Por:Julieth RiañoSeguir10 min
El desarrollo de las vacunas contra el Covid-19 supuso una esperanza en la lucha contra el virus, pero ahora su distribución y aplicación es un desafío en todo el mundo. Pese a que la vacunación avanza por fases, los más vulnerables están al final de las listas de inoculación. La ONU reconoció que 153 países adoptaron estrategias para inyectar las dosis a desplazados, migrantes y refugiados, aunque solo 20 comenzaron el proceso.
En Estados Unidos, los trabajadores migrantes del sur de la Florida esperan que se les permita acceder a las vacunas contra el coronavirus. Laboran en el campo y pronto tendrán que viajar a los estados del norte del país, como Georgia, Tennessee y Nueva Jersey, para recoger una nueva cosecha. Su inminente movilización preocupa a activistas que piden agilizar sus trámites de inoculación para evitar una posible propagación del virus.
Pero que lleguen a recibir la inyección no es tarea fácil. En el estado les solicitan documentos que no tienen para verificar sus datos. “Ellos necesitarían una identificación, muchos no tienen documentos para proporcionar la verificación de domicilio o una licencia de conducir válida. Y así es como hemos visto que esto se ha convertido más en un problema de inmigración que de salud pública”, asegura Mariana Blanco, de la organización Guatemalan-Maya Center.
Ante el panorama, las oenegés piden flexibilizar los requisitos para los inmigrantes que trabajan en el campo que, en gran parte, no tienen permisos de residencia, mientras los extranjeros recuerdan que su labor es esencial para la economía en Estados Unidos. Para María Carolina, una inmigrante que trabaja en Delray Beach, su labor debe ser reconocida. “Ya se sabe que somos los trabajadores esenciales del país. ¿Qué sería del país sin nosotros? El dinero del país es valioso y nuestros puestos de trabajo también”, asegura.
En Florida hay unos 100.000 trabajadores agrícolas y una buena parte son inmigrantes que temen represalias si se presentan a recibir la vacuna.
HRW: Los refugiados sin vacunas en Líbano están “abandonados”
Líbano fue uno de los países que prometió incluir a los refugiados en su programa de vacunación, sin embargo, menos del 3 % han sido inmunizados.
Human Rights Watch se mostró preocupada ante las bajas cifras de inoculación, ya que el índice de muertes entre refugiados por el virus es cuatro veces más alto que la media nacional. “La ONG está muy preocupada por el hecho de que los refugiados sirios y palestinos, así como los trabajadores migrantes, se queden atrás en el plan de vacunación, que hasta ahora ha sido lento, opaco y carece de transparencia, y que también ha estado plagado de acusaciones de injerencia política”, denunció Aya Majzoub, investigadora sobre Líbano de HRW.
La falta de dosis, la desinformación y el miedo a ser deportados, son algunas de las causas de los bajos niveles de inoculación entre los extranjeros, que constituyen el 30 % de la población en el país.
Para garantizar una distribución equitativa de la vacuna en el mundo, la OMS pide garantizar el acceso a los grupos vulnerables, en especial a aquellos que viven en condiciones que no les permiten el distanciamiento ni un saneamiento adecuado para evitar el virus.
Fuente: France24