Por Joelnix Boada
Emigrar no es fácil, y menos para quienes tienen condiciones que dificultan su comunicación, como la sordera. Es por eso que en 2020 la Universidad Federal de Roraima creó el Programa Interinstitucional Migrantes Sordos (MiSordo), el cual tiene como misión orientar a los migrantes en su proceso de llegada a Brasil, interpretar sus casos jurídicos, orientarlos en la inserción laboral y traducir información, entre otras misiones.
Solo en el primer año de su fundación prestaron más de cinco mil servicios a personas migrantes con discapacidad auditiva, y desde entonces el 90% de sus atendidos han sido venezolanos. El dato no es casual: Brasil es el tercer país de acogida de migrantes venezolanos en la región, y hasta noviembre de 2023 recibió a 510.499 criollos, de acuerdo con la Plataforma de Coordinación Integral para Refugiados y Migrantes de Venezuela.
Thaisy Bentes de Souza, lingüística de la lengua de señas de la Universidad Federal de Roraima y Cofundadora del programa MiSordo, junto al profesor Paulo Piral Araújo, explicó cuáles han sido los principales retos, aprendizajes y fortalezas que ha tenido este proyecto que es el primero de Brasil en dedicarse por completo a esta población específica de migrantes, y que se ha dedicado a estudiar la lengua de señas venezolana (LSV).
– ¿Qué los motivó a crear el programa de extensión en la Universidad Federal de Roraima en 2020? ¿Quiénes participaron en su creación?
– Mucho antes, desde que llegué a vivir en Boa Vista, en 2015, me encontré con migrantes sordos. En su mayoría sordos venezolanos, pero no estaban en situación de vulnerabilidad social. Algunos venían de paseo, conocían a sordos brasileños, y así comenzaron las interacciones.
Hicimos un curso de LSV, porque me encanta aprender otros idiomas, y realizamos este curso con muchas personas sordas, en una situación lingüística un poco complicada. En ese período estaba embarazada, así que no podía realizar ninguna acción por la universidad y me quedé en casa traduciendo currículos para los sordos a través de la pastoral del migrante y la pastoral del sordo. Creamos dentro de una iglesia católica la pastoral del sordo, y como profesora de la universidad comenzamos a colaborar. En la pastoral del sordo había dos brasileños y 40 venezolanos participando. Así que casi se convirtió en la Pastoral de los Sordos Migrantes. Y así, como me quedé en casa con mi bebé, iba a misas y las interpretaba, eso fue en 2017, 2018, 2019.
Interpretaba en las misas, elaboraba currículos, los acompañaba en entrevistas de trabajo, y continuamos en esa dirección. Cuando volví a trabajar en 2018, comencé con una actividad con los alumnos en las pasantías que eran dentro de la iglesia católica y en otras iglesias, siempre para sordos venezolanos.
Cuando llegó la pandemia en 2020, cesamos. Detuvimos todas las actividades, pero la demanda continuó. Y ahora, ¿qué hacemos? Necesito trabajo, no tengo empleo, prometían dinero, apoyo, presupuesto para ayudar al proyecto, y ahí fue cuando dijimos: no, es hora de hacer algo más institucionalizado. Entonces surgió la idea, junto con una amiga de la Universidad Federal de Florianópolis, en Santa Catarina -otra profesora-, de crear un programa específico para atender esta demanda. Creamos un proyecto, y ese proyecto se convirtió hoy en lo que es el MiSordo.
En 2020 con la pandemia comenzamos a trabajar de forma virtual, por teléfono y videollamadas. Siempre atendiendo cuestiones de regularización, con documentos, traducción. El único recurso que teníamos era el apoyo de intérpretes de lengua de señas brasileños que aprendieron de manera muy natural con el contacto con el sur venezolano la LSV.
En ese período atendimos más por videollamadas y también realizamos varios cursos relacionados con el aprendizaje de la LSV para acoger mejor a los sordos, ya que llegaban en una situación lingüística sin conocer las dos lenguas de Brasil, que son la Lengua de Señas Brasileña (Libras) y el portugués.
– Son el primer programa de atención para personas sordas en situación de migración y refugio en Brasil. ¿Cuál es la cifra de personas que han ayudado en los últimos cuatro años y cuáles son sus nacionalidades?
