En los últimos años, y en gran medida motivado por el ingreso de migrantes por pasos no habilitados y en forma irregular, hemos visto que en medios de comunicación y redes sociales se instauró la opinión, de que la migración venezolana ha tenido un impacto más negativo que positivo.
Los graves problemas económicos, sociales y políticos que vive Venezuela han generando desde hace años, la crisis migratoria más grande que se haya vivido en América Latina. Esta situación originó que muchos países receptores de este flujo humanitario fueran sorprendidos por su magnitud, con un fuerte impacto en múltiples dimensiones que van desde políticas migratorias hasta la gestión efectiva de la inserción cultural. Según cifras de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), en Chile se estima que han ingresado 444.423 venezolanos por pasos fronterizos habilitados.
En los últimos años, y en gran medida motivado por el ingreso de migrantes por pasos no habilitados y en forma irregular, hemos visto que en medios de comunicación y redes sociales se instauró la opinión, de que la migración venezolana ha tenido un impacto más negativo que positivo, al asociarse con la ocurrencia y aumento de la delincuencia. En esa línea, no cabe duda que la institucionalidad chilena está en todo su derecho, de aplicar la justica y en caso de ser procedente, expulsar a quienes han venido a delinquir o realizar actividades ilícitas.
Sin embargo, la generalización de estos hechos indeseados realizados por unos pocos, puede hacer perder una oportunidad única para Chile de incorporar un flujo de talento de gran magnitud, que desea desarrollar una vida digna, con profundos valores familiares y vocación de trabajo técnico y profesional. Incorporar una visión de país ganar-ganar, permitirá integrar eficientemente a migrantes que tienen un potente impacto positivo en áreas como salud, servicios, educación, cultura y que pueden ayudar a revertir la baja demográfica, entre otros.
Un estudio realizado por la consultora Equilibrium SDC, Cavecom, Cavex, OIM y la Agencia Sueca de Cooperación para el Desarrollo Internacional, da cuenta que la migración venezolana aportó US$ 409,7 millones en recaudación de impuestos fiscales en 2022, equivalente al 1% de la recaudación fiscal total de dicho año, y esta tributación podría ascender a US$510,1 millones, si se regularizara a todos los que participaron en el proceso de empadronamiento en 2023.
El informe también reveló que el 36,8% de los venezolanos en el país cuenta con educación universitaria y el 13,5% con nivel técnico superior, aunque sólo el 11,9% ha convalidado su título o está en proceso de hacerlo y el 63,1% menciona no ejercer su profesión. Esto muestra que Chile está perdiendo una gran cantidad de capital humano en áreas clave como medicina, derecho, administración y educación, y creemos que para solucionarlo es muy importante que se fomenten programas de inserción laboral para los migrantes calificados, priorizando sectores clave y ubicación geográfica.
Otros elementos muy relevantes para que Chile aproveche las capacidades de los migrantes venezolanos son regularizar la migración, a través de un modelo accesible y asequible; flexibilizar los procesos de contratación para extranjeros; promover programas de integración socio-cultural y económica; y ejecutar programas de educación e inclusión financiera con entidades bancarias para que migrantes puedan acceder a fuentes de financiamiento formales.
De esta forma, el país podrá maximizar los beneficios de la migración venezolana con un impacto positivo directo en su economía y en su desarrollo. En definitiva, los procesos de integración son el eje central de una estrategia socioeconómica exitosa, en tanto la inversión crece y el capital humano se desarrolla. Esto es lo que yo llamo un proceso migratorio eficiente ganar-ganar.
Fuente: elmostrador.cl