“Chile lleva largo tiempo sin hacer lo que debe hacer para tener un buen control. Este no es solo un tema de que faltaba la presencia militar; faltaban muchas cosas”, señaló la ministra del Interior, Carola Tohá, desde Colchane, uno de los puntos neurálgicos de la crisis migratoria.
Cuentos de migrantes, en su mayoría familias venezolanas, eluden los controles migratorios cada día, con el objetivo de llegar a Iquique para luego mudarse hacia Santiago.
“Hay que preguntarse por qué en el país el gobierno del presidente Boric se encontró con las aduanas con tan poco equipamiento; por qué se encontró con las policías instaladas en la frontera en unas garitas que se sujetan en pie con unos palitos que amarran; por qué nos encontramos con un Servicio de Migrantes recién constituido con una lista de espera de miles de miles de miles de personas”, apuntó la secretaria de Estado.
La medida del gobierno austral, que estará vigente por 90 días, se aplicará en las zonas críticas de la frontera norte en las regiones de Arica y Parinacota, Antofagasta y Tarapacá.
Decenas de migrantes han fallecido intentando ingresar a Chile por las rutas clandestinas, una zona inclemente que alcanza altas temperaturas en el día y por las noches baja de los cero grados.
Chile sigue siendo uno de los destinos más atractivos para migrar dentro de América Latina, gracias a su estabilidad política y económica, lo que lo convierte en una de las rutas de ingreso irregular más concurridas del continente.
A pesar de que la mayoría de los migrantes son venezolanos, en las últimas semanas se ha reportado la llegada irregular de colombianos y salvadoreños.
Chile contabiliza más de 1.4 millones de migrantes, lo que equivale a 7 % de la población. Los venezolanos constituyen el grupo más numeroso, seguidos de los peruanos, haitianos y colombianos.
Fuente: noti-rse.