– Esa es la pregunta que más nos hacen. Pero no tenemos respuestas exactas porque las demandas no son constantes, a veces atendemos a una persona, pero son muchos los atendimientos. Estas personas demandan varias situaciones, desde cuestiones laborales hasta necesidades de alquiler, vivienda, educación, acceso a la justicia y a la salud.
De 2020 a 2021 en un año hicimos 5 mil servicios, pero eso no significa que son 5 mil personas, registramos cerca de 400 personas solo en Boa Vista. En 2022 a 2023, tenemos un registro de 100 ya residentes en Boa Vista, Roraima, que llegaron hace unos días o ya tienen cinco, seis años, siete, ocho años en Brasil.
No tenemos datos de hacia dónde fueron interiorizados, ni dónde están y cuántos son en todo Brasil. Eso es un tema muy pendiente, principalmente con Acnur. Ahora, en relación a las nacionalidades, ya hemos atendido a sordos que quedaron como refugiados de la Copa Paralímpica de 2022, ya que la sede fue Brasil y quedaron sordos de Cuba y Pakistán, quienes se pusieron en contacto con nosotros para intentar hacer una mediación lingüística. Fue algo bastante complicado, porque escribían en inglés que casi nadie entendía y hablaban la lengua de señas de Pakistán y la lengua de señas de Cuba.
De otras nacionalidades solo tenemos contacto con profesores y docentes de otras fronteras, tanto la frontera con Uruguay, Paraguay y Bolivia, que tienen un tránsito de sordos migrantes bastante marcado, pero la mayoría, el 90% de nuestros atendimientos, consiste en sordos venezolanos. En Santarém, Pará, también atendemos a sordos venezolanos, pero de la etnia warao, que están en crisis.
– Durante el primer año prestaron más de cinco mil servicios a migrantes sordos. ¿Cuáles fueron sus fortalezas y debilidades durante este periodo?
– Pregunta muy interesante. Porque surgieron muchos desafíos en distintos ámbitos, en varios aspectos de la vida de cada persona. Y todos ellos están interligados el idioma. Soy graduada en el área de letras, traducción, interpretación, derechos humanos, derechos lingüísticos, en letras y con enfoque en traducción e interpretación. Formación de traductores e intérpretes de lenguas de señas.
Pero las demandas traídas por los migrantes van mucho más allá, no solo traducir e interpretar, fueron inclinándonos, nos llevaron a entender sobre derecho internacional, derechos humanos, derechos lingüísticos, de salud, de acceso, que se juntan todas.
Entonces fuimos pensando, pensando con el tiempo, cómo hacerlo, y todas las acciones siempre son demandadas por la propia comunidad. Entonces, hoy en día tenemos dos grupos en Roraima, un grupo que ya está viviendo en casas alquiladas, un grupo que tiene su trabajo, tiene empleo, puede mantenerse, y otro grupo que es aquel que siempre está llegando, o va al proceso de interiorización, o trabajamos para su permanencia en Roraima.
Todo lo que hacemos es voluntario, pidiendo colaboración, tratando de construir redes, redes de apoyo con otras instituciones que ya lo lograron, que ya realizan este tipo de atención a migrantes o que no lo hacen, pero que dirigimos estas acciones a estos migrantes sordos. Creo que eso es una fortaleza, porque crear esta red, para dar esa visibilidad, decir así, existen sordos que están en una situación diferente de los otros sordos de Brasil y existen sordos migrantes.
Creo que las dificultades son todos los días, principalmente con cuestiones financieras, porque para realizar cualquier acción dependemos de taxis, dependemos de almuerzos, dependemos de pagar, pagar a la persona para realizar una acción. Entonces, en estos años ya hemos realizado muchas cosas y hemos dejado de realizar muchas cosas por financiamiento.
– Tras la fundación del proyecto, este ha servido para realizar estudios como la migración y refugio de personas sordas y lenguas de signos de fronteras. ¿Qué hallazgos han encontrado y dónde se pueden leer?
– Esta es otra pregunta recurrente. Porque no tenemos dinero, no contamos con recursos financieros para crear un sitio web. Un sitio web aquí en Brasil puede costar alrededor de 5 mil reales. Para hacerlo, tendríamos que sacarlo de mis propios recursos. Hasta ahora, no hemos logrado crear un sitio web para reunir todo lo que tenemos.
