“Considerando esta situación tan preocupante, llamo a todos los Estados a ser solidarios con Haití y les insto a no devolver a los haitianos a un país extremadamente frágil”, declaró en un comunicado el Alto Comisionado para los refugiados, Filippo Grandi.
El austriaco animó a “los gobiernos de la región a velar por que todos los haitianos tengan acceso a un régimen jurídico, a una protección y a servicios de apoyo, sin importar las razones por las que abandonan su país”.
En junio de 2022, había 147.558 solicitantes de asilo haitianos en el mundo, según la agencia para los refugiados.
“La mayoría de los haitianos viajan por las islas Turcas y Caicos y Bahamas hacia Estados Unidos, y en menor medida por el Caribe oriental hacia Chile y Brasil”, indicó Olga Sarrado, portavoz de la agencia.
Türk pidió solidaridad para garantizar que los solicitantes de asilo tengan acceso a procedimientos justos y eficaces, indicando que el derecho internacional de los derechos humanos prohíbe las devoluciones y expulsiones colectivas sin una valoración individual.
También advirtió que la incesante violencia armada ha sumido a Haití en la peor situación humanitaria en décadas.
“Haití está al borde del abismo”, indicó, llamando a evitar “repetir los errores del pasado”.
Desde septiembre el país se enfrenta a una parálisis casi total debida principalmente al bloqueo de la mayor terminal petrolera del país por bandas, lo que provoca escasez de combustible y de agua potable.
Ante este nuevo episodio de una crisis humanitaria, política y de seguridad crónica, a la que se une la reaparición del cólera, el primer ministro Ariel Henry pidió auxilio a la comunidad internacional.
Antonio Guterres, secretario general de la ONU, pidió el 9 de octubre al Consejo de Seguridad que piense en enviar una fuerza armada internacional para acabar con esta “pesadilla”.
Fuente: elfinancierocr.