El gobierno italiano decretó la semana pasada el estado de urgencia en todo su territorio para frenar la llegada de migrantes. La medida le permitirá usar fondos adicionales para restringir esos arribos. Diversas organizaciones de derechos humanos critican la medida por considerarla demagógica e intimidatoria. RFI habló con Alba Ospina, consultora legal para solicitantes de asilo y refugiados de ARCI, Asociación Italiana de Promoción Social.
RFI: El gobierno italiano decretó en días pasados el estado de emergencia para controlar lo que califica de invasión de migrantes en Italia. Esto le permitirá acceder a cinco millones de euros adicionales para ayudar a esos migrantes. ¿Cómo define la situación que se vive ahora en Italia con la importante llegada de migrantes en lo que va del año?
Alba Ospina: El estado de emergencia que actualmente el Gobierno italiano ha puesto en marcha para contrarrestar de manera totalmente ineficaz el flujo migratorio de personas que está llegando, diciendo que se ha triplicado respecto al año precedente, es absolutamente una falacia.
El mayor flujo de extranjeros que tuvo Italia, que han llegado a través de la ruta del Mediterráneo central, tuvo su pico más alto en el 2015, con más de 180.000 personas extranjeras. No es comparable al estado actual.
Hablar de estado de emergencia es simplemente una instrumentalización política que hace el gobierno para poder acceder a fondos para facilitar lo que ellos quisieran, que sobre todo la deportación de estas personas que potencialmente podrían pedir asilo en Italia e intentar enviarlas a su país de origen de manera inmediata.
RFI: ¿El gobierno está promoviendo una imagen de invasión? El ministro de la Agricultura, Francesco Lollobrigida, miembro del partido Fratelli Italia, un partido de extrema derecha, declaró en días pasados: “No podemos resignarnos a la idea de ver sustitución étnica que dice: cómo los italianos tienen cada vez menos hijos, reemplacémoslos por otros”. Esta declaración ha causado bastante polémica. El propio Lollobrigida ha dicho que ha sido “mal comprendida”. La población italiana, no obstante, pareciera que recibe cada vez con mayor dificultad el número de migrantes que llegan a su país.
Alba Ospina: La cuestión es que hay una enorme presión de las organizaciones de trabajo, sobre todo en agricultura, para obtener mano de obra para trabajar en Italia. ¿Qué pasa? El gobierno es muy cercano a este tipo de teoría, pero por otro lado está en una ambivalencia en la cual tiene que justificar la apertura de estas cuotas a través del Decreto Flushing, el decreto de flujos.
Obviamente lo hace retomando una idea identitaria. Es falsa la idea de la raza italiana: hemos sido poblados a lo largo de su historia por diferentes pueblos de todo el mundo. El gobierno utiliza esto como una especie de excusa para justificarse diciendo esta no es la salida, es la demografía.
Las ayudas que el gobierno italiano ofrece a la natalidad son absolutamente escasas. Es decir, es excesivamente difícil poder compaginar tanto la vida laboral como la vida familiar en este país. Entonces, no invierten en este tipo de medidas que sí serían excesivamente costosas, pero siguen desviando la atención siempre a través de un discurso identitario.
RFI: Vamos hacia un futuro con éxodos más frecuentes. ¿Cuál puede ser el papel que juegue la Unión Europea? Porque ahora nos enfocamos en Italia, pero es evidente que la Unión Europea la mayoría, también voltean hacia otro lado a la hora de mostrar solidaridad con países como Italia, que son los que reciben el mayor número de migrantes.
Alba Ospina: La Unión Europea debería dejar de crear políticas ambivalentes con la inmigración. Desde mi punto de vista, Europa necesita de manera utilitaria la inmigración. Por ejemplo, Alemania, para mantener su fuerza de trabajo y su sistema de pensiones hasta el 2050, necesitaría casi la llegada de 400.000 personas extranjeras al año para mantener el nivel de producción actual de manera constante.
Entonces hay una visión instrumental, pero hay un rechazo cultural y social de algunas partes de la población porque esto no es generalizado. Entonces, si dejaran de tener políticas ambivalentes y se creara una política que funcionara a medio plazo, que pueda favorecer canales legales de migración hacia las personas que desean migrar por motivos de estudio, por motivos de trabajo, por motivos de guerra, por cualquier tipo de motivación.
En Senegal, los que tienen por ejemplo derecho a la unión familiar están esperando desde hace un año obtener una cita delante del consulado italiano para poder venir en Italia legalmente hablando. Es decir, hay que favorecer que las instituciones, tanto los consulados en los países de origen como las políticas internas, puedan generar vías realmente seguras para que las personas puedan migrar y viceversa. Que los europeos también están migrando en todas partes del planeta.
Fuente: rfi.fr