Cuando alguien lo necesita, tengo que ir al currículo Lattes. El currículo Lattes es el currículo de los profesores en Brasil. Entonces, lo compilo todo en mi currículum y lo muestro allí. Pero básicamente nuestra presencia está en revistas, en el sitio web de la Universidad Federal del Oeste de Pará, está en el sitio web de la Universidad de Roraima, así que aún no tenemos un lugar, un blog, nada.
Tenemos las redes sociales, pero estamos tratando de obtener fondos a través de una petición para crear un sitio web que reúna todo esto.
– Cuéntenos sobre el programa de capacitación para el trabajo con migrantes y refugiados Sordos en Brasil. ¿Qué herramientas les brindan a los beneficiarios para su crecimiento laboral?
– Dentro de este proyecto hay tres grupos de destinatarios principales. El primero son los propios migrantes, con cuestiones de orientación, cursos de Lengua de Señas Brasileña (Libras) y cursos de lengua portuguesa.
El segundo grupo incluye a los agentes que trabajan en el Programa de Interiorización de Acnur Brasil, que es el Centro de Coordinación de Interiorización, así como en otras instituciones de migración. Para ellos ofrecemos tanto cursos de Libras como cursos de LSV, así como también información sobre cuestiones de discapacidad, teorías y terminología, especialmente en términos de cómo referirse a las personas sordas.
El tercer grupo de destinatarios son los traductores e intérpretes, quienes se centran más en la traducción comunitaria, abordando términos específicos como traducción intermodal, entre lenguas orales y lenguas de señas, así como el aprendizaje de las propias lenguas de señas y cuestiones relacionadas con la migración, porque no hay eso en el pensum del curso de letras libras para el curso de Roraima. Es otra lucha que estamos teniendo para incluir esos temas en el pensum de los intérpretes, en este no aparecen los temas de migración, proceso migratorio, derecho internacional, y estos tres grupos son los enfoques prioritarios del programa.
– De acuerdo con su experiencia, ¿cómo debe ser la atención adecuada a los migrantes sordos?
– Creo que el primer aspecto a tener en dar atención es saber que están allí, pero que no están comprendiendo lo que se está hablando. Ah, estoy hablando español, que es su idioma. No lo es. El idioma de los migrantes sordos de Venezuela es la LSV. En una conversación con la secretaría de educación de Roraima, ella dijo que ayer teníamos una lista con 18 niños sordos fuera de la escuela. Entregamos esa lista y ella dijo que Unicef hizo una llamada en español y ningún niño quedó fuera.
Así que creo que es necesario realmente dar atención, la visibilidad y la inclusión para comprender que pasan por un proceso lingüístico diferenciado, no es suficiente, pero es lo básico para que sean incluidos. Saber que existe un público sordo que no oye las instrucciones en lengua portuguesa o en español ya es lo básico.
Otro punto, muy importante, es que la propia comunidad sorda está ayudando en la entrada de los sordos que están llegando. Todos son de un lugar diferente y que están aquí, viven su vida y no pueden, aún no han logrado crear lazos afectivos para crear una comunidad, para decir así, una comunidad unida, igual que las comunidades aquí en Brasil.
– ¿Cómo es la atención de migrantes sordos en otra parte de Latinoamérica? ¿Hay registros de que otros países de Latam también han pasado por esta situación?
– Esta es una investigación personal que he estado realizando desde prácticamente 2020, pero ahora que estoy logrando encontrar algunas otras experiencias, la experiencia que tenemos es en los países nórdicos, muy lejos de América Latina. La experiencia se cuenta de manera similar a como contamos en nuestros relatos.
Los migrantes sordos en estos países enfrentan los mismos problemas, como la falta de comunicación adecuada, acceso al trabajo, acceso a la salud. Son los mismos problemas, lingüísticos, cuestiones de salud, cuestiones de comprensión sobre la migración, sobre la presentación de los documentos necesarios.
También está el Estudio Migratorio de venezolanos en Alemania, que tiene un amigo nuestro, el profesor Alejandro Oviedo, que es el maestro de cuestiones de inmigrantes sordos en Venezuela, pero ahora está viviendo en Alemania. Y él dice que también hay muchos sordos inmigrantes en Alemania que pasan por el mismo problema.
Pero no hay un grupo como MiSordo, pensando, escribiendo, informando y llevando a cabo acciones directas. Así que las experiencias en otros lugares son muy escasas. Creo que solo encontré estas en los países nórdicos. También tenemos en España, hay un ministerio, pero están insertados en la cuestión de la discapacidad.
