muerte de unas 300 personas, daños a la economía de 27.000 millones de dólares y el desempleo de unas 200 mil personas, situación que fue agravada por la pandemia del COVID-19 y el paso de los huracanes Eta e Iota en 2020, lo que provocó mayor crisis económica en la región.
La migración representa el anhelo de los nicaragüenses de tener una mejoría económica que impacta a sus familias a través de las remesas enviadas y que en 2021 totalizaron 2.000 millones de dólares, el 68% proveniente de EEUU, un récord para el país centroamericano.
Fuente: mundo.sputniknews