Unas 144.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en las últimas dos semanas por la violencia desatada en la provincia congoleña de Kivu Norte, situada en el este de República Democrática del Congo (RDC) y escenario de nuevos enfrentamientos entre milicianos del Movimiento 23 de Marzo (M23) y efectivos de las Fuerzas Armadas.
La localidad de Sake es el epicentro de estos combates, que han motivado un nuevo desplazamiento masivo de personas hacia campamentos que ya están saturados en las inmediaciones de la capital regional, Goma. Unas 215.000 personas han llegado a unas áreas que ya albergan a medio millón de desplazados, mientras que varias decenas de miles más han optado por huir hasta Minova, en la vecina Kivu Sur, según la ONU.
Una portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Eujin Byun, ha afirmado este viernes que, desde el 7 de febrero, unas 144.000 personas han huido de una serie de ataques «indiscriminados» que ya han provocado la muerte de más de una veintena de civiles y heridas a unos 60.
ACNUR ha dado la voz de «alarma», «gravemente preocupada» por el empeoramiento de las condiciones humanitarias en el este de la RDC. «La intensificación de la violencia y el conflicto está provocando graves efectos sobre civiles inocentes, cientos de miles de los cuales intentan buscar seguridad en las periferias de zonas en conflicto», ha dicho Byun.
Los equipos de ACNUR tienen constancia de casos de asesinatos, secuestros y quema de viviendas», «atrocidades» a las que ha llamado a poner fin. La portavoz ha reclamado un cese «urgente» de los enfrentamientos en toda la zona este de RDC, donde operan varios grupos armados.
Naciones Unidas ha denunciado el bloqueo de carreteras en la zona, lo que complica la llegada de bienes básicos a los mercados locales y el reparto de ayuda humanitaria. El director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en la RDC, Peter Musoko, habla ya de «una catástrofe humanitaria de proporciones masivas» y avisa: «Si no actuamos ya, morirá gente».
El responsable del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), Grant Leaity, ha pedido especial protección para los niños. «Estamos extremadamente preocupados por la seguridad de los niños y de sus familias en los campamentos de Goma y sus alrededores», ha señalado.
«Los combates nos siguieron»
Harerimana Ndeze Vianney había llegado a Sake junto a su mujer y sus tres hijos, de entre ocho meses y seis años de edad, para escapar de los bombardeos militares en Kitchanga. «Nos quedamos una semana, pero los combates nos siguieron hasta aquí», ha contado a la ONG Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), que también trabaja en la zona.
Esperan en un hangar junto a otras 90 personas a conseguir un refugio, sin posibilidad de tener ingresos a corto plazo y con un «gran problema», el agua. «Mi mujer espera colas de hasta tres horas para llegar al grifo. A veces, se escuchan disparos y termina volviendo con las manos vacías», cuenta.
Su objetivo, «si la guerra para», es volver a casa, para poder recuperar también su trabajo en el campo.
El Plan de Respuesta Humanitario lanzado por la ONU para la RDC en 2024 reclama 2.600 millones de dólares (2.400 millones de euros), con el objetivo de brindar ayuda a 8,7 millones de personas. ACNUR, que recuerda que el país alberga a más de siete millones de desplazados internos y refugiados, pide también 668 millones de dólares (unos 617 millones de euros).
Fuente: elpais.cr