En las ruinas de una antigua iglesia bizantina del norte de Jordania, expertos jordanos y refugiados sirios trabajan juntos en un proyecto para restaurar el patrimonio cultural que ayuda a combatir la pobreza y la falta de empleo.
Con ayuda de pinzas y pinceles, los trabajadores restauran meticulosamente un piso de mosaico en la iglesia de San Juan Bautista, construida en el año 619 de nuestra era.
Es uno de los tres suelos de mosaico que están siendo o ya han sido restaurados en la pequeña ciudad de Rihab, que se suma al impresionante patrimonio de tesoros nacionales.
El mosaico más conocido de Jordania representa a uno de los mapas más antiguos de Tierra Santa, que consiste en más de un millón de teselas ensambladas originalmente en el piso de la iglesia bizantina del siglo VI en Madaba.
“No creo que haya otro país con tantos pisos de mosaico de la época bizantina”, dice el experto italiano de 54 años Franco Sciorilli, que supervisa el trabajo.
Rihab, situada a unos 70 kilómetros al norte de la capital, Amán, y a menos de la mitad de la frontera siria, llegó a albergar unas 32 iglesias, la mayoría de la época bizantina, según Sciorilli.
En la actualidad solo son visibles las ruinas de cinco o seis, entre ellas las de la catedral de San Jorge, construida en el año 230 y una de las más antigua del mundo, asegura.
El resto permanece enterrado en la arena.
Unas 300 personas, un quinto mujeres, trabajan en el proyecto piloto para restaurar este patrimonio, que dirige la Unesco y financia Alemania.
Todos los trabajadores viven en Rihab y en torno a un tercio son sirios.
Para Walid al Awad, que perdió su casa y su trabajo al huir de la ciudad de Daraa en medio de la guerra de Siria en 2012, el proyecto es una salvación.
“Estoy orgulloso de ser parte de la restauración y el mantenimiento de monumentos históricos”, dice este padre de seis hijos de 45 años.
“Me salvó financieramente y he conseguido mucha experiencia”.
– Formación y empleo –
Arrodillados en un trozo de esponja, los trabajadores están inclinados sobre mosaico marrón, blanco y negro, cuyo diseño representa a los ríos Tigris y Eúfrates así como árboles, flores y figuras geométricas.
No hay rostros o cuerpos humanos porque el emperador León III el Isaurio prohibió las representaciones humanas.
En una inscripción en antiguo griego se puede leer que el mosaico fue financiado por vecinos en honor a San Juan Bautista.
“El proyecto tiene dos objetivos principales: preservar el legado y crear empleo para las comunidades locales”, pese a que el empleo es de corta duración, dice Dania Dirani, jefa de la iniciativa de la Unesco.
Asegura que los trabajadores han recibido formación sobre la historia y las iglesias del lugar y sobre la restauración de mosaicos.
Solo la mitad de los 600 candidatos fueron elegidos, y los que más lo necesitaban fueron prioritarios, dice.
Los trabajadores ganan entre 12,5 y 15 dinares jordanos (entre 18 y 21 dólares) al día, dependiendo de sus habilidades y cualificaciones.
La comida y los gastos del transporte forman parte del paquete en un país donde el desempleo ronda el 23%.
Para Taha al Khazaleh, que tiene un diploma en restauración de mosaicos, no podía ser más oportuno.
“Estoy feliz de formar parte de este proyecto porque es mi especialidad, y me proporciona unos ingresos mensuales de 300 dinares”, dice este jordano de 32 años procedente de Rihab.
– “Que el mundo lo conozca” –
Abandonadas en el siglo IX, las iglesias en ruinas de la ciudad fueron redescubiertas a partir de 1999.
En la iglesia de Procopio y Sergio, construida en el año 390, los albañiles que trabajan para el proyecto de la ONU restauran pilares y zócalos.
La restauración del suelo de mosaico en la iglesia de Santa María, construida en el año 543, fue concluida el mes pasado.
La funcionaria de la Unesco Giorgia Cesaro dice que el proyecto supone “un cambio en el enfoque de la conservación del patrimonio”, y tiene en cuenta a las comunidades que viven cerca de los sitios arqueológicos.
“La idea es que ellos son los que pueden cuidar su patrimonio y no necesariamente (expertos) internacionales”, dice.
El proyecto piloto ha “sentado las bases de un proyecto mucho más ambicioso sobre seis sitios en el norte de Jordania financiado por la Unión Europea”.
Mientras tanto, el trabajo de Rihab, que empezó en octubre pasado, se espera que concluya para finales de mayo.
Sciorilli, que ha formado alrededor de 500 personas en la restauración de mosaicos desde que llegó a Jordania en 1994, está entusiasmado con la restauración del lugar.
“Los mosaicos que tenemos aquí son muy simples, pero la técnica es única, muy diferente de lo que puedes haber visto”, asegura.
“Haremos que el resto del mundo la conozca”.