Aquí no trabajamos con ellos y los consideramos como personas lingüísticamente diferentes, no como discapacitados. Pero las políticas públicas de Brasil siempre vuelven a la cuestión de la discapacidad. Entonces, allí en España, está más enfocado en el inmigrante con discapacidad en general.
– ¿Cómo se ubica Brasil en comparación de otros países de Latam y del continente en atención a migrantes sordos o personas sordas en general?
– En términos generales, Brasil es considerado uno de los países con más investigaciones sobre lenguas de señas y la educación de sordos en América Latina. De hecho, es uno de los primeros países en tener leyes y políticas nacionales específicas para la comunidad sorda. En cuanto a los sordos migrantes, aunque es una pregunta que requeriría más investigación. Hasta ahora no he encontrado otras experiencias de acogida en otros países de América Latina.
Podríamos decir que Brasil está algo más avanzado en términos de registro y formalización de este tipo de acogida. Desde mi perspectiva, hay acciones de acogida en otros lugares, pero en términos de registro y formalización, Brasil está relativamente más avanzado en la institucionalización. Respecto a la traducción, el acogimiento y las políticas lingüísticas, hay una red más extensa.
En este sentido, diría que estamos bastante avanzados, especialmente en comparación con otros países que acogen a los sordos venezolanos, como Colombia. Según una investigación realizada por otra persona sorda allí, hay más migrantes sordos venezolanos en Colombia que en Brasil. Sin embargo, no tenemos un grupo como el Programa MiSordo llevando a cabo acciones directas. Es una pregunta que no se puede responder sin una investigación más profunda.
En cuanto a los sordos en general, Brasil ya es considerado uno de los países de América Latina con más producción académica sobre el tema. La Lengua de Señas Brasileña es una de las más estudiadas en otros lugares.
– ¿A cuántos migrantes venezolanos sordos han ayudado y cuál es el perfil que más se repite en esta población?
– Cuando aún estábamos en la pastoral teníamos un perfil de familias, muchas familias de sordos con hijos oyentes. Esa era la mayoría. Luego empezaron a venir mujeres sordas solas o hombres sordos solos. También ancianos. Una gran diversidad de personas. Ancianos, familias enteras, o ahora tenemos un perfil con muchas mujeres solas.
Tenemos un registro que incluye a 83 personas atendidas en 2023. De esas 83,56 son mujeres. Entonces, la mayoría son mujeres sordas solas, que dejaron a sus familias atrás. O mujeres con niños. Y vinieron con mucha valentía a intentar la vida aquí.
– ¿De dónde obtienen los recursos para este programa y cómo los pueden apoyar?
– Los recursos provienen de la Universidad Federal de Roraima, que brinda apoyo con estudiantes que reciben becas y materiales de oficina. También recibimos recursos de la Universidad Federal del Oeste de Pará, conocida como FOPA, que apoya en otras áreas, por ejemplo, ahora hemos recibido financiamiento para producir una guía de acceso a la educación. Esta guía tendrá traducciones a Lengua de Señas Brasileña (Libras) y al español. Entonces, solo tenemos esos financiamientos.
El resto proviene de nuestro esfuerzo, si necesitamos llevar a cabo una capacitación, voy allí y pago Uber, pago refrigerios, entre otros. Pero también recibimos donaciones. Por ejemplo, en 2022 realizamos una acción con mujeres sordas y ONU Mujeres patrocinó comidas, bebidas, el transporte y proporcionó kits. La OIM, por ejemplo, donó varias canastas básicas. Recientemente también recibimos donaciones de alimentos de Cáritas, del proyecto Sumauma. Recibimos, además, donaciones del propio Acnur, como material de oficina, impresoras, laptops y teléfonos celulares.
– ¿Cuáles son los programas que emprenderán en 2024?
– La atención que nunca se ha detenido. Junto con la pastoral universitaria, en el CCI, que es el Centro de Coordinación e Interiorización, antes estaba en el Petrig, pero hasta ahora no hemos tenido nuestra reunión para organizar y planificar lo que haremos en 2024. Todavía estamos de vacaciones. Así que aún no tenemos cuáles son las acciones específicas para el año. Lo que sí sabemos es que seguirá el mismo ritmo de los otros años.
Fuente: correodelcaroni