Desde principios de año, en siete meses, más de 65.000 personas han entrado en Serbia. Desde la ciudad de Subotica, en el norte de Serbia, son miles los que intentan cruzar la frontera con Hungría para entrar en la Unión Europea. Un incremento de migrantes no visto desde 2015.
Muchos de ellos tienen huellas de arañazos de alambre de espino, mordeduras de perro o golpes. Se quejan de las agresiones de la policía húngara.
Hay tunecinos, marroquíes y argelinos que no huyen de ninguna otra guerra que la de la miseria que encuentrean en sus propios países,
Más de la mitad tienen como objetivo Francia.
Pero el gran obstáculo que frena su proyecto es la doble valla de cuatro metros de altura levantada en 2015 por el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, para frenar los flujos migratorios en la llamada “ruta de los Balcanes”.
En aquel momento, la gran mayoría de los migrantes eran sirios y afganos que huían de la guerra y pretendían llegar a Alemania.
Según la agencia europea de vigilancia de fronteras Frontex, se han detectado más de 70.000 personas en la ruta de los Balcanes desde enero, tres veces más que el flujo visto en el mismo periodo el año pasado,
Unas cifras que no se veían desde la crisis de 2015 cuando recurrieron la que es actualmente la ruta migratoria más activa hacia la UE” cerca de un millón de personas.
Fuente: euronews
