La toma del grupo Talibán en Afganistán dejó en el medio a miles de civiles que esperan huir del país en busca de protección. Los vecinos, Irán, Pakistán y Turquía se preparan ante una eventual llegada masiva de refugiados. El Gobierno turco blinda sus fronteras para detener el paso y advierte a Europa que no está dispuesto a ser un “almacén de refugiados”. Mientras, Grecia insiste en que tampoco será la puerta de entrada a Europa y pide cooperación a la UE para gestionar los flujos migratorios.
En la frontera entre Irán y Turquía hay rastros del tránsito de migrantes.
Algunos afganos están en el camino y se espera que aumenten las cifras después de la toma del poder por parte del grupo Talibán. Los que migran no ven otra opción. “Todo va a empeorar en Afganistán, somos jóvenes que tendríamos que estar en una escuela. Mi vida se acabó y solo tengo 19 años”, lamenta Nakivillah Ikbali.
Pero el viaje no es fácil. Salir de Afganistán es casi imposible por el bloqueo que ejercen los insurgentes y al llegar a Turquía hay un nuevo bloqueo. El Gobierno turco avanza en la construcción de un muro de hormigón que se extenderá por los casi 300 kilómetros de la frontera que el país comparte con Irán.
Mientras tanto, desde el exilio, los refugiados afganos temen por la suerte de sus amigos y familiares que quedaron varados en el país, sobre todo de las mujeres. “Creo que no puedo ayudarlas y eso me molesta mucho, pero trato de hablar con ellas y averiguar si siguen con vida. Eso es lo mínimo que puedo hacer”, cuenta Aida Moballegh, afgana en Berlín.
ACNUR estima que hay 2,6 millones de refugiados afganos en el mundo. Entre los principales países receptores están Pakistán, con 1,4 millones de acogidos, e Irán con 780.000. Activistas piden a los gobiernos que no limiten el número de refugiados en sus países y algunas naciones ya han anunciado planes para recibirlos.
Fuente: France24