Los migrantes haitianos, cubanos, venezolanos, incluso de varios países de África o Asia, esperaban la reapertura de las fronteras de Panamá, cerradas desde hace meses por la pandemia, para poder continuar su ruta hacia Estados Unidos. Ahora han reiniciado su travesía, pero el camino es largo y peligroso; la mayoría tuvo que cruzar el Darién, una selva densa y pantanosa que separa a Colombia de Panamá, y cientos de ellos llegan todos los días a Bajo Chiquito, un pueblo pobre de Panamá a tres horas en bote desde la carretera más cercana. Reportaje de Laurence Cuvillier y Matthieu Comin.
Fuente: France24