Organizaciones civiles estiman que hay entre 90.000 y 100.000 migrantes varados en la frontera sur de México, que se ve rebasada ante un incremento del flujo migratorio en los últimos meses tras la expiración del Título 42 de Estados Unidos.
El padre César Augusto Cañaveral, responsable de la Pastoral de Movilidad Humana en Tapachula, calcula que hay unos 90.000 migrantes en Tapachula, en el límite de México con Guatemala, mientras que el director del Centro de Dignificación Humana, Luis Rey García Villagrán, calcula 100.000.
El sacerdote expuso a EFE que la migración se ha complejizado en las últimas semanas, por lo que anticipa que viene una oleada aún mayor de migrantes que llegan a México a través de Centroamérica.
“Son incontables, hay albergues sobrepoblados por parte de los hermanos migrantes. En esta frontera, a pesar de ser porosa, sigue el fenómeno migratorio, muchos están encajonados en Tapachula, pero esta misma migración está haciendo que muchos de ellos sigan caminando por el Soconusco (región fronteriza con Guatemala)”, dijo.
Una nueva ola migratoria
La situación en la frontera refleja el repunte del flujo migratorio por México tras la caída inicial que provocó en mayo pasado la expiración del Título 42 de Estados Unidos, según reconoció el mes pasado el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El éxodo es visible en Centroamérica, donde Médicos Sin Fronteras (MSF) advirtió de una “cifra histórica” de más de 18.300 migrantes que transitaron en la última semana por el municipio de Danlí, uno de los puntos fronterizos de Honduras con Nicaragua.
Pero los hoteleros en Tapachula, uno de los sectores que más perciben los cambios migratorios, indicaron que la migración no solo es de Centroamérica, sino que han identificado migrantes de países lejanos de África, Asia y Oriente Medio.
“Varía por oleadas y por temporadas porque hay gente que viene de la ex República Soviética, Uzbekistán, Georgia, Ucrania, África, Asia, China, Filipinas, Indonesia, India, Sri Lanka, incluso hemos visto que ha venido de Emiratos Árabes”, detalló Miguel Reyes del Pino, empresario hotelero.
“Sí hay una cantidad de personas no solo de Latinoamérica, sino de otros destinos más lejanos. A veces uno piensa que ha habido turcos y sirios ahora por los problemas de terremotos que han tenido, de Medio Oriente hay una variedad de personas que se están moviendo con la esperanza de poder llegar a Estados Unidos”, añadió.
Un drama migratorio en las calles
La llegada de estos miles de migrantes a Tapachula ha dejado a personas que duermen y viven en las calles porque los hoteles, casas de alquiler y vecindades no tienen capacidad para tantas personas.
La hondureña Ana Rosa Serrato lleva más de un mes durmiendo en la vía pública junto a un grupo de hombres y niños que no cuentan con recursos para alquilar una casa porque la mayoría de los inmuebles están ocupados o han incrementado su costo.
Esta mujer huyó con su hija de Tegucigalpa el 25 de julio pasado porque la amenazaron las pandillas, por lo que llegó a Tapachula para salvar la vida de su hija y esperan una cita en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).
“Nos dicen que tenemos que esperar hasta que salga el número, la cita para después esperar otra vez para ir a Comar y después ir a Migración, que sabe cuánto tiempo más. El objetivo es ir a sacar una visa para atravesar México, donde hay trabajo porque aquí hemos buscado, pero nos dicen que los centroamericanos no tenemos permiso”, lamentó.
Santos Hernández es otro hondureño que tiene una casa de campaña a unos 100 metros de la oficina de la Comar, donde duerme con su hijo de 7 años desde hace 15 días.
Ante la desesperación, pidió al Gobierno mexicano que les ayude a agilizar sus trámites para no permanecer en estas condiciones.
“Los hoteles están demasiado caros, no andamos en esas condiciones para pagar un cuarto o mucho menos una casa, se han elevado demasiado, puede ser que se hayan elevado por la llegada de muchos migrantes”, comentó.
Fuente: us.noticias.yahoo