Cristina Herráez
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Por primera vez en su historia, los países de la UE se han puesto de acuerdo para acoger a refugiados bajo la Directiva de Protección Temporal
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No se deberían crear “refugiados de primera y de segunda”, reclama la activista Helena Maleno
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La diferencia de trato a las personas que llegan a España por la frontera sur “es un hecho”, constatan desde ACNUR o CEAR, aunque “son situaciones legales distintas”
Si la madre de Olelsiy Sagirov lograra salir de la asediada Mariúpol y consiguiera alcanzar la Unión Europea, contaría de inmediato con permiso de residencia y acceso al mercado laboral. Así de fácil. Ese es el compromiso de las autoridades, que “durante el tiempo que estén entre nosotros”, los refugiados ucranianos se puedan sentir como si estuvieran en su país, “con todos los derechos, permisos y capacidades”, explicó el presidente Pedro Sánchez durante su visita al centro de refugiados de Pozuelo.
La acogida que se está haciendo de las personas procedentes de Ucrania está siendo inédita, entre otras cosas y sobre todo, porque es la primera vez que las autoridades europeas activan la Directiva de Protección Temporal. Una norma creada a raíz de la guerra de la antigua Yugoslavia, que nunca se había puesto en marcha, y que ofrece “protección inmediata y un estatus legal claro con acceso a la vivienda, el mercado laboral, la atención médica, a los derechos sociales y a la escuela para los niños”.
¿Refugiados de primera y de segunda?
La respuesta dada en esta ocasión por la UE ha sido “histórica”, en palabras de la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, y muy aplaudida por las asociaciones de ayuda a refugiados como ACNUR o CEAR. Una respuesta “ejemplar” que, inevitablemente, invita a la comparación. ¿Por qué no se hizo lo mismo con los sirios que huían de la guerra en 2015, o con los migrantes que llegan a las costas españolas en cayuco procedentes de África?
Según la activista por los Derechos Humanos, Helena Maleno, no se deberían “crear refugiados de primera y de segunda“, pero lo cierto es que se da un tratamiento diferente a quienes huyen de “violencias” a través de la “frontera sur”, frente a los refugiados de la guerra de Ucrania con los que “ha habido buenas prácticas”, tanto mediáticas como administrativas.
Situaciones legales distintas
“Está claro que cuando hay voluntad política las cosas se pueden hacer”, explica a NIUS Paloma Favieres, directora de Campañas de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Lo que ha demostrado la guerra en Ucrania es que “cuando las autoridades europeas, quieren, pueden“. La diferencia de trato, entre las personas que llegan por la frontera sur y las que ahora están llegando de Ucrania, es un hecho, asegura la experta, pero “lo que pasa es que son situaciones legales distintas”. “Lo que les estamos ofreciendo a los ucranianos es una protección temporal que está fuera del marco de la protección internacional que se da a los refugiados”.
Tal y como indica Paloma Favieres, la protección temporal se da ante la afluencia masiva de personas, que ya se encuentran en el territorio, con el fin de descongestionar los sistemas de asilo. Las personas que llegan por la frontera sur son merecedoras de la protección internacional, explica, pero el supuesto del que parten no es necesariamente un conflicto bélico, sufren una persecución individualizada y “por tanto no deben ser objeto de una protección temporal, sino que deben ser reconocidas como refugiadas”, diferencia la directora de CEAR.
“La cuestión aquí es, ¿por qué no se aplicó la Directiva de Protección Temporal a los refugiados sirios tal y como pedimos las organizaciones humanitarias?, o ¿existen cauces y procedimientos para que las personas que cruzan el Estrecho y el Atlántico accedan a la condición de refugiado de una manera legal y segura? Pues no, no existen”, responde rotunda Paloma Favieres.
Lo cierto es que, en poco más de un mes, casi cuatro millones de ucranianos han cruzado la frontera de su país para escapar de la invasión rusa y refugiarse en suelo europeo. Y lo cierto es que los países de Visegrado (Eslovaquia, Hungría, Polonia y la República Checa), que en su día se negaron a cumplir las cuotas de reubicación con los refugiados sirios, hoy son los países que más ucranianos están acogiendo en una Unión Europea que aprobó por unanimidad la puesta en marcha de la Directiva de Protección para los refugiados de la vecina Ucrania.
La cogida a los ucranianos, como ejemplo
“Es la crisis migratoria más rápida desde la Segunda Guerra Mundial”, indica María Jesús Vega, portavoz de ACNUR, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. “¿Si hay refugiados de primera y segunda?, nosotros no vamos a dejar de pedir el respeto al derecho de asilo para todas las personas, con independencia de su nacionalidad, su raza, el color de la piel, de su religión u orientación sexual”, responde María Jesús Vega a NIUS.
“Ojalá -desea la portavoz de ACNUR en España- esta buena práctica con las personas procedentes de Ucrania sirva de ejemplo para otras situaciones y que esta solidaridad se pueda extender no solamente en el tiempo, sino también a personas de diferentes nacionalidades que se encuentran en España y que han pasado por las mismas guerras, por los mismos miedos y por las mismas amenazas que están atravesando en este momento los ucranianos”.
La mujer que cruza en patera el Mediterráneo o sube en cayuco el Atlántico para alcanzar las costas españolas tiene el mismo derecho a ser acogida porque, probablemente, sufre el mismo miedo a perder la vida que una persona de Ucrania, explica. “Por eso creo fundamental que se cumpla y se respete el derecho de asilo y ojalá -insiste María Jesús Vega- la respuesta positiva que la Unión Europea está dando a su vecino ucraniano sirva para armonizar las políticas de asilo de los estados miembros y para sacar adelante el pacto sobre migraciones y asilo que está sobre la mesa, con los mayores estándares de protección internacional”.
Fuente: niusdiario.es