Engañados por contrabandistas, devueltos por los guardias fronterizos polacos o empujados por las autoridades bielorrusas más allá del alambre de púas. En este episodio especial de Los Observadores, tres migrantes que intentaron ingresar a Polonia a través de Belarús, nos contaron lo que está realmente sucediendo durante esta crisis. Sus voces y los videos que han tomado nos brindan un acceso incomparable a los desafíos que enfrenta la frontera.
Son de Irak, Siria o África subsahariana, a menudo convencidos por los rumores de que las fronteras entre Belarús y Polonia o Lituania están “abiertas”, de que entrar en la Unión Europea sería fácil. Con la esperanza de lograr su sueño europeo, estos inmigrantes acudieron en masa, para darse cuenta pronto de que la realidad es completamente diferente a lo que les dijeron.
Cuando se enteró de que Belarús estaba ofreciendo visas a los iraquíes, Mostafa Mohsin no lo pensó dos veces. Llevaba años soñando con dejar Irak, harto de la violencia, el desempleo y la corrupción. Como aspirante a periodista, decidió filmar su experiencia: el momento en que se despidió de su madre, sus vuelos a Dubái y luego a Minsk, comprando materiales para acampar en el bosque y cortar el alambre de púas en las vallas fronterizas y finalmente, su llegada a Alemania.
Aunque Mostafa tuvo éxito, con la esperanza de obtener eventualmente el estatus de refugiado, nuestros otros observadores se quedaron atrapados en el lado bielorruso de la frontera. Sirwan (no es su nombre real), que es kurdo, participó en una movilización masiva de migrantes el 8 de noviembre, alentado por videos en algunas páginas de Facebook para reunirse y hacer una entrada colectiva en Polonia. Él, como la mayoría de los que lo acompañaban, tuvo que quedarse en un campamento improvisado frente a las cercas de alambre de púas en la frontera con Belarús, en el frío intenso y con poco para comer.
Nuestro observador Jimmy (no es su nombre real), que viene de África central, también se sintió golpeado por el frío. Nos contó cómo él, su esposa y sus dos hijos se encontraban entre varios migrantes que fueron escoltados y empujados hacia la frontera polaca por guardias bielorrusos. Después de intentar tres veces cruzar la frontera y ser devuelto por los guardias polacos en cada intento, Jimmy decidió darse por vencido.
Su hija se había resfriado y tenía fiebre, así que se regresó. Pero para evitar a las autoridades bielorrusas, se vio obligado a pagar un soborno. Varios otros migrantes con los que hablamos contaron historias similares de cómo se les pidió sobornos, siendo esta una de las tantas formas en que los miles de migrantes varados en la frontera entre Belarús y Polonia han quedado atrapados en medio de esta confrontación geopolítica.
Fuente